En diciembre del año pasado coincidí en Guadalajara con Yoani Sánchez, que es filóloga y periodista cubana. Es una persona de una gran tenacidad y que hace un gran trabajo en defensa de la libertad. Es directora del diario “14yMedio”. Siempre creo que hay que seguir con atención lo que pasa en Cuba porque al ser una dictadura tan antigua, a veces se pierde el foco de los desastres que allí suceden.
Se está viviendo un momento donde el régimen está cada vez más duro y es enorme la cantidad de personas que huyeron en los últimos tiempos. Yoani me contó acerca de un endurecimiento del código penal. “El nuevo modelo penal cubano entró en vigencia en diciembre de 2022 y desde que se anunció, generó una honda preocupación especialmente porque se trata de una normativa o una legislación que pretende cerrar las puertas a cualquier tipo de pluralidad o discrepancia política y también es claro que una de sus víctimas principales es la prensa independiente, la prensa no controlada por el Partido Comunista. Se trata de un código penal que refuerza, por ejemplo, las penalizaciones y los castigos para aquellas personas que hagan demostraciones contestarías en las calles, también para todos los que quieran ejercer periodismo independiente sin la autorización y el beneplácito del Partido Comunista”, me contaba Yoani.
Se trata de una normativa que pone por escrito muchos huecos legales que le habían quedado al oficialismo cubano principalmente por el ingreso de la tecnología. “Buena parte del activismo se empezó a canalizar por vía digital. Las nuevas herramientas permitieron una extensión de una prensa independiente muy dinámica, muy diversa a pesar de la represión, de las amenazas y la ilegalización del trabajo periodístico alternativo. Este código penal que ya lleva más de un mes en vigor, busca reforzar la supremacía del Partido Comunista y el control sobre los ciudadanos”, me explicó.
Busca, también, cortar cualquier camino cívico para un cambio democrático con penalizaciones bastante estrictas. Se mantiene la pena de muerte; y se incluye una serie de definiciones en artículos que atañen a “interés público o interés social”, que son frases muy vagas que pueden ser interpretadas para su beneficio por el Régimen en cada caso, ya que se trata de una normativa que es lo suficientemente rígida para controlar a la sociedad cubana y lo suficientemente elástica para adaptarla según se quiera penalizar a ciudadanos.
¿Servirá este código penal para cortar en seco las ansias libertarias, el deseo de cambio democrático que tienen los ciudadanos cubanos? “Yo creo que no, pero, por el momento, sí está aumentando la inmigración: estamos viviendo un éxodo masivo y no tengo dudas que la amenaza del nuevo código es un acicate para hacer las maletas”.
Desde hace un tiempo empezó a florecer una activa prensa independiente que informa fuera del control de la dictadura. Yoani es responsable de un diario digital y la dictadura busca que la única voz sea la de sus patéticos medios oficiales. Conversamos sobre eso y me contó algunos detalles.
“Los medios independientes en Cuba nacieron en la ilegalidad y se mantienen en la ilegalidad. La legislación actual en el país no permite la existencia de medios de prensa que no sean los controlados por el Estado. En este momento, además, se está preparando una nueva Ley de Comunicación que pretende dejar por escrito de manera firme y directa los limites claros para ejercer el periodismo. La prensa que se permite es la que actúa como caja de resonancia del poder, aquella que se dedica a aplaudir con entusiasmo al poder. La prensa independiente es una espina clavada desde hace décadas en un régimen al que no le gusta la libertad informativa, que es alérgico al flujo libre de noticias. La prensa oficial se dedica a hacer creer, dentro y fuera de Cuba, que este es el mejor de los modelos posibles, que es el mejor de los sistemas económicos y políticos posibles. Una prensa marcada por el triunfalismo, la ceguera ante los problemas y las dificultades del día a día. Las consignas más que la información. Por lo tanto, los medios de prensa independientes siempre han sido catalogados como el enemigo y se han desplegado frente a ellos todo tipo de herramientas represivas: se confiscaron bienes de trabajo, se destrozó la reputación de sus principales figuras y, últimamente, se está empujando al exilio a los reporteros independientes. Los últimos años hemos visto cómo redacciones completas de medios que habían nacido en los últimos tiempos han tenido que radicarse fuera de la isla debido a las amenazas, a las represalias y a la intimidación contra los periodistas. Hemos ganado muchísimo respeto de parte de los ciudadanos que sienten que estamos con el oído pegado a la Cuba profunda, pero es un momento agridulce porque hemos visto partir a muchos colegas. El cerco se estrecha sobre nosotros y esto obliga a, muchas veces, a contar la isla desde la distancia y, como sabemos, eso muchas veces complica la actividad ya que no es lo mismo contar las cosas desde el lugar de los hechos”.
Pero hay más: “Es un momento de claros y oscuros. Por un lado, existe una prensa independiente consolidada, con estándares internacionales, con profesionales de nivel internacional y, por el otro lado, hay un cerco y un intento de silenciarla que ha ido aumentando y que está en uno de los momentos más duros”, agregó Yoani.
Seguí con atención algunas de las consecuencias de la represión desatada por las manifestaciones contra el Régimen que sucedieron el 11 de julio de 2021. Tuve oportunidad de conversar con varias personas que debieron huir de la isla por el temor a terminar en prisión. La realidad en Cuba siempre es peor de lo que uno imagina. “Recientemente, la organización Prisioners Defender cifró en 1.057 la cantidad de presos políticos en Cuba. Personas que llegaron a prisión por manifestar su incorformidad con el sistema, por protestar en las calles. La mayoría de los presos políticos actuales vienen de las manifestaciones de protesta del 11 de julio de 2021. En ese momento el oficialismo, por medio de Miguel Diaz Canel, desencadenó una onda ola represiva bajo la frase ‘la orden de combate está dada’”, asegura la periodista.
Díaz Canel activó el mecanismo represivo especialmente con el ejercito y la policía contra los manifestantes que eran mayoritariamente pacíficos. Hubo cientos de detenciones que terminaron en juicios donde los tribunales han dado penas que van desde los dos hasta los treinta años. Entre los presos políticos hay personas que no pudieron acceder a las manifestaciones porque se lo impidió un cerco policial y, sin embargo, los detuvieron y están presos desde entones. Hay más de treinta menores detenidos. En Cuba la mayoría de edad es a los 30 años. Una trampa legal que le permite al Régimen controlar a los jóvenes desde muy temprano y hacer que los padres pierdan la posibilidad de decidir sobre lo que pasa con sus hijos y se utiliza esta mayoría de edad para penalizar las inquietudes políticas con dureza a esa edad.
“Lamentablemente fueron muchos jóvenes y adolescentes los que se lanzaron a las calles esos días porque son los que peor la están pasando. Los que sienten que tienen menos futuro en Cuba y muchos de ellos no tienen ni siquiera la posibilidad de emigrar porque son personas de muy bajos recursos, extracción muy humilde que saben que en Cuba no tendrán nunca la posibilidad de tener una vida digna”, Yoani Sánchez resume el horror.
Cuba siempre empeora. Lo curioso es que hay gente que aun reivindica a esta dictadura. La inmoralidad de cierto pensamiento político internacional hace que este régimen criminal siga impune.