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El contexto de las PASO
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El contexto de las PASO

Por Sergio Berensztein (*)

La campaña por las elecciones PASO presenta cuatro aspectos a analizar. El primero de ellos es que se da en un contexto de crisis, en un país caracterizado por una situación económica y política muy compleja, con una larga estanflación y una política que fue acumulando fracasos a lo largo de los últimos años. Fracasos que se materializaron tanto en términos económicos como en otros planos. La capacidad de brindar bienes públicos fue reduciéndose en el contexto de la crisis.

Todo eso generó un entorno muy singular de apatía, desinterés, desapego y desafección política, diferentes conceptos que apuntan básicamente a lo mismo. Estamos frente a una situación muy compleja, muy crítica y se nota cierta resignación por parte del sistema político.

En ese plano, no hay ninguna propuesta contundente de mejoras en el funcionamiento de la política. Hay una discusión sobre personas. Pero no hay una discusión sobre reglas, sobre innovación en materia política para no repetir los fracasos que hemos visto hasta ahora. En el fondo, la política argentina se entretiene con una hipótesis demasiado ingenua, y es que es un problema de personas. Hay un problema mucho más de fondo que, lamentablemente, sigue sin ser discutido. En ese contexto se desarrolló la campaña.

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Hay un segundo punto a tener en cuenta: todo venía más o menos con alguna tendencia, pero los hechos de inseguridad de los últimos días tiñeron esta campaña y la discontinuaron; de hecho, hubo un final abrupto y el desarrollo de las campañas terminaron en una especie de silencio absoluto, por cuestiones que enfatizan el fracaso de la política. Ya había una situación de frustración, donde la política era vista como parte del problema y lo que ocurrió en los últimos días, termina de complicar más en escenario.

Entonces aparece un tercer punto. ¿Cómo venía esa tendencia? Con un oficialismo donde había un candidato obviamente dominante (Sergio Massa) y la gran duda era cuánto podía sacar Juan Grabois. Ahí los sondeos indicaban que en principio el oficialismo debería sacar alrededor del 30%, tres o cuatro puntos más o menos. Esto lo pone al peronismo en una situación similar a las malas elecciones: 2009, 2013, 2017, 2021…

La gran pregunta es si eso implica una derrota para el oficialismo en la Provincia de Buenos Aires. Efectivamente, sumando las dos listas de Néstor Grindetti y de Diego Santilli, eso podría ocurrir.

En la elección general, según los sondeos, Juntos por el Cambio está en un umbral de alrededor del 38% (más menos, tres o cuatro puntos). Eso quiere decir que podría haber una distancia relevante. Pero no se sabe si es definitivo o no de cara a las elecciones de octubre. Puede darse que el intervalo sea 42% a 30% o algo por el estilo.

Pero lo importante es entender que había una situación donde al comienzo Patricia Bullrich había partido con cierta ventaja, algo que después se fue acotando y ahora –por estos hechos de inseguridad que se vivieron en los últimos días- probablemente vuelvan esa ventaja relativa. Eso tiene que ver con que la agenda de seguridad se impone por sobre otras cuestiones donde ella no había logrado convencer del todo como, por ejemplo, las definiciones económicas.

El último punto es que estas elecciones tienen la característica de que, dadas las circunstancias económicas tan complejas, se pueden disparar correcciones de mercado, que obviamente van a influir en el desarrollo del proceso electoral verdadero que se abre el lunes de cara a las elecciones de octubre. Así que este es el último punto: las PASO probablemente no sirvan demasiado para resolver las cuestiones de las candidaturas pero sí para disparar procesos en los cuales la economía empieza a tener autonomía relativa, a girar como una rueda loca a partir de resultados determinados.

Y ahí aparecen muchas especulaciones: algunos creen que un buen resultado del Gobierno traería aparejado una caída de bonos y acciones, que se recuperaron mucho cuando creció la hipótesis de que el oficialismo no era competitivo. Por el contrario, otros creen que un triunfo contundente Juntos para el Cambio alentaría esta sensación de que la elección de octubre pueda resolverse en primera vuelta y que eso traería aparejado más optimismo. Pero otros especulan con que un Sergio Massa debilitado tendría menos instrumentos para enfrentar esa crisis y que por eso sería mejor que pierda, pero no por demasiada diferencia. Es increíble, pero estas son las especulaciones que estamos teniendo en estas horas. Créase o no.

(*) Sergio Berensztein es Doctor en Ciencia Política y itular de la consultora Berensztein y Asoc.

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