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Cuatro deudas de la inteligencia artificial
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Cuatro deudas de la inteligencia artificial

Por Lalo Zanoni

Las noticias sobre Inteligencia Artificial (IA) generativa, con ChatGPT a la cabeza, brotan en grandes cantidades en los medios y por las redes, todos los días. Por eso resulta imposible, no solo leerlas, sino también comprenderlas y dimensionar el impacto, los efectos y las consecuencias que genera -y sobre todo, va a generar- el actual tsunami de IA en la sociedad.

Una de las características de la IA es que sus consecuencias se derraman en simultáneo sobre varios temas distintos entre sí y que afectan a prácticamente a todas las industrias y sectores.

La pregunta que atraviesa transversalmente el fondo de la cuestión es: ¿cómo viviremos en el futuro cercano? Veamos estos cuatro temas:

Trabajo: se debate con insistencia por el futuro laboral en relación a si el avance de la IA reducirá o acabará con el empleo actual tal cual lo conocemos. Los algoritmos ya tienen la capacidad para realizar a la perfección cada vez más tareas repetitivas que no requieren de una persona sentada en un escritorio, una fábrica o en una cabina de peaje, por ejemplo. También habrá trabajos nuevos que todavía no existen. En este sentido, en las empresas, organizaciones no gubernamentales, sociedades y del trabajo (como la ONU, OIT, etc.) ya se debate y analiza el tema. Los gremios están en alerta.

Regulación: los crecimientos exponenciales de la IA durante el último año son tan impresionantes como peligrosos. Aunque las reglamentaciones corren desde atrás, ya existe un consenso general, tanto político como empresarial, de que estas tecnologías deben ser controladas con leyes. Todos parecen estar de acuerdo pero casi nadie sabe cómo regular la IA en lo concreto y formal. Europa es quien más avanzó en este tema y ya cuenta con un borrador. En marzo, Italia prohibió el uso de ChatGPT. Los objetivos principales que persigue la ley son tres: seguridad (proteger a los ciudadanos, fake news, privacidad, etc.), económicos (regular el negocio para evitar monopolios) y geopolíticos (quien se adueña de la innovación mundial a futuro, si China o EEUU).

Derechos de autor: detrás de la regulación aparece un tema crucial. ¿A quién le pertenece el contenido que las aplicaciones de IA como Wall-E, MidJourney o Stable Diffusion generan cada segundo en todo el mundo? Las imágenes, videos, audios, textos, etc. nacen a partir de otros contenidos que están protegidos por leyes. Pero esos nuevos contenidos quedan en un limbo legal y nadie sabe de quiénes son y por ende, quién los puede usufructuar comercialmente, comprar, vender, etc.

Medio ambiente: desarrollar la IA no solo es caro sino costoso también por su gran impacto ambiental. Un estudio de la Universidad de Massachusetts de 2019 dice que desarrollar y entrenar un modelo de procesamiento del lenguaje natural similar al de ChatGPT consume tanta energía como la emisión de 280 toneladas de CO2 (las mismas emisiones que cinco autos durante toda su vida útil). Reducir el daño deberá ser prioridad para las empresas del sector.

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