Las presidenciales que vienen pueden ser muy distintas a las presidenciales que fueron. Si en 2015 y 2019 dos polos concentraron en la primera vuelta entre el 70% y 80 % de los sufragios respectivamente, el 2023 puede traer sorpresas. De acuerdo a distintas encuestas, para preocupación de Juntos por el Cambio, Javier Milei promedia una intención de voto del 20%. Por su parte, la izquierda del FIT, que en las últimas legislativas se posicionó como tercera fuerza en todo el país con el 8%, buscará consolidar y aumentar ese caudal a expensas de los desencantados del Frente de Todos.
Asimismo, puertas adentro de cada coalición, los llamados moderados – radicales en JxC y gobernadores en el FdT- se estresan frente a las posiciones ideológicamente más intensas de sus aliados halcones y especulan con las posibilidades que puede tener una fuerza de centro si alcanzara a constituirse. La larga estanflación, la pandemia con sus consecuencias sociales y la inestabilidad global (anabolizada por la invasión rusa a Ucrania) ejercen sus presiones sobre nuestro sistema político para enfrentarlo a un incómodo espejo. La fractura expuesta en el gobierno entre el Presidente y el kirchnerismo pone en crisis a la administración y a prueba a la oposición. Y una pregunta recorre a todos: ¿aguantará la economía hasta el año que viene?
Algunos pronósticos son poco auspiciosos señalando que el combo de alta inflación, muchos pesos en la calle y pocos dólares en el Banco Central, difícilmente venga acompañado de una “cajita feliz”. En 2015 CFK pudo pasarle la posta a Macri (aunque no la banda presidencial) con lo justo. A su turno Mauricio le entregó a Alberto el tanque casi vacío, amén de otras dificultades. Pero ambos evitaron el colapso.
¿Podrá el Fernández presidente llegar al 10 de diciembre del año que viene como lo hicieron sus predecesores? Hoy cuesta mucho pensar en un futuro más optimista. Quizás por eso las expresiones reeleccionistas fueron recibidas con tanta frialdad en el seno del oficialismo. La Argentina, ese conjunto de pedazos y fragmentos tan débilmente agrupados, enfrentará los próximos meses el desafío de permanecer en sus actuales estructuras o reconfigurarse. Habrá que barajar seriamente la posibilidad de un reseteo del sistema.
(*)Politólogo. M&R Asociados.
