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Era la economía, Patricia: radiografía de una derrota anunciada
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Era la economía, Patricia: radiografía de una derrota anunciada

Por Carlos Fara (*)

Para el común de los colegas consultores resulta difícil comprender la estrategia de Patricia Bullrich de cara a esta elección del 22 de octubre.

El principal issue para el electorado por lejos era / es “cómo se sale de la crisis económica”. Sin embargo, la candidata cambiemita se empecinó en transmitir 1) que había que terminar con el kirchnerismo, y 2) la bandera del orden.

Respecto al primer ítem, solo era importante para su propio electorado, es decir, no le permitía pescar en otras peceras. Obviamente no en la de Massa, pero tampoco en las de Milei o Schiaretti. Semejante mensaje es de materia política, no de las urgencias cotidianas de la ciudadanía. Para los votantes del libertario, con kirchnerismo o sin él, el punto era la solución.

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Luego el orden no figura tampoco en el léxico de los votantes de Juntos por el Cambio. Que la Argentina necesita orden para progresar es lógico, pero es una condición necesaria, no suficiente. En estrategia electoral, los medios no son el punto, sino el objetivo final, salvo que despierten un nivel de adhesión simbólica importante. Por otro lado, ese término es lo menos seductor para el público menor de 30 años, la mina de oro de Milei. Como nos relataban varios clientes de Juntos: «hacer campaña con los jóvenes es tiempo perdido, Patricia no entra».

Sus hits solo sirvieron para ganarle la primaria a Rodríguez Larreta y no más que eso. Se partió de la base, errónea, que un candidato puede ser muy duro en la interna y luego moderarse en la general. Pues, eso es relativo. Depende del contexto competitivo y de las reglas de juego institucionales. Cuando puede votar adentro cualquier ciudadano, entonces el marco de discusión debe ser cuidadoso, porque todos miran, escuchan, opinan y muchos quizá voten. Además, hay candidatos que no tienen tanta versatilidad para pasar de la dureza a la dulzura. Ese es el caso de Bullrich: se quedó con un traje de halcón, y luego es muy difícil disfrazarse de paloma.

La estrategia electoral de la candidata fue pensada como si 1) Milei no existiese, y 2) el debate central fuera correrse a la derecha. La cuestión es que el «león» no solo estaba, sino que además salió primero en las PASO, y sus votantes no son mayormente ideológicos, ni politizados (además de que tampoco correlacionaban socio demográficamente). Como se vio este domingo 22, la gran discusión será una vez más en el centro moderado, hacia donde tratarán de correrse los dos competidores.

Una campaña tiene un componente estrictamente comunicacional -como los que comentamos recién- y otro político. La imagen de liderazgo y poder que se construye es clave para transmitir fortaleza a los votantes. Pese a algunos intentos de poca monta, la candidata resistió casi hasta el final a sumar a su contrincante interno, y no tuvo una actitud de contención hacia el bando derrotado. Hubo una infinidad de detalles que hablan a las claras de que muchos dirigentes provinciales relevantes hicieron campaña «a reglamento» en esta etapa, sencillamente porque no hubo espacio para discutir políticamente la estrategia.

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A eso se le debe sumar la actitud ambigua de Macri, quien simpatiza con la idea de que Milei pudiese ser un plan B para llevar a cabo las reformas que tiene en mente.

En ese sentido, la foto y las declaraciones de la noche del 13 de agosto jugaron en contra: mostraron a la ganadora sin el plus de liderazgo necesario, lo que desembocó en una desorientación manifiesta durante las dos o tres primeras semanas de campaña. Había ganado, pero dio la sensación de que había perdido.

Pues entonces, con un enfoque estratégico errado y una deficiencia política marcada, es muy difícil ordenar exitosamente a un ejército hacia un objetivo ambicioso. Como suele suceder en estos casos, el problema no es solo haber logrado el objetivo principal, sino que además Bullrich hizo una muy mala elección y así rifó el futuro político de muchos aliados en sus distritos. Cuando eso ocurre, las solidaridades se extinguen.

(*) Consultor político y titular de Carlos Fara & Asociados

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