Por Carlos Fara (*)
Santa Fe era el primer duelo entre Bullrich y Larreta, a través de sus candidatos locales. Se impuso el del “pelado”, pero eso no es necesariamente extrapolable a lo que pueda suceder en las PASO, como tampoco se debe evaluar la potencialidad de Milei por estas contiendas previas (que en esta provincia no tuvo candidato oficial, a pesar que hay personajes sueltos que usan la palabra “libertad” en sus boletas para usufructuar la marca).
Hay mucho jugo para sacar de este domingo 16 de julio, no tanto por lo explícito, sino por lo que habla de las tendencias sociales:
1. El peronismo retornó al poder después de 12 años con un candidato potable para sectores de clase media, pero que termina con balance negativo, a lo que se suma el mal clima con el gobierno nacional.
2. De las 5 ciudades grandes, el oficialismo logró triunfar en una sola (Reconquista) y de manera muy apretada. En Rosario hubo una disputa entre un precandidato peronista (Sukerman) y uno de un partido vecinal de izquierda (Juan Monteverde de Ciudad Futura) y perdió. En la capital provincial –en la que gobernaron con comodidad hasta 2007- obtuvo solo el 10 % de los votos frente a la coalición opositora que reunió el 78 %. Es decir, más allá de la coyuntura electoral, el peronismo está sufriendo un desgaste estructural que genera muchos interrogantes sobre su futuro.
3. Sumado a eso, la abstención –que creció unos 7 puntos respecto a 4 años atrás como está sucediendo en todas las provinciales- al que más está perjudicando es al propio peronismo.
4. La inseguridad fue un tema clave y el electorado privilegió al candidato con experiencia y no a la candidata con coraje, ungida en un video por Patricia Reina (“vas a ser una heroína”).
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5. Entre la moderación y la vehemencia, se impuso la primera. Losada se excedió con sus ataques directos a un aliado, el cual evidentemente cosechó suficiente credibilidad como para que aquellos no le hicieran mella. En este tipo de primarias se supone que los ataques fuertes deben ir contra un adversario externo, no tanto contra un compañero de equipo. Diría Bilardo en el Sevilla: “¡Los colorados son los nuestros!”.
6. La moderación no solo ganó en esta primaria cambiemita, sino que además fue el estilo con que ganaron Poggi en San Luis y Orrego en San Juan. Más allá de los nombres y las circunstancias, habla claramente de qué está privilegiando el electorado a medida que se van sumando escenarios de cambio provincial.
7. Quizá los más importante de todo es que ninguna encuesta pública ni privada captó la diferencia sustancial que logró Pullaro sobre Losada. El tracking del ganador le daba solo 2 puntos arriba, lo cual se debe considerar un empate técnico. Con el escrutinio provisorio la ventaja es de 11 puntos. Se plantean al menos dos interrogantes: a) las encuestas al no poder captar al votante menos politizado / ideologizado, lucen muy limitadas para hacer proyecciones certeras, y b) ¿se fortalece la hipótesis de “mayoría silenciosa” que vota, pero no opina? Atención con este punto porque podría estar advirtiendo sobre la posibilidad de algún cisne negro.
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El peculiar sistema de votación de Santa Fe –boleta única de papel separada por categoría- hace que se relativice el “efecto arrastre”. Así, pueden ganar espacios políticos distintos en cada categoría dentro de una misma coalición, dificultando luego la coordinación política entre diferentes tribus.
Por otro lado, los nombres famosos atraen más en una ristra de –por ejemplo- 18 candidatos a gobernador, o 43 listas de concejales en la capital. De ahí, el atractivo de que participasen tantos periodistas de trayectoria, sobre todo de tv. Si no se tiene suficiente estructura y una candidatura muy conocida, la mayoría pasa inadvertida.
Pues, ha sido un laboratorio más que interesante a cuatro semanas de las PASO nacionales. Si alguno de los precandidatos tiene la estrategia equivocada, es más difícil poder maniobrar con poco tiempo. Pullaro saldrá a hacer campaña por Larreta, lo mismo que Orrego y Poggi en sus respectivas provincias, con el halo de ganadores. Los liderazgos locales difícilmente tuerzan una tendencia si está muy instalada, pero si el resultado fuese apretado, quien tenga más soldados pueden ganar la guerra.
(*) Consultor político y titular de Carlos Fara & Asociados