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Cómo fue la Reconquista de Buenos Aires: la primera hazaña patriótica que marcó el camino de la Independencia argentina
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Cómo fue la Reconquista de Buenos Aires: la primera hazaña patriótica que marcó el camino de la Independencia argentina

Por Christian Trotta (*)

Este lunes 12 de agosto se cumplen 218 años de la Reconquista de Buenos Aires. Por si algún lector lo desconoce, Buenos Aires fue invadida dos veces por la Corona Británica en épocas coloniales: en 1806 y en 1807. Durante aquella primera invasión, los soldados británicos ocuparon la Ciudad y la conquistaron. Efectivamente, fuimos parte de la Corona Británica durante 46 días, y su pabellón flameó en los mástiles de nuestro fuerte.

Muchos habitantes porteños veían con buenos ojos la invasión, porque creían que con esta irrupción podrían estar más cerca de sacarse de encima el yugo español. Otros, en cambio, no querían saber nada.

La realidad es que para 1806 Buenos Aires contaba con una población de aproximadamente 40.000 habitantes, y la gran mayoría de ellos no quería al invasor. Pero algunos historiadores señalan que los sectores acomodados de la ciudad festejaron su llegada, e incluso los invitaban a fiestas y tertulias en su honor.

Circula actualmente un famoso escrito de Mariquita Sánchez De Thompson que los describe con algo más que admiración: «El regimiento escocés 71, mandado por el general Dennis Pack, las más lindas tropas que se podían ver: el uniforme más poético, botines de cintas punzó cruzadas, una parte de la pierna desnuda, una pollerita corta, una gorra de una tercia de alto, toda hecha de plumas negras, y una cinta escocesa que formaba el cintillo; un chal escocés, como banda, sobre una casaquita corta punzó. Este lindo uniforme sobre la más bella juventud, sobre caras de nieve, la limpieza de estas tropas admirables…”.

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Pero dejemos de lado las pomposas palabras de Mariquita para laurear al Regimiento 71 y pasemos al hecho.

Los ingleses desembarcaron en las costas de lo que hoy es Quilmes el 25 de junio de 1806, y luego de recorrer varios kilómetros a pie -y enfrentarse con alguna que otra patrulla de milicias-, Beresford y los suyos llegaron al puente de Barracas para poder cruzarlo. Y allí tuvieron su primer gran escollo.

El virrey había mandado a prender fuego el puente de Gálvez para que el invasor no pudiera cruzar. En tierras de Barracas al Norte (vale recordar que Barracas al Sur era lo que hoy es Avellaneda) se produjo una de las primeras resistencias fuertes para no dejar avanzar al invasor. Pero lograron pasar de todos modos.

Marcharon por la Calle Larga de Barracas (hoy Avenida Montes de Oca) y emprendieron camino hacia el Fuerte de Buenos Aires. La Ciudad ya no tenía mucho por hacer.

El virrey Sobremonte huyó hacia Córdoba para resguardar el Tesoro del virreinato. El 28 de junio recibió una nota de Beresford y Popham en la que lo invitaban a volver a la ciudad para no que no tuviera “un largo y fatigoso viaje”. Y así llegaron hasta el Fuerte (donde está la actual Casa Rosada) para tomar posesión de él durante los ya mencionados 46 días.

Rápidamente comenzaron a juntarse grupos que querían echar al invasor. Y es en ese momento cuando comienza a resaltar la figura de Santiago de Liniers. Un francés al servicio de España que vivía en Buenos Aires, pero que no veía con buenos ojos pertenecer a la Corona Británica.

A Liniers se le sumaron varios grupos, entre ellos, muchos comerciantes, ciudadanos españoles, criollos, productores, clérigos y militares, quienes se verían perjudicados por las nuevas autoridades. Podemos nombrar a personajes como Álzaga (comerciante) y a Pueyrredón (militar y político).

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Pero una figura importante que también combatió en aquella Reconquista de Buenos Aires fue un joven salteño llamado Martín Miguel de Güemes. Su figura en las invasiones inglesas es recordada por tomar un barco inglés, el Justine, con sus hombres montando a caballo. La nave había quedado encallada en las costas bonaerenses, y él lideró esa hazaña de la que no hay otros antecedentes en la historia militar.

En ese momento, se manejaban tres proyectos para la recuperación de Buenos Aires. El primero era el que comandaba Sobremonte, con tropas provenientes desde Córdoba. El segundo, por parte de Montevideo, al mando de Ruiz Huidobro. Y el tercero, con una insurrección de la propia Ciudad.

Carlos Roberts, historiador de referencia en lo que concierne a las Invasiones Inglesas, en su libro “Las Invasiones Inglesas”, nos cuenta: “Respecto a la primera, tan disgustada la gente con los anteriores procederes del virrey, que se resolvió prescindir de ella (N.de.E: se refiere a su expedición desde Córdoba). En cuanto a la segunda también pensaron prescindir de ella al principio, pero luego se resolvió combinar esa expedición con los trabajos en la ciudad, con el éxito que se verá”.

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Liniers se trasladó entonces a Montevideo a pedir ayuda a Ruíz Huidobro, gobernador en la Banda Oriental, para poder reconquistar Buenos Aires. Logró juntar gran cantidad de gente allí, y para los primeros días de agosto estaba listo para cruzar a tierras bonaerenses: desembarcó en Las Conchas, donde se juntó con los voluntarios de Pueyrredón.

Demorados algunos días por intensas lluvias, las tropas reunidas por Liniers se encaminaron hacia Buenos Aires, y finalmente arrinconaron a los ingleses en el Fuerte. Y Beresford, comprendiendo que ya no se podía frenar la ofensiva de Liniers, decidió capitular.

Roberts, en el libro ya referido, lo cuenta de la siguiente manera: “Se ve que Beresford, antes de empezar el combate, daba la reconquista como un hecho inevitable, como ya había anticipado a su gobierno, en el caso de no llegarle refuerzos. Viendo Beresford que su posición en la Recova se hacía insostenible por estar dominada ya por todas las casas en ambas plazas, y que el enemigo no lo atacaba como deseaba, decidió parlamentar. Mandó a izar bandera de parlamento”. Era el 12 de agosto de 1806.

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Beresford entabló entonces conversación con Liniers y pactaron la entrega del Fuerte, haciendo salir a las tropas con los honores de la guerra para entregar las armas en el Cabildo. Allí mismo se hizo la cesión de las armas que inspiró el famoso cuadro de la entrega de las Banderas.

Los efectos de la Reconquista de Buenos Aires se hicieron sentir de inmediato. El 14 de agosto se llamó a Cabildo Abierto para asegurar la victoria obtenida y el pueblo, quien invade el recinto, solicitando que se delegue el mando a Santiago de Liniers.

Otra consecuencia importante de esta Reconquista es que los voluntarios de dicha gesta comenzaron a organizarse en cuerpos militares. Lo cuentan Floria y García Belsunce en su libro “Historia de los Argentinos”: “Así nacieron los escuadrones de Húsares, los Patricios y sucesivamente una multitud de batallones uniformados y armados conjuntamente por el pueblo y las autoridades”. Con esto quedó conformado un nuevo grupo de poder dentro de la sociedad porteña: el grupo militar, en donde los criollos tenían mayor preponderancia.

Desde luego, los ingleses no iban a claudicar en su intento de dominar las costas del Río de la Plata. En 1807, al mando de John Whitelocke, se produjo la Segunda Invasión a Buenos Aires, esta vez con más soldados y armamento. Pero esa es otra historia y merece un próximo capítulo.

(*) Profesor de Historia y autor del podcast historiográfico y educativo “Demoliendo fuentes”

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