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El león y el Rey León
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El león y el Rey León

Por Silvio Santamarina

Como un fantasma de la era digital, Carlos Menem sobrevuela la campaña más retorcida desde la restauración democrática. Sus legendarias patillas se mezclan en las redes sociales con los retratos estresados de las candidaturas presidenciales de turno. La explicación terrenal es que Amazon Prime está promocionando -con teasers anticipatorios- la miniserie del riojano disruptivo.

Si Menem ya tiene “su” serie es que, en cierto sentido, es cosa del pasado: ya fue. Sin embargo, la filosofía del negocio de la moda enseña que el pasado tiene la manía de volver, especialmente cuando el presente nos tiene hartos.

A pesar de las diferencias abismales con la época de los ’90, el experimento menemista puede servir para pensar en perspectiva este “escenario de tercios” que enfrenta la Argentina. Además de la nostalgia popular por el “uno a uno” y el consiguiente “salariazo” dolarizado, hay otras características comunes entre los espejismos de ayer y los de hoy.

Por lo pronto, las tres principales figuras tienen algún vínculo con el menemismo. Patricia Bullrich fue diputada y hasta compartió afiches con Menem. Sergio Massa lideró la Juventud Liberal que hinchaba por Álvaro Alsogaray, y con la UCeDé desembarcó en la administración menemista. El vínculo de Javier Milei es más explícito en la actualidad, y no solo por la recuperación del discurso liberal y la doctrina dolarizante (tome el formato que tome finalmente), sino también por la presencia de exfuncionarios menemistas, conocidos y “tapados”, en su entorno.

Eduardo Eurnekian, el padre de la criatura: la historia de su relación con Javier Milei

En este sentido, entonces, gane quien gane en primera o segunda vuelta, la impronta de Milei marcará inexorablemente la nueva etapa que se viene en el país, precisamente porque Milei es el gran significante que vehiculiza la necesidad de cambio de régimen, contando desde la hecatombe de 2001 hasta ahora. Lo que el mismísimo Axel Kicillof ilustró como la urgencia de cambiar de música, pero una “que no sepamos todos”.

Y aunque ese “cambio” no resulte otra cosa que una vuelta atrás, igual habrá variantes o al menos aspectos invertidos. Por ejemplo, si ayer el liberalismo ingresó gracias al “entrismo” de la UCeDé en el gobierno peronista; esta vez podría suceder que, si gobernara Milei, entonces el peronismo correría en auxilio del ganador, ofertando aparato y gobernabilidad, como ya amagan Luis Barrionuevo y el propio Massa & Co.

Es lógico que la historia se repita pero con diferencias. La clave es que, aunque nos cueste aprender de nuestros errores, algunos aprovechan la lección. Es el caso de Eduardo Eurnekian, el personaje de tapa de esta edición de Newsweek Argentina.

Como bien revela la investigación firmada por el inapelable Gabriel Michi, los lazos que unen al candidato estrella de estas elecciones y el poderoso empresario son tan intensos como contradictorios, a semejanza de los vínculos filiales que marcan la psiquis del “león” con “motosierra”. Si acá hay un león, detrás hay un Rey León.

Siguiendo el juego de las semejanzas y diferencias históricas, a Eurnekian no puede pasársele por alto la otra experiencia de “entrismo” que influyó en el gobierno de Menem: en paralelo al ingreso de la UCeDé, la otra pata pro-mercado del modelo noventista fue la adopción del “Plan Bunge&Born”, atendida por sus dueños. Los costos y beneficios de aquel tipo de alianza explícita volvieron a ponerse en discusión al principio del macrismo, y ahora se reactualizan.

Empresario de amplia experiencia en esta faena público-privada tan argentina, Eurnekian los conoce bien a todos, sea como empleador, sponsor o asociado. Por eso no les teme. Pero les tiene cuidado.

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