Por Manuel Zunino (*)
Discursos como este son importantes: definen a un gobierno, generan reacciones en los actores políticos y activan emociones en el público. Si bien no necesita centralidad porque hace meses es la persona más mencionada en la escena nacional, tiene la oportunidad de encontrarse cara a cara con los que eligió agredir de manera recurrente.
Milei sigue firme en su relato y la apertura de sesiones es el teatro perfecto para continuar con la lógica confrontativa. Probablemente considera que si abre el diálogo se vuelve parte de “la casta” y eso lo debilitaría aún más que la pelea permanente y con todos.
Pero, la pregunta que flota en el aire es si se trata de una estrategia o es la puesta en escena de su personalidad al rojo vivo. La estrategia se monta siempre sobre la personalidad o al menos eso es lo más conveniente. Además, su mirada de economista lo lleva a querer demostrar confianza y actitud.
Podemos pensar que es un error táctico pelearse con gobernadores que tienen en sus territorios un promedio de valoración positiva cercano al 60% mientras el Presidente se ubica en 46%. O que en realidad no espera transitar su gobierno con altos niveles de popularidad sino con un apoyo menor pero intenso, y eso es lo que está buscando perfilar.
Su base social ya no es lo mismo que su base electoral. Estamos empezando a ver un efecto de rotación en el núcleo de apoyo a Milei: tiene mayor valoración de su gestión entre votantes de Juntos por el Cambio de la primera vuelta que entre sus propios electores.
El exceso de confianza que a veces sobreactúa le resulta positivo y útil en el corto plazo, pero en un tiempo razonable deberá mostrar resultados porque la misma actitud podría ser vista como pura soberbia y desconexión de la realidad.
Es un riesgo que enfrenta en un contexto económico muy complejo. La sociedad viene aguantando y no sabe bien ni para qué ni hasta cuándo. Según nuestros estudios, hoy solamente uno de cada tres se siente optimista con el futuro cercano y la misma proporción considera que el rumbo de la economía es correcto. En el último mes cayó significativamente el optimismo y creció la incertidumbre.
El 90% afirma que tuvo que reducir sus gastos. Aunque una parte cree que debe hacerlo y está dispuesta a bancar un tiempo más (según la consultora Taquión el 46% tiene al menos seis meses de paciencia).
La clase media empezó a sentir el impacto fuerte en febrero y adoptó distintas estrategias para hacer frente a las dificultades: recortar en esparcimiento, bajar el consumo de bienes esenciales (limpieza, higiene personal y productos para mascotas fueron de los rubros más afectados), y reducir la compra de alimentos o pasar a segundas/terceras marcas. En algunos casos el ajuste hizo que se desprendieran de ahorros o comenzaran a endeudarse.
Esta situación redunda en una caída de las ventas en comercios (28,5% promedio) y un parate de la producción industrial que supera el 10% comparado con noviembre del 2023. La actividad productiva que ya venía con problemas pasó del 65% al 55% según informes del sector PyME.
El combo prende una alarma: en esta rueda recesiva de inflación alta y salarios pisados, disminución del consumo, caída en la producción y las ventas, aparece un fantasma que hasta el momento estaba en segundo plano en las encuestas (superado por la inflación y los ingresos): el desempleo.
En resumen, estamos observando cuatro tendencias en la opinión pública: primero, un crecimiento de la incertidumbre sobre el futuro cercano; segundo, una baja en la imagen del Presidente acompañada de una cierta intensidad en sus apoyos; tercero, una rotación de su base social hacia votantes de Juntos por el Cambio; cuarto, el crecimiento del desempleo entre las principales preocupaciones.
Milei todavía juega con el pasado y la idea de la herencia recibida, eso le da resultado y tiempo. A esta altura sería demasiado naif decir que el 1°de marzo es su oportunidad para reducir los niveles de incertidumbre, contarle a las familias argentinas -en el prime time- hacia dónde vamos, cuáles son los plazos y metas de este gobierno. Más bien, la incógnita es a quién apuntará esta vez el Presidente, porque todavía le quedan algunas figuras con quienes pelearse.
(*) Sociólogo y director asociado de Proyección Consultores