Por Daniel Colombo (*)
¿Chequeas tus mensajes cada 10 minutos porque sientes que se te escapa algo interesante? ¿Dices siempre “¡Hey, no me dejen afuera!” en el chat con tus amigos? ¿Activaste las alertas de tu ex, e incluso de gente que ni conoces, como celebridades, para saber si publicaron una nueva foto?
Todo esto genera ansiedad y una sensación de preocupación permanente, que puede ser el indicio de que caíste en las garras del FOMO.
QUÉ ES Y CÓMO LO DEFINEN LOS ESPECIALISTAS
FOMO es un acrónimo que proviene del inglés “Fear of missing out”, el miedo a perderse algo y de no estar absolutamente al día con todo lo nuevo. De hecho, aparece en el Cambridge Dictionary, donde se lo define como “Sentimiento de preocupación por poder perderse eventos o acciones emocionantes que están haciendo otras personas, especialmente debido al uso de las redes sociales”.
Esta denominación fue acuñada por el doctor Dan Herman a finales de la década de los 90, y desde entonces se lo estudia como un fenómeno sociocultural relacionado con el temor y la tendencia a cierta conducta de dependencia.
A su vez, como tiene que ver con novedades y tendencias, también se lo investiga en relación con la psicología del consumidor, puesto que se da cuando surge la sensación de quedar fuera por perderse de algo que, asumes, “hay que saber o experimentar”.
Es una realidad que hoy disponemos, en forma virtual, de infinitas posibilidades de acceso a información y ofertas para elegir. Esto deriva en que ciertas personas piensan que tienen que abarcarlas todas, incluyendo el mandato ficticio de que deben tomar tantas opciones como quisieran; algo que no es factible por los millones de estímulos simultáneos. Al no lograrlo, piensan que están en desventaja. Justo ahí aparece el sentimiento de haberse perdido de algo.
Lo que quizás no se dé cuenta una persona con fomo es que se trata de una cuestión de percepciones y de tener dificultades para elegir y priorizar.
El doctor Herman lo resumió en que “la experiencia de ‘fomo’ se basa en el temor de: ‘¿qué voy a extrañar porque no tengo el tiempo o el dinero necesario, o porque tengo otra barrera de algún tipo? Esto crea una mezcla de angustia y ansiedad, al mismo tiempo”. Y lo grafica como “una experiencia que se siente parecido a la de un niño en una hermosa tienda de dulces de colores, con solo una moneda en el bolsillo. Quiere todo, pero no puede tenerlo todo en ese momento y condición.”
LOS FACTORES QUE DESENCADENAN EL FOMO
Este sentimiento interno es especialmente fuerte en la era digital, donde tenemos acceso constante a noticias y actualizaciones sobre lo que están haciendo otras personas a través de las redes sociales.
Se ha investigado que hay al menos tres detonantes: comparación, compulsión y adicción:
– Comparación: la persona con fomo tiende a vivir una vida mirando a los demás y anhelando conseguir lo que, supuestamente, esa gente muestra o tiene. Esta situación la coloca en desventaja, porque se anhelan modelos que se han preparado sólo para mostrarse en el afuera, lo superficial.
Claro que hay cierto contenido que puede ser útil para crecer, avanzar y desarrollarse. En estos casos, la gente, por lo general, tienen un pensamiento crítico y de autorregulación en su consumo; el fomo se da cuando no existen estos dos factores.
– Compulsión: la imposibilidad a tener límites y frenar, por ejemplo cuando se llevan muchas horas deslizando el dedo en las redes sociales, hace que se pierda noción del tiempo desperdiciado.
También sucede cuando la persona siente que, al meterse en ese mundo, conseguirá algún beneficio aparente; por ejemplo, acceso a lo que no quiere perderse, un sentido de pertenencia frente a sus amigos o seguidores, motivos de conversación, o, simplemente, llenar sus vacíos existenciales.
– Adicción: la pérdida de consciencia de que un comportamiento es recurrente y ha salido de un límite saludable para la persona, deriva en querer más y más.
La lógica de las redes sociales se basa en capturar tu atención la mayor cantidad de tiempo posible: ese es el negocio, junto con la publicidad, disfrazado de instantaneidad, colores, sonidos y el estímulo de lo efímero, que produce una sensación de velocidad en el cerebro.
Así se produce la liberación de la dopamina, la hormona del cerebro asociada al placer, que también regula la motivación y el deseo. Es la que hace que se repitan las conductas en busca de esas sensaciones, tal como sucede con otro tipo de adicciones.
CINCO TIPS PARA SUPERAR EL FOMO, Y UNA NUEVA FORMA DE VERLO
Para evitar el fomo, es importante tener en cuenta que no podemos estar en todas partes y hacerlo todo. En cambio, la idea es que puedas ser selectivo y elegir cuidadosamente en qué inviertes tu tiempo y energía, siguiendo estos cinco consejos:
1) Reconoce que tienes un problema
Si dedicas más de dos horas diarias a estar en tus redes sociales, excepto que sea tu profesión, estás en un inconveniente. Los científicos afirman que pasar más de ese tiempo se puede considerar que tienes una tendencia adictiva y una pérdida de control de límites propios.
