Por Carlos Souto (*)
Los argentinos, como siempre, fuimos unos adelantados y ya dimos vuelta como una media la estructura del poder político del país antes de las navidades de 2023. Sin embargo, será en este 2024, cuando de los 8.100 millones de personas que hay en el mundo, 3.700 millones vayan a votar en decenas de elecciones cruciales.
Y lo más lindo será mirar muy atentamente quienes son estas personas y en qué países viven. Votan sociedades muy distintas en todos los continentes, es cierto, algunas elecciones de las que contaré como válidas estarán amañadas, también.
Sin embargo, votará el 45% de la población mundial adulta. Hay que comprar muchas palomitas de maíz este año para verlo a Trump y su centralidad en Estados Unidos, pugnando por ser el presidente número 60. La lucha promete ser encarnizada y podría cambiar en forma abrupta el proceder político de un imperio sacudido por los mismos males que Europa, pero más.
En el sur de Norteamérica vamos a ver cómo le queda la obra a López Obrador, quien seguramente retendrá el poder con un partido ganador, aunque con una delegada, Claudia Sheinbaum, algo impredecible y mucho menos popular que él. Y ojo con el aumento de volumen de la economía mexicana en las próximas dos décadas, hay más de 400 empresas entre medianas y enormes en una lista de espera para invertir allá.
Brasil tiene municipales en 2024, y son determinantes para Lula, que viene herido en el ala. Y Brasil es otro gigante. Además, se suman elecciones presidenciales en el resto de América, como en Panamá, República Dominicana, Uruguay, El Salvador y Venezuela. Escalera real.
Dejando América, durante 2024 podemos mirar a Asia, empezando por India, que enfrenta unas elecciones monumentales. Aparentemente, la oposición en coalición no puede con Modi que va por la tercera, como Lionel.
India es un jugador manso a nivel geopolítico, pero guarda un armamento humano impresionante, son 1.400 millones, (el país más poblado del planeta) y son inteligentes. También tendrá elecciones legislativas su turbulento vecino, Pakistán, donde 240 millones de personas pueden votar.
Cambiando de continente, en 2024 también vota Sudáfrica, que hoy es un tembladeral político, y donde pueden pasar muchas cosas que alteren el panorama. África vive hoy mismo una serie de conatos de explosión social, violencia religiosa, rebeldes golpistas y otras regularidades africanas en países que, desde febrero, elegirán un nuevo presidente (o el mismo, claro) en 2024, a saber: Senegal, Namibia, Mozambique, Mauritania, Ghana y Botswana. Es mucha gente y tanto su futuro político como su destino social tienen la certeza de dos dados en el aire.
Pobre África, la África pobre, porque sufre hoy en día problemas adicionales atribuibles a dos motivos claros, primero: fallidas políticas colonialistas de países europeos; segundo, indiscutiblemente: Francia.
Y ahí nos cae la cereza del postre, porque justamente este año se vota también en toda Europa: 450 millones de europeos de todos los tipos reconfigurarán la cabeza de ese mega monstruo que supieron conseguir y que (mal que le pese a muchos) tiene una influencia geopolítica superlativa. Y allí también hay una cocina ardiendo y se vislumbra un despelote importante atento al desempeño de algunos aspirantes sorpresa que asoman.
Europa se juega mucho en esta elección, entre el 6 y el 9 de junio se define la continuidad de los valores socialdemócratas de la actual Comisión Europea. En general, se espera un crecimiento de las derechas ante problemas económicos, migratorios y otras regularidades europeas.
Se va confirmando que el año 2024 cambiará las próximas dos décadas de la humanidad, y más allá.
No es ninguna primicia, porque ya empezó a anotarse puntos en Taiwán el 13 de enero, donde ganó la opción que China considera un peligro por ser independentista.
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Estos son solamente los platos principales. Claro que vienen acompañados de guarniciones variadas. Alemania, Austria, Bélgica se juegan mucho en 2024, y con la misma agenda. Las encuestas dicen que, por ejemplo, en Austria, en septiembre, la extrema derecha superará a los dos grandes partidos tradicionales por primera vez en la historia.
Y Zelenski acaba su mandato como presidente de Ucrania en el mes de marzo. Algunos anteponen a la celebración de nuevas elecciones la ley marcial, mientras otros abogan por celebrarlas. Qui lo sa.
En Rusia se renovará el mandato de Putin la primera semana de marzo. Tras Stalin, Putin es ya el mandatario ruso con más años en el poder. En fin, que no nos engañen con eso de que el 2020 fue el año que cambió al mundo, ese fue el año en que el mundo enfermó, en 2021 padeció, en 2022 y 2023 convaleció y que en este 2024 se decide si quiere curarse de la polarización extrema o si la profundiza.
Será el año 2024 el que cambiará el mundo. Porque cambiará el mapa de tensiones del poder mundial. Y eso, para bien o para mal, quiere decir que cambiará la vida de la gente.
(*) Carlos Souto es un reconocido consultor político surgido en la Argentina. De origen español, es considerado uno de los principales referentes de la comunicación política en Latinoamérica, y se ha consolidado en la última década también en el mercado de Oriente Próximo.