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Así llegamos los argentinos al cuarto oscuro
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Así llegamos los argentinos al cuarto oscuro

Por Gonzalo de Janin y Pedro Antenucci (*)

Llegó la hora. Este domingo, los argentinos empezamos a decidir el futuro del país. En medio de una crisis económica, social y de representatividad de las más profundas en 40 años de democracia. Sólo 3 de cada 10 argentinos creen en los partidos políticos y en los políticos.

Hace más de un año que estudiamos sistemáticamente la valoración y el comportamiento de la opinión pública frente a las instituciones y la política a nivel nacional. Venimos observando un crecimiento sostenido del desinterés y la bronca con el sistema político. Las noticias sobre política son cada vez menos elegidas, buscadas y leídas por los lectores. Las reproducciones orgánicas de candidatos en las redes son cada vez menores. El rechazo a responder encuestas electorales crece. Los programas dedicados a temas políticos sufren pérdidas de audiencia. La confianza de los ciudadanos en las instituciones tradicionales y representativas es cada vez menor.

Atrapados por la grieta: historia del desencuentro nacional

En este contexto, el domingo 13 de agosto se realizan las PASO de orden nacional (y también en algunos distritos) en las que se definirá, entre otras cosas, el candidato a presidente de cada una de las fuerzas políticas.

Pero más allá de los nombres propios, ¿qué vamos a elegir los argentinos? ¿Cuáles son las diferencias entre los votantes de cada espacio? ¿Con qué mandato llegarán los candidatos al cuarto oscuro?

Desde Mucho en Común llevamos a cabo un seguimiento sistemático de la opinión pública nacional para responder a estos interrogantes y podemos concluir, en todos nuestros relevamientos, que la mayoría de los argentinos considera que la Argentina se encuentra dividida o muy dividida.

De hecho, en términos comparativos, la Argentina se ubica entre los países con mayor percepción de división entre quienes apoyan a distintos partidos políticos, pero debajo de la media en otros ejes como divisiones étnicas, religiosas o raciales.

Sin embargo, también notamos que en países con niveles similares de división, las diferencias entre quienes apoyan a distintos partidos políticos suelen sintetizar visiones divergentes sobre temas o preocupaciones de la sociedad como ocurre en Estados Unidos, donde hay marcadas diferencias entre republicanos y demócratas en materias como políticas de portación de armas, derechos raciales, cuestiones migratorias, de seguridad social y en temas ambientales.

El gráfico a continuación presenta el nivel de acuerdo o desacuerdo de los votantes de cada una de las principales alianzas con una serie de afirmaciones que ilustran diversas áreas de políticas públicas. Los puntos reflejan el nivel promedio de acuerdo o desacuerdo de los votantes de cada fuerza con la afirmación presentada mientras que las barras reflejan el grado de dispersión de los mismos[1].

[1] Fecha de relevamiento: del 15-6-2023 al 30-6-2023. Universo: Población residente en Argentina con 16 años o más. Tipo de investigación: Cuantitativa. Encuestas por mail. Casos: 1834 ponderados según lugar de residencia, sexo, edad, nivel educativo y nivel socioeconómico, con un margen de error de +/-2,3%, para un nivel de confianza del 95%.

Contrariamente a lo que ocurre en otros países con marcadas diferencias políticas, en la Argentina no observamos contrastes tajantes entre los simpatizantes de cada una de las fuerzas políticas salvo en temas específicos como la regulación del Estado a las empresas y la gestión de los servicios públicos.

La naturaleza de la división y del conflicto en Argentina es de orden político más no ideológica. Si bien la intensidad emocional de nuestras diferencias es alta, no observamos un correlato en términos de diferencias sustantivas en las creencias y valores políticos de los argentinos.

La dinámica de la fragmentación en la Argentina no se corresponde con una división ideológica de fondo, por lo tanto, las diferencias de mandatos que puedan tener los candidatos de cada una de las fuerzas políticas son mucho menores.

Ahora bien, también observamos una fuerte demanda de cambio. En este punto las opciones aparecen con claridad, el eje status quo o cambio puede explicar el resultado electoral que veremos reflejado el domingo 13 de agosto por la noche.

Así llegamos al cuarto oscuro. En este escenario decidiremos a pocos meses de cumplir 40 años del retorno a la democracia.

(*) Gonzalo de Janin y Pedro Antenucci son analistas políticos e integran la consultora “Mucho en Común”

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