El kirchnerismo y la izquierda son completamente funcionales a la campaña de Javier Milei y existe una razón para que eso suceda. Los populistas tienen siempre el mismo problema a lo largo de la historia: no comprenden los cambios de tendencias en la sociedad.
El fanatismo es irracional y los kirchneristas son irracionales. Durante mucho tiempo, vivieron en un mundo feliz en el que se tatuaban a Néstor y se emocionaban con los artistas K, pero, como todos los fanáticos, pensaron que duraría para siempre. Deliraban con la idea del Estado protector y, de pronto, se encontraron con una porción muy grande de la sociedad que cree que todo eso es un fraude.
Milei y Bullrich entendieron la nueva Argentina que pide humillar políticamente al peronismo
Mucha gente cayó en la cuenta de que el Estado te saca dinero y que, a cambio, te da prestaciones malísimas. Que nadie se ocupa de los ciudadanos y que el progreso está ligado a lo que cada uno pueda alcanzar en la vida y no a la idea histórica del Estado peronista en la que aparecen una Evita o un Néstor a regalarte una bicicleta o un espectáculo de Dady Brieva.
Hoy en día, mucha gente cree que el Estado debe ocuparse solo de los temas fundamentales, con mucha eficiencia y con menos impuestos. Muchas personas en la Argentina creen que las ideas que los kirchneristas han instalado desde 2003 son un fraude (y tienen razón).
El otro problema de los populistas es que creen, hasta el final, que la gente los quiere. El desconcierto de muchos defensores de los K y de la izquierda es porque en el cambio de época hay mucha gente que los detesta y mucha otra que los ignora. En ese desconcierto continúan con sus viejas prácticas y, cada vez que critican a alguien, lejos de perjudicar a esa persona, la benefician.
¿Una nueva normalidad? Un cambio de época en la política argentina
Por estos días, Milei anunció que cerraría el CONICET. Alguien racional diría que es una institución que tiene similares en el mundo y que la investigación científica es una herramienta de progreso en los países. El problema es que el CONICET tuvo, en muchísimos casos, portavoces kirchneristas. Algunos de esos portavoces fueron voceros de la cuarentena medieval argentina y cabe decir, además, que algunas de las investigaciones que realiza dicha institución no sirven para nada.
Una cosa es la investigación científica y otra, la investigación sobre cosas que a nadie le interesan y que solamente corresponden a paradigmas militantes.
Además, muchos integrantes de esa organización han sido siempre comisarios políticos que discriminan al que piensa distinto. Recordemos cuando el impresentable presidente Fernández le envió un mensaje mafioso a la científica Sandra Pitta y los comisarios políticos del CONICET lo festejaron. Ahora que se defienden de los dichos de Milei, se dan cuenta de que están más solos que loco malo y cada vez que dicen algo le suman votos a Milei.
Mucha gente detesta a los “coniceteros”, aunque eso implique que se meta en la misma bolsa, injustamente, a gente de esa institución que hace un trabajo serio y necesario. La realidad es que muchos voceros del CONICET han sido nefastos.
Lo mismo le sucede a la gente del espectáculo K (que notan que hay gente que deja de ver sus espectáculos), a sectores de las universidades, a sindicalistas, a burócratas del Estado, a los que prostituyeron los organismos de derechos humanos, entre muchos otros sectores. Todo aquel que haya sido parte del relato K hoy es detestado por una parte enorme de la sociedad. Cada vez que dicen que le tienen miedo a Milei le suman votos. Así de simple.
Desde aquí, les doy un consejo, muchachos: si no quieren que a Milei le vaya bien, dejen de nombrarlo. Todas las personas que los cultores del relato K critican resultan beneficiadas. Se los digo por experiencia propia.
Hay artículos periodísticos que explican que el Papa está preocupado por el resultado electoral de Milei. El Papa sigue en su incansable tarea de destrucción de la Argentina decente. Acaba de nombrar a Zaffaroni en un cargo. Zaffaroni pudrió la cabeza de miles de personas del derecho con sus nefastas ideas acerca de la delincuencia. Como si fuera poco, era dueño de departamentos donde funcionaban prostíbulos.
Por su parte, Bergoglio recibía a Milagro Sala y a Emerianciano Sena. También le otorgó un cargo en el Vaticano a Grabois. Bergoglio es otro que le hace campaña gratis a Milei. Bergoglio beneficia a los políticos que critica y perjudica a los que elogia. A todos los que han hecho aportes enormes a la decadencia argentina les pedimos humildemente que, si tanto les preocupa Milei, dejen de nombrarlo. La gente detesta a los cultores del relato K o de las consignas progres. Se les vino el cambio de época y los pasó por encima.
No lo agranden que el hombre se va calmando solo. Ya no va a prender fuego el Banco Central. Los K no paran de nombrar empleados públicos y Milei dice que no los va a echar. Lo de la dolarización parece que no será tan urgente como decía. La motosierra parece que está guardada. ¿Será el amor que está domesticando al León? Si sigue así, los progres lo terminarán queriendo.