Por Gustavo Sylvestre
Los datos demuestran que los jubilados, los trabajadores formales e informales, los niños y niñas, la clase media y hasta los excombatientes de Malvinas son los más afectados por el plan de Javier Milei.
En 2024 Argentina soportó uno de los ajustes más duros y crueles de las últimas décadas. La búsqueda del superávit fiscal, principal objetivo y razón de ser de este Gobierno, se ha llevado puestos a los jubilados (en primer orden), a la obra pública y a las provincias.
En este sentido, de la reducción total del gasto primario del año pasado, el 24% pertenece a jubilaciones y pensiones contributivas. Es decir, los jubilados se han convertido en la principal fuente de ajuste del Gobierno de Milei, a quienes prácticamente les ha congelado el haber, no les ha dado una nueva fórmula jubilatoria y, además, congeló para este año el bono de $70.000.
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La pobreza en este sector aumentó a un 35% y, como si esto de por sí no fuera suficientemente cruel, el PAMI les viene recortando beneficios, llegando al extremo de cortarles la mayoría de los remedios que recibían en forma gratuita (y les hace cumplir con procedimientos burocráticos que han llevado a que la Iglesia denuncie una “eutanasia encubierta”).
Ya nos hemos referido en columnas anteriores a la crueldad que este Gobierno descarga sobre distintos sectores de la población. También los héroes de Malvinas que por una Ley de 2005 les otorgaba la asistencia del PAMI y remedios gratuitos, muchos de ellos con enfermedades y secuelas traumáticas que les dejó la guerra dejaron de recibir los medicamentos, lo que ha originado que presenten un amparo y una denuncia penal ante la Justicia.
Mientras el Gobierno celebra la “economía floreciente” y festeja la timba financiera que viene dejando grandes ganancias a unos pocos, la pobreza y la indigencia se extienden por toda la Argentina, sin que sea tenida en cuenta por el Gobierno, que también “licuó” buena parte del presupuesto destinado a acción social.
Los últimos datos aportados por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA sobre Pobreza, si bien registran una baja del pico de 55% del primer trimestre de este año, tras la brutal devaluación, es mayor al compararlo con el año 2023. Tres millones de nuevos pobres se han sumado, solo este año.
Pero hay que analizar en profundidad los números aportados por la UCA, porque se está condenando a toda una generación al olvido, y a niños y jóvenes a que crezcan en condiciones de inferioridad frente a los sectores más pudientes.
Actualmente, 2 de cada 10 niños viven en pobreza extrema. El 65,5% de los niños y niñas de nuestro país viven en situación de pobreza. Y el 19, 2% de los niños y niñas, viven en situación de indigencia.
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Dicho informe advierte que “se observa un incremento de la pobreza infantil en los estratos medios pero, sobre todo, una mayor concentración de pobreza extrema en los estratos más bajos de la estructura social. Los niños y niñas de hogares con menor capital social son los más sufrientes y afectados por la crisis”.
Además revela que se observa un aumento del subempleo inestable (las famosas “changas”), que alcanza al 23,6% de la población económicamente activa, mientras que sólo el 40% de la fuerza laboral tiene empleo pleno de derechos. Y acota que el 35,5% de los trabajadores en relación de dependencia es pobre.
La profunda recesión que afecta a nuestro país y el impacto que esta tiene sobre un altísimo número de hogares, ha generado que el 29,4% de los mismos hayan tenido que recortar su gasto en remedios; que el 29,9% no pague tasas o impuestos municipales; y que el 27,1% dejara de pagar algún servicio, los cuales se vieron incrementados notablemente desde la asunción de Milei.
Una reciente encuesta de Celag Geopolítica, que dirige el doctor en Economía Alfredo Serrano Mansilla, tras consultar la opinión de 10.700 “no votantes” de Milei, muestra que el mayor reclamo social del momento es aumentar los salarios. Y a la pregunta “¿Milei dominó la inflación?”, el 93% responde que esa desaceleración es producto de la recesión que produjo el propio Gobierno. Algo en lo que coinciden muchos economistas ligados al liberalismo.
Esta muy claro al finalizar su primer año que el ajuste ordenado por Milei no lo está pagando “la casta”. Siempre recae sobre los mismos, golpeando ahora también a la clase media. Solo una élite disfruta de las bondades de la “economía floreciente” declamada por el presidente Milei.
