La icónica firma italiana Prada concretó la compra total de Versace tras alcanzar un acuerdo definitivo con Capri Holdings, el grupo estadounidense que había adquirido la marca en 2018.
La operación fue valuada en 1.250 millones de euros (alrededor de 1.380 millones de dólares), y representa el movimiento más ambicioso en los 112 años de historia de Prada. Con esta adquisición, se configura un nuevo gigante del lujo italiano con ingresos combinados por más de 6.000 millones de euros, capaz de plantarse frente a titanes como LVMH y Kering.
Patrizio Bertelli, CEO de Prada y esposo de Miuccia Prada, celebró la incorporación de Versace destacando la afinidad entre ambas casas por la “creatividad, la artesanía y el legado”. El acuerdo llega en un contexto desafiante para el sector del lujo, marcado por crisis económicas globales y aumentos arancelarios por parte de Estados Unidos, lo que forzó a Capri Holdings a aceptar una rebaja respecto al precio original de compra de Versace hace seis años, cuando pagó 2.100 millones de dólares.
Aunque esta fusión refuerza la presencia italiana en el mundo de la moda, las cifras aún están lejos de igualar a los conglomerados franceses. LVMH, por ejemplo, facturó casi 93.000 millones de dólares en 2024, mientras que Kering alcanzó los 18.000 millones.
A pesar de la diferencia de escala, el nuevo bloque Prada-Versace promete devolverle brillo a la marca fundada por Gianni Versace en 1978, especialmente tras varios años de caídas en ventas y menor presencia en la escena global.
Uno de los indicios de esta adquisición fue la incorporación en marzo de Dario Vitale como nuevo director creativo de Versace, tras su paso por Miu Miu, la marca joven del universo Prada. Vitale reemplazó a Donatella Versace, quien había tomado las riendas creativas de la firma tras el trágico asesinato de su hermano. En su paso por Miu Miu, Vitale logró cifras récord, y se espera que traslade esa impronta a Versace, que en 2024 sufrió una baja del 6,3% en su volumen de negocios.
A pesar de sus estilos opuestos —el barroquismo exuberante de Versace frente al minimalismo elegante de Prada—, los analistas ven esta unión como una oportunidad estratégica. Según el asesor de diseño Antonio Bandini Conti, “Prada será capaz de resucitar una marca que estaba muriendo y darle una nueva vida, una nueva luz”.
La operación será completada durante el segundo semestre de 2025, y promete reconfigurar el mapa del lujo mundial con acento italiano.
