Por Lic. Alexis Chaves (*)
A principios de este año la Comisión Europea presentó su “Brújula de la Competitividad”, un nuevo e innovador plan de acción para recuperar la vitalidad de Europa y promover su desarrollo económico.
Esta “Brújula” nació de un estudio que venía realizando el economista y expresidente del Consejo de Ministros de Italia, Mario Draghi, acerca del porvenir de la competitividad en los países miembro, ofreciendo un esquema estratégico para guiar las acciones de la Comisión Europea.
Retos en aumento como el cambio climático, la inteligencia artificial y las tensiones geopolíticas son, sin lugar a dudas, los que están transformando la realidad en gran parte del Viejo Continente. Para progresar en este nuevo escenario es fundamental garantizar que Europa continúe promoviendo el crecimiento y la innovación.
Este nuevo esquema conceptual propone un desarrollo práctico, buscando asegurar que las compañías europeas florezcan en el mercado mundial y brinden prosperidad duradera a todos los residentes de la UE. En efecto, la Comisión está poniendo a la competitividad en el núcleo de su agenda económica.
El informe que confeccionó Draghi enumera tres preceptos para que la Unión Europea estimule su capacidad y competitividad:
– La brecha de la innovación.
– La descarbonización y la competitividad.
– Y una mayor seguridad y la reducción de la dependencia.
Basada en estos tres ejes, “La Brújula de la Competitividad” dispone algunas medidas concretas.
En primer lugar, fomenta un entorno favorable para que las empresas emergentes y en crecimiento efectivamente puedan desarrollarse. Un equipo comprometido de la UE deberá asesorarlas para su expansión, a través de la iniciativa «Aplicar IA» (un desarrollo de inteligencia artificial). Y a esto se suma la simplificación de normas para que las compañías puedan funcionar en toda la UE, asegurándoles un conjunto único de reglas en todos los países; y apoyando el progreso de tecnologías emergentes, con estrategias de acción para la industria de materiales de vanguardia, la cuántica, la biotecnología, la robótica y las tecnologías espaciales.
En referencia a la descarbonización, es interesante advertir que se trabajará en delimitar cómo promover el acceso a una energía accesible a través de un “pacto industrial ecológico”. El objetivo es disminuir fuertemente las emisiones de carbono y simplificar su transición a tecnologías más verdes, disminuyendo los costos y los precios de la energía: esto está orientado a las industrias de gran consumo energético, como las del acero, los metales y sobre todo las de los productos químicos, que hoy se encuentran en la etapa más vulnerable de la transición y demandan mucha energía.
Y, por último, una tercera etapa, que será la de reducir la dependencia y aumentar la resiliencia y la seguridad. Esto también es importante porque la UE ya posee una extensa red de tratados comerciales que es la de mayor crecimiento a nivel mundial: en la actualidad incluye a 76 naciones.
La idea fuerza, entonces, es señalar la manera en que los Estados podrán diversificar y robustecer aún más las cadenas de suministros a través de la creación de una variedad de asociaciones para el comercio y la inversión, con el fin de garantizar el abastecimiento de materias primas y la energía y las tecnologías verdes a nivel global. Todo esto, teniendo en cuenta las regulaciones de contratación pública que posibiliten la implementación de una «preferencia europea», salvaguardando a los sectores críticos.
En resumen, esta “Brújula” traza la ruta para que Europa se transforme en el sitio donde se generen, produzcan y vendan productos ecológicos, tecnologías y servicios, mientras se consolida como el primer continente que alcance la neutralidad climática.
Durante años, Europa no ha podido alcanzar la velocidad de otras grandes economías a causa de una constante disparidad en el incremento de su productividad. Hoy, la UE parece contar con los recursos necesarios para alcanzar este desarrollo, con una fuerza laboral capacitada y con capitales sólidos.
(*) Politólogo y analista parlamentario