Por Eduardo Belliboni*
La Argentina atraviesa una de sus crisis más profundas de su historia.
Una crisis recurrente que se viene repitiendo casi cíclicamente, desde una crisis en 1989 con un enorme de devaluación qué confiscó los ahorros de los argentinos profundizó la dependencia vendiendo a precio vil todas las empresas y los recursos estratégicos a capitales internacionales.
Continuando posteriormente en el 2001, cuando estalla la crisis con la confiscación de los depósitos de los ahorristas, en el llamado corralito y terminó en una rebelión popular, que volteo al presidente De la Rúa y al súper ministro Cavallo.
Actualmente se están reuniendo las condiciones económicas, sociales y políticas de una nueva crisis histórica. La característica de la crisis actual es que el gobierno peronista viene aplicando un duro ajuste, para garantizar el pago de la deuda externa, un ajuste pactado con el FMI.
El resultado es la pauperización de las condiciones de vida de las masas populares. Especialmente los trabajadores los jubilados y los desocupados atravesamos una crisis que viene del gobierno de Macri y que continúa profundizándose en el actual gobierno del Frente de Todos de A. Fernández Cristina Fernández y Massa, ahora elegido superministro por la concentración de áreas ministeriales, un hombre con fuerte llegada a la Embajada de EEUU y los empresarios, es por eso una fuerte señal que profundizara el rumbo devaluatorio y el ajuste.
Las centrales obreras se mantienen en una tregua eterna, que ha dejado de rodillas a los trabajadores frente a una inflación que rodea los 3 dígitos anuales.
La novedad es el crecimiento de las organizaciones piqueteras, que agrupan a los desocupados y que vienen ganando la calle contra el ajuste del gobierno y el FMI. Las bases de estas organizaciones abandonan el control del peronismo para desarrollar una lucha contra el gobierno. Levantando un programa inmediato por trabajo genuino, de universalización de los programas sociales y un Bono de emergencia para el conjunto de los trabajadores precarizados jubilados y los que tienen un programa social.
El movimiento piquetero converge con luchas desde abajo, con rebeliones docentes en Mendoza y luchas de los estatales en varias provincias.
Seguiremos estos reclamos y el debate en las bases de los trabajadores sobre la necesidad de un plan económico y social discutido por los trabajadores e impulsado por un plan de lucha de la clase obrera.
*Dirigente Nacional del Polo Obrero.
