Por Carlos Fara (*)
Atajar un penal puede ser cuestión de suerte. Dos, significa ya se va adquiriendo experiencia. En el Congreso, el Gobierno ha metido pocos goles, pero los disparos más importantes que le hicieron los ha contenido. Como dijimos hace dos meses en esta columna, el oficialismo iba a necesitar Dibus y Carusos. Y la verdad es que han hecho algunas buenas contrataciones para el equipo. Pero, claro, atajar penales significa también que la defensa cometió faltas y recurre a la solución de última instancia.
El presidente ha tomado la decisión de mostrar liderazgo firme –como en su momento Menem- pese a los costos que eso conlleve. En este caso, “cirugía sin anestesia” es evitar que “los degenerados fiscales” atenten contra el equilibrio fiscal. Porque si no hay déficit, o incluso hay superávit, no habrá que tomar deuda ni emitir, bajará la inflación, caerá el riesgo país, se reactivará la economía en año electoral, seremos felices y comeremos perdices. Es decir, Milei prefiere pagar costos sociales ahora para obtener un beneficio futuro, cuando realmente cuenta, que son los votos de 2025.
Por qué Milei necesitará más «Dibus» y «Carusos» para relanzar el Gobierno
El costo de corto plazo es haber perdido la batalla en la opinión pública tanto sobre jubilaciones como sobre universidades, ya que, si la economía remonta y con menor inflación, “todo pasa”, diría el entrañable Don Julio. Si la mayoría está dulce el año que viene, los vetos se dispensarán. Por eso aplica el “si no es todo, es nada” que profesaba Pato en la campaña. No hay lugar para el veto parcial y tampoco para aflojar la billetera, so pena de que haya una catarata de reclamos sectoriales que tiren por la borda la piedra basal: no-hay-plata.
El “gatito mimoso” no puede permitir que se sospeche que le pueden torcer el brazo, porque los tiburones de Wall Street huelen sangre. En los últimos 7 días, el gurú Robin Brooks y el fondo BlackRock advierten que, tarde o temprano, se viene una devaluación porque creen que el esquema de Toto no es sustentable. ¿Predicción o expresión de deseos?
El Javo es un enamorado de sus ecuaciones matemáticas. Como cuando se las mostró a los funcionarios del FMI para explicar por qué él creía que pese al feroz ajuste no iba a haber estallido social. Hasta acá no hubo, pero lo que no sabemos es si fue por sus ecuaciones. Habitualmente la realidad política, social y económica funciona de una manera bastante más compleja que como la pensamos los seres humanos. Y cuando pensamos que “la vimos”, muchas veces caemos en espejismos. Con un Banco Central que sigue comprando dólares -aunque la estacionalidad le jugaba en contra-, un blanqueo que está fluyendo mejor de lo esperado (hay que ver cómo termina la película) y una expansión del crédito, el tándem Milei-Caputo se da por más que satisfecho, y creen que pueden orinar al resto del mundo desde el pullman. Para el primer mandatario la fecha clave es junio próximo, ya que a partir de ahí la economía explotará de crecimiento, según él. ¿Y mientras tanto? Llenarán la agenda con entretenimiento y confrontaciones. Una vez que los bolsillos engorden, todo lo que vemos ahora será una anécdota (Javo dixit).
Un plan de gobierno: entre la motosierra y el abrazo con la casta
Tantas buenas noticias no le estarían cayendo nada bien al calabrés. Los enfant terrible libertarios le ofrecieron al PRO de los Macri una distribución para las listas legislativas del año que viene de 70 a 30 –a favor de LLA- con el pretexto de que “les damos más que la minoría”. Obviamente, el rechazo fue total. Son situaciones que siempre generan resquemores. ¿Llegará el momento en que el león lo necesite realmente al líder amarillo? Por ahora a Mauricio no le queda otra que acompañar 1) para mostrarle que está pese al destrato, 2) porque no puede bajarse de un barco al que quiere subirse, y 3) para no darle a Patricia el argumento de que él no es leal a la causa.
Mientras eso sucede en un rincón del cuadrilátero, “y en este rincón…” –diría el presentador de una velada boxística-, Cristina eterna. Volvió una noche y no sé si la esperábamos. Lo cierto es que, igual que Macri, necesita tomar el comando del partido porque “está torcido y desordenado”. Ella, que aleccionaba a sus acólitos sobre que no eran necesarios los cargos para hacer política, vuelve al timón desde la debilidad. Si ella realmente liderara y ordenara, no necesitaría volver a su denostado PJ.
Pero, además, le es necesario porque 1) ayuda a polarizar la política argentina en blanco y negro, marginando a otros actores con aspiraciones de protagonistas (Massa, Macri), 2) captura la lapicera por las dudas (La Cámpora en estos días se mostró muy agrandada), 3) por las dudas que algunos se distraigan (Kicillof, algunos intendentes), y 4) porque las causas judiciales siguen marchando (así politiza la discusión). Igual, va a traer mucho ruido, sobre todo si ella no sabe “una nueva canción” que le permita a UP traspasar el núcleo duro, y deje paso a una nueva generación que se legitime ante la sociedad (no como su hijo).
El discreto encanto de la casta: Milei y las encrucijadas de una nueva etapa
El gobierno con poco capital de origen está haciendo mucho. Solo con la Ley Bases está poniendo en práctica una enorme agenda desregulatoria, buena parte de la cual tardará en poder evaluarse acerca de beneficios y costos. Esta semana hubo al menos dos cambios significativos. Una es la que afecta al transporte de pasajeros de media y larga distancia. Y la otra fue la baja de aranceles para la importación, que además eliminó ciertos mecanismos de consulta y control. Cayeron en la volteada los caños de acero para la industria petrolera. El que los fabrica en Argentina no debe estar muy contento y es poderoso. ¿Será un guiño a los chinos que también los producen y que parece que ahora no son taaaaaaan malos?
La entente opositora va a seguir tirando al arco hasta que la emboque. Ahora se viene algo de cajón: la modificación de la ley para definir cómo un DNU queda en firme. El mecanismo actual fue pensado por Cristina para gobernar con mano suelta, pero ahora está en la oposición. El Gobierno va a tener que renovarle el control al Dibu porque lo va a seguir necesitando hasta fines del año que viene.
(*) Consultor político, titular de Carlos Fara & Asociados y presidente de la IAPC