Por Manuel Zunino (*)
Nos encontramos frente a un escenario de paridad de acuerdo con lo que marcan todos los sondeos electorales. Milei se acercó a Massa en las últimas semanas, gracias a consolidar más del 60% de los votos de Bullrich.
Sin embargo, aún aproximadamente un 10% de los electores están definiendo qué hacer y en las encuestas responden que se encuentran indecisos, podrían votar en blanco o no ir a votar.
Pocas oportunidades y poco tiempo tienen los candidatos para convencerlos. Una de ellas y quizás la más valiosa sea el debate. Allí y durante los días siguientes de campaña hay algunas claves que deberían tener en cuenta para adelantarse en una carrera contrarreloj.
Quien federalice más la conversación puede sacar ventaja. De los nueve millones de votos libres o en disputa (aquellos que no votaron ni a Massa ni a Milei en la primera vuelta) más de seis millones no viven en el AMBA.
Por otra parte, dos de cada tres electores que hoy se muestran indefinidos son mujeres. Nuevamente el voto femenino marcará la diferencia. Massa tiene una oportunidad respecto a su adversario, ya que suele tener mejor receptividad por parte de ese público y a lo largo de la campaña intentó varias veces conectar con ellas. Al contrario, Milei genera mayormente sentimientos negativos y no tuvo una agenda direccionada en ese sentido.
¿Por qué el voto femenino es el principal obstáculo para que Milei gane en primera vuelta?
Si bien la evidencia indica que los debates tienden a reforzar la visión previa de los votantes y generan movimientos electorales marginales que rondan entre el 1,5% y el 3%, en una pelea pareja en la que cada voto ganado es un voto perdido por el adversario, lo que suceda puede ser definitorio.
Ganar el debate es la consecuencia directa de lograr una conexión emocional con el electorado, y ese proceso requiere sacar provecho de varios elementos.
El lenguaje no verbal. Cómo se lo ve y cómo se lo escucha, su expresión corporal, una gestualidad que contagie, la solidez en su argumentación, el tono y el énfasis que le da a las palabras permiten que del otro lado de la pantalla se genere el efecto deseado.
Algunas palabras clave y ciertas temáticas. Hay palabras o ideas fuerza que resuenan y movilizan a los votantes generando atención y una pulsión emocional. Por ejemplo, educación pública, Fondo Monetario Internacional, inflación, desaparecidos, entre otras.
Una encuesta le pone techo a las chances de Milei: un 53,7% no quiere votarlo en el ballotage
El humor, la picardía y la elocuencia. Son además los momentos más recordados y con mayor reacción posterior en las redes sociales, territorio donde continúa la disputa una vez que se apaga la cámara.
Las propuestas son más relevantes que los diagnósticos. Ya es tarde para contar cómo está el país, sobreabundaron los diagnósticos en los últimos meses. Tampoco sirven el miedo o la indignación para marcar la diferencia.
El sentimiento que deben transmitir y el único que puede permitirles ganar algo es la esperanza. El pasado y el presente en este contexto pierden sentido frente a la promesa de un futuro mejor.
(*) Sociólogo y director asociado de la Consultora Proyección