Por Paula Basaldúa (*)
8M es una fecha que cada año propone un punto de revisión sobre la lucha histórica de las mujeres por la igualdad de género y los derechos humanos. Cada año, nos brinda la oportunidad de revisar y evaluar los persistentes desafíos que aún enfrentamos.
Existe un consenso internacional sobre la necesidad de fortalecer la equidad de género junto con el desarrollo sostenible, asegurando que todas las personas se beneficien de la prosperidad mediante medidas y políticas públicas inclusivas y justas que contribuyan a la reducción de la pobreza y las desigualdades sociales que atraviesan, en particular, a las mujeres y niñas.
La igualdad de género y el desarrollo sostenible son dos pilares interconectados según la agenda de Naciones Unidas. Promover la igualdad no solo es un objetivo en sí mismo, sino que también es fundamental para lograr un desarrollo sostenible y equitativo.
La participación plena y efectiva de mujeres y niñas en todos los ámbitos de la sociedad, así como el acceso igualitario a la educación, la atención médica, el empleo y el liderazgo, son elementos esenciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU en su Agenda 2030. La igualdad de género también contribuye a reducir la pobreza, promover la salud y el bienestar, aumentar la productividad económica y fomentar la paz y la seguridad.
En el ámbito productivo, las mujeres desempeñan roles diversos como trabajadoras, empresarias, líderes sindicales y funcionarias públicas, creando valor y contribuyendo al desarrollo económico y social.
Las barreras culturales, los estereotipos de género y la falta de acceso a recursos y oportunidades de capacitación son obstáculos que enfrentan las mujeres en la industria y la producción. A menudo se enfrentan a desafíos significativos para ingresar, permanecer y avanzar en distintos sectores.
Para abordar estas desigualdades, es necesario implementar políticas alineadas a la diversidad, equidad e inclusión (DEI) no solo en el lugar de trabajo, sino también en la sociedad.. Además, se requiere invertir en infraestructura con enfoque de género, desarrollar mecanismos de desarrollo profesional sin sesgo de género y establecer políticas de licencia parental y modalidades de trabajo flexibles, acordes a los modelos de familia actuales.
En Argentina, cerrar las brechas de género implica compromisos y acciones concretas tanto del sector público como privado. Menos discursos, menos neutralidad, más alianzas con propósito, más apoyo a las mujeres que producen y más sinergias concretas para que la igualdad de género sea una realidad.
El 8M nos recuerda que la tarea de alcanzar la plena igualdad de género es continua y requiere de la participación activa de toda la sociedad. Más Igualdad es Más Desarrollo.
(*) Licenciada en Sociología (UBA), con orientación en sociología de la salud. Diplomada en Géneros, Políticas y Participación (UNGS). Magíster en Política y Gestión Local (UNSAM). Coordinadora del Gabinete de Género del Ministerio de Desarrollo Productivo y la Secretaria de Industria y Desarrollo Productivo del Ministerio de Economía (2020-2023). Actualmente es Directora Ejecutiva de Más Igualdad Más Desarrollo.