Por Raúl Hutin (*)
El gobierno insiste que se está produciendo un rebote en la economía, tomando la forma de V por su rápida aceleración. Por ahora vivimos una de las caras de la V, la de rápida caída, pero deseamos y necesitamos los empresarios nacionales de capital interno, que se cumpla el pronóstico presidencial de una rápida recuperación de la economía.
Sin embargo, a cuatro meses del gobierno de Milei los datos de la realidad nos sumergen en profundas dudas. El salario real lleva hasta marzo una caída cercana al 30% y en algunos sectores del trabajo informal lo supera ampliamente. ¿Cómo podrá entonces cambiar la tendencia del consumo si solo en este mes próximo pasado cayó el 19%?
Se derrumba la actividad industrial y cae a los niveles posteriores a la crisis de 2001
La V como expresión de deseo resultó muy loable, pero los analistas hoy se conforman con que la economía se comporte en forma de L, o sea que de esta caída, que supuestamente se terminaría con el ingreso de los agro-dólares, se saldría en forma plana, sin demasiado crecimiento, lo que repercutiría en una caída anual del 4 al 5% del PIB.
Las pymes que representamos el 96% de las empresas del país, que vivimos casi con exclusividad del mercado interno, quisiéramos que a este gobierno le vaya bien y en ese sentido estamos dispuestos a poner todo el esfuerzo impulsando la producción y el trabajo en el rumbo del crecimiento, alejados de la especulación financiera y de la importación de productos terminados que no hacen otra cosa que deteriorar la base industrial que logramos con tanto esfuerzo construir. En este sentido vemos con preocupación que se levanten las barreras anti-dumping, más en un momento donde todo el mundo necesita mercados para colocar la sobre producción.
Lamentablemente el sistema estadístico está mostrando una caída importante en la mayoría de las cadenas de valor industriales, ahora del 9,9%, teniendo en cuenta que sectores vinculados a la explotación petrolífera o la extracción de gas muestran crecimiento. Registramos cifras similares en la minería y principalmente en la explotación del litio, con todo ello, el promedio sigue dando negativo y fue la constante de todo el periodo del actual presidente, con el riesgo que de la recesión se pase a la hiper-recesión y de ahí a la depresión, estadio del cual es muy difícil recuperarse.
El ajuste que está llevando adelante el gobierno, eliminando gastos, personal, reparticiones e inclusive controles aduaneros complejos, provoca un fuerte deterioro en la calidad de vida de la sociedad, este enorme esfuerzo se debería reflejar en la caída de la inflación. Si bien esta se empieza a notar, se partió de un número tan alto (25,5%) que es lógico que sufra un declive.
Lo que nos llama la atención a las pymes es que la relación esfuerzo/resultado no es del todo satisfactoria y tampoco es recomendable mantenerla por un tiempo más prolongado. Se empieza a notar la agudización del conflicto social, el deterioro de la clase media y las dificultades que generan los últimos aumentos de la electricidad y del gas que a muchas pequeñas y medianas empresas les está resultando difícil de pagar, mientras hacemos el máximo esfuerzo para mantener la dotación de personal.
En aras de proponer ideas superadoras, seria loable integrar a la comisión asesora empresaria de reciente creación a algún dirigente representativo de las PYMES con la seguridad que su aporte puede ayudar sustancialmente a superar la crisis. De hecho, en esta comisión asesora hay solo un participante con clara noción del día a día.
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La incertidumbre instalada sobre vastos sectores de la sociedad está reflejando hasta dónde el gobierno podrá seguir bajando la inflación en un marco de grandes aumentos energéticos, de agua, de telefonía, etc. Los empresarios PYMES calculamos que no estará muy por debajo del 250% anual. Tampoco queda suficientemente claro el manejo de la divisa extranjera, ya que la devaluación del 118% al inicio del Gobierno la licuó la inflación y los sectores concentrados del agro no liquidarían si no es a otro dólar. Conclusión, si se devalúa volvemos al círculo vicioso de la inflación y si no se devalúa no tenemos dólares para enfrentar los compromisos externos. Todo un desafío para los meses del porvenir.
(*) Industrial y dirigente Pyme – Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales