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¿Hegemonía democrática o consenso? Argentina debate el esquema de gobierno más adecuado
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¿Hegemonía democrática o consenso? Argentina debate el esquema de gobierno más adecuado

Por Carlos Fara (*)

En su último discurso la vicepresidenta introdujo este debate con las siguientes afirmaciones: “¿Se puede seguir de esta manera? La pregunta era hegemonía o consenso. Durante 2003 y 2015 hubo hegemonía democrática. Era una hegemonía democrática porque el Parlamento funcionaba a full. Ahora vino otro partido y no pudo construir su hegemonía democrática. Porque dijo tarifazo, reforma previsional, vino el FMI y un endeudamiento feroz. El que vino después no pudo construir la hegemonía democrática”. Y agregó: “Si no tenemos hegemonía democrática y tampoco tenemos consenso. Bueno papito, que te ayude tu hermano”.

A partir de estas palabras surgen distintos interrogantes. ¿El sistema solo funciona con una hegemonía? ¿Qué pasa si el veredicto de las urnas establece una fragmentación? ¿Todo gobierno debe construir su propia hegemonía democrática? ¿El sistema premia la generación de consensos?

Todo un desafío que se le plantea al futuro gobierno en el medio de una gran crisis económica, gane quien gane, y en todo caso particularmente aplicable a una fuerza no peronista, recordando que ninguna de las tres administraciones -Alfonsín, De la Rúa y Macri- concluyeron con un balance positivo en la sociedad.

¿Qué sería construir una hegemonía democrática? De las palabras de CFK se desprende que sería una mayoría parlamentaria con propios y algunos extraños para que el Congreso no objete las iniciativas del ejecutivo. Por eso Cristina habla de un Parlamento que funcionaba “a full”. Sin embargo, esto no garantiza ni buenos resultados y mucho menos continuidad electoral. Si Ella tuvo su propia hegemonía hasta 2015, eso no le impidió perder las dos elecciones legislativas de medio término, evitar una crisis económica pos 2011 y en consecuencia la permanencia del Frente para la Victoria después de 2015.

Si vamos a analizar el período de Macri, tuvo habilidad para asegurarse la gobernabilidad durante 2015-2017 y, luego del triunfo electoral de medio término se vio reforzado en el Parlamento, pero esto no impidió que cayera en una crisis económica y fuera uno de los solo cuatro presidentes latinoamericanos que no lograron su reelección desde 1980. ¿Debería haber escuchado el macrismo al ala que le sugería armar un gobierno integrando peronistas moderados?

Es contrafáctico, de modo que ya no lo sabremos, pero claramente era difícil que se tentara por semejante idea luego de la victoria electoral de 2017. Cristina propone un pacto político para enfrentar una situación muy difícil, la economía bimonetaria y barajar y dar de nuevo respecto al acuerdo con el FMI. Que le haría muy bien a la Argentina un gran acuerdo nacional para frenar la decadencia –fruto de tres mandatos presidenciales seguidos que concluyen con balance negativo- es una obviedad a esta altura, y entre bambalinas la mayoría de la clase política lo reconoce.

Pero será muy complejo de lograr. En primer lugar, debido al sistema hiper presidencialista que no genera los incentivos para el consenso, aunque quizá sí para construir hegemonías. Segundo, luego de la fallida experiencia política de poder dividido con Alberto y Cristina, lo más probable es que la sociedad demande liderazgo unificado. Tercero, la herencia de una gran crisis promoverá conductas de pilotos de tormentas, no dando mucho lugar a la generación de consensos (más parecido a la coyuntura 1989-90). Cuarto, la mayoría de los ciudadanos querrá una respuesta pragmática frente a la crisis, de modo que eso estará más cerca de la “cirugía sin anestesia” en la práctica.

Nada es imposible. ¿Qué pasa si el próximo/a erran en la fórmula salvadora, en el manejo de la misma o en ambas cosas? Pudiese ser entonces que se produzca un doloroso consenso porque un liderazgo firme no haya sido exitoso. En ese caso, el país habrá perdido tiempo, pero estará frente a una gran oportunidad histórica. Quizá el consenso se imponga cuando la sociedad y sus dirigentes lleguen a la conclusión que no quede otra alternativa.

(*) Analista político y titular de Carlos Fara & Asociados

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