La sugerencia es que aprendas a determinar tus prioridades de vida, balancearla con aquellas que son realmente importantes para ti, y que enfoques tu tiempo y energía en esas áreas de mayor valor real.
2) Aprende a decir «no»
No sientas que tienes que decir «sí» a todo lo que se le presenta. Aprender a poner límites ante aquellas cosas que no son importantes o no son una buena inversión de su tiempo, te ayudará a evitar el fomo.
Por ejemplo, no necesitas agregar en tus redes a toda la gente que te pide solicitudes; no tienes que ir a todos los acontecimientos con tus amigos, y no tienes que responder al instante cualquier mensaje que te llega solo por tu extrema afición al celular.
3) Dales valor a los afectos
Por ejemplo, apartar el móvil cuando estás compartiendo momentos con la familia y tus afectos genuinos, te ayudará a tomar consciencia de la vida real. Es decir que puedes aprender a disfrutar del “perderte algo”, tal como invita, en países anglosajones el acrónimo opuesto JOMO (Joy of missing out). Más abajo te invitaré a ir más profundo aún.
Algunas ideas en este punto: conversa sobre lo que te pasa, y pide ayuda profesional si sientes que estás cayendo en dependencia de las redes y de tu ansiedad por no perderte nada.
4) La pregunta de coaching que puedes hacerte
Una pregunta que puedes formularte cada vez que sientas ansiedad y angustia sólo por pensar que te puedes perder de algo que podría ser interesante es: “¿Esto que estoy por hacer, me acerca o me aleja de mis objetivos de vida?”
Tener objetivos y metas claras, y un plan paso a paso para alcanzarlas, hará que destines un tiempo apropiado para cada cosa, y así lograrás que tu energía esté más balanceada, controlando tus impulsos.
5) Limitar tu acceso a las redes sociales y a la tecnología en general
La absoluta disponibilidad actual hace que la tentación esté siempre en tus manos. Puedes utilizar limitadores de tiempo en las aplicaciones, y organizar una rutina que considere espacios para conectarte, y otros donde te enfocarás en tus tareas más productivas, como pueden ser estudiar, trabajar o investigar sobre un tema para utilizarlo en algo que consideres que es útil para ti.
EL OTRO FOMO POSIBLE
Como una yapa, aquí tienes otra versión del acrónimo FOMO que he creado, y que tal vez quieras practicar en tu vida:
Foco: trabaja en mantener el enfoque en cada aspecto relevante, que sea nutritivo. Si quieres distraerte y evadirte, juega con tu mascota, conversa con amistades, haz deporte, escucha música, lee, practica un hobby, aprende algo nuevo. El foco te dará constancia y disciplina en aspectos que agreguen valor a tu vida.
Opciones: evita las frases engañosas como “no tuve opción”, “es una tentación”, “mis colegas lo están haciendo” o “para algo están las redes sociales”, porque le estás entregando el poder de tu decisión a algo externo. Evalúa cuáles son las opciones más convenientes cuando sientas la tentación de caer en la trampa que derivará en el sentimiento de fomo.
Motivación: una definición sencilla es que motivación es tener motivos. Busca cuáles son motivos que te eleven, entusiasmen, den alegría y llenen tu vida de significado. Básicamente hay dos tipos de motivación:
• Extrínseca: que viene de afuera, es el caso del fomo y su dependencia de esos estímulos exteriores.
• Intrínseca: la que autogeneras, es interna, y es un aspecto específico para desarrollar con tu inteligencia emocional, según la define el psicólogo norteamericano Daniel Goleman. No necesitas de lo de afuera para motivarte siempre.
Oportunidades: asume el fomo como la ocasión para conocerte mejor. Piensa y responde honestamente: ¿Qué estoy queriendo evadir? ¿Hay algo de insatisfacción en mi vida? ¿Cuándo fue que empecé a entregar mi poder de elección, a lo externo? ¿Qué gano y qué pierdo si desperdicio mi tiempo?
También puedes explorar lo que te gusta, indagar en aquello que te despierta curiosidad, aprovechar para ayudar en casa y en el trabajo, dar servicio sumándote a alguna organización sin fines de lucro, meditar diariamente y trabajar en tu desarrollo personal. Estos son algunos ejemplos de aspectos que te ayudarán a ir superando esas sensaciones de angustia y ansiedad mezcladas.
Más allá de todo lo comentado, elige lo que te haga darle sentido a tu vida. Ten por seguro de que te vas a enterar de todo lo que necesites, sin necesidad de tener la sensación de que te estás perdiendo de algo.
(*) Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado, Miembro y Mentor en Maxwell Leadership, el equipo de John Maxwell.
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