«Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender», nos alertaba Alvin Toffler. Y es cierto: el gran desafío tal vez no sea solo entender la realidad, ni el proceso que estamos atravesando, sino justamente prepararnos para el futuro. Delinear cuál es la actitud que debemos adoptar y cuáles son las herramientas, habilidades y competencias que tenemos que incorporar.
Yuval Noah Harari advierte sobre la desaparición de lo que se denomina un trabajo y una profesión para toda la vida. Muchos de nosotros iniciamos nuestras trayectorias laborales proyectando un largo camino en la misma tarea e incluso en la misma empresa. El mensaje crucial es el siguiente: todos tendremos que ir reentrenándonos durante toda la vida y buscar opciones para desarrollar nuestras habilidades, nuestras capacidades y competencias. Todos tendremos múltiples trabajos y múltiples aprendizajes para desarrollarnos en este campo. Trabajaremos muchos más años que los que se pensaba tradicionalmente y difícilmente sea siempre de los mismo y en el mismo lugar.
Y, a partir del cambio exponencial constante que transitamos, tal vez la competencia más importante que tengamos que adquirir sea aprender a aprender, porque, en definitiva, no sabemos qué es lo que vamos a necesitar aprender, pero estamos seguros de que tendremos que aprender mucho. También desaprender: liberarnos de saberes obsoletos que van saturando la capacidad de nuestro «disco rígido» sin generar valor agregado. Debemos convertirnos en aprendices de por vida. Esto implica enfocarse en el aprendizaje continuo, a lo largo de toda nuestra existencia, de las nuevas competencias, habilidades y capacidades demandadas y enfrentar el futuro del trabajo con esa actitud. Los aprendices de por vida prosperan, se inventan y reinventan cada vez que encuentran o crean la oportunidad. El modelo de una trayectoria profesional no es ya aprender-hacer-retirarse, sino aprender-hacer-desaprender-aprender-hacer-descansar-desaprender-aprender, y así indefinidamente.
El profesor Joseph E. Aoun autor del libro Robot-proof, indaga en cómo prepararse para ser a prueba de robots. Su hipótesis se basa en que hay tres nuevas alfabetizaciones que debemos tener: de datos, de tecnología y humana. Quienes no tengan desarrollada la capacidad de interpretar y transformar los datos en información, la información en inteligencia y la inteligencia en acción serán los nuevos analfabetos del siglo XXI, al igual que aquellos que no abracen las nuevas tecnologías que vayan emergiendo. Y, el tercer plano es un aspecto central: la capacidad de conectarse humanamente con otros: inspirar, liderar e influenciar y empatizar. Todos pensábamos que saber leer y escribir ya nos posicionaba como personas alfabetizadas; sin embargo, esto ya se ha convertido en una condición necesaria pero totalmente insuficiente. Lo que tradicionalmente considerábamos como persona alfabetizada o como analfabeto cambió radicalmente.
Se estima que el 50% de los trabajadores a nivel global deberá reciclarse y aprender nuevas habilidades desde ahora hasta el año 2025, a medida que se incremente la adopción de nuevas tecnologías. Es decir que en muy poco tiempo uno de cada dos trabajadores deberá incorporar nuevas habilidades, nuevas competencias, deberá aprender nuevas formas de trabajar. Y es aquí donde cobra sentido el aprendizaje intencional, una capacidad muy importante para incorporar en este momento. Se relaciona con la identificación de cada experiencia como una oportunidad de aprender, con ese deseo encendido de sumar conocimiento que se manifiesta frente a cada situación cotidiana. El aprendizaje intencional no implica hacer un gran esfuerzo, sino transformar cada pequeña situación ‒una conversación, un momento, algo que sucede frente a nuestros ojos‒ en una vivencia que nos deje algo para nuestro desarrollo.
¿Qué habilidades deberíamos tratar de incorporar? El informe The Future of Jobs del Foro Económico Mundial sobre el futuro de los trabajos lista diez que serán clave en los próximos años:
- Pensamiento analítico e innovación.
- Aprendizaje activo y estrategias de aprendizaje.
- Resolución de problemas complejos.
- Pensamiento y análisis crítico.
- Creatividad, originalidad e iniciativa.
- Liderazgo e influencia social.
- Uso, control y monitoreo de tecnología.
- Diseño y programación de tecnología.
- Resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad.
- Razonamiento, resolución de problemas e ideación
Sintetizando, el nuevo mundo laboral nos ofrece una enorme cantidad de oportunidades para capitalizar y, como ha sucedido en cada una de las revoluciones anteriores, serán más los puestos que se creen que los que se destruyan, pero para poder acceder a los mismos será clave que cada uno de nosotros se focalice en desarrollar las capacidades y habilidades necesarias. Y ahí sí, la responsabilidad está de nuestro lado. ¡Es clave, en lugar de victimizarnos, convertirnos en actores protagónicos!
Alejandro Melamed es Doctor en Ciencias Económicas (UBA), speaker internacional y autor de El futuro del trabajo ya llegó, de reciente publicación.