Por Mauro Fulco
La barra del Dragón se enfrentó con los efectivos que debían cuidarlos en el trayecto de regreso desde la cancha de Quilmes. Camino alternativo, micros desviados, una emboscada y un conflicto totalmente evitable.
Debía ser una fiesta. Los hinchas de los clubes de ascenso vivimos las jornadas de Copa Argentina casi como una celebración pagana. Y como tal, nos dispusimos en familia para disfrutarla. A las 9 de la mañana me acerqué a las boleterías del club a sacar entrada para mí y mis dos hijos; almorzamos en casa de la abuela (mi mamá) y a las 14 enfilamos para Defensores de Belgrano, el club por el cual simpatizamos.
A las 17, Defe enfrentaría a Platense en el estadio Centenario de Quilmes por Copa Argentina. Y es una maravillosa ocasión para que los más chicos puedan disfrutar al cuadrado: por un lado un partido de visitante (toda una rareza en estos tiempos) y por otro un cotejo contra un rival de una categoría superior. Dicho está, estaba todo dado para ir a una fiesta.
Al llegar al club, siete micros estaban dispuestos desde temprano para encabezar una caravana que acompañarían también unas decenas de coches y algunas motos. El nuestro estaba compuesto en su totalidad por chicos que juegan en las Infantiles del club. Nenes de 8 a 15 años junto a sus padres y sus madres.
Como vivimos en Argentina, y el fútbol tiene lenguajes propio, los micros irían escoltados por Policía de la Ciudad hasta el Puente Pueyrredón y por la Bonaerense desde ese punto hasta el destino final: la cancha de Quilmes.
Sin mayores sobresaltos, a las 16.30 llegamos, vimos la derrota de nuestro equipo y emprendimos el regreso, con la decepción del resultado pero con la alegría de una experiencia nueva.
Hasta que de manera inexplicable y misteriosa la Policía de la Ciudad desvió a la caravana, que venía por Av. Figueroa Alcorta. En lugar de hacer circular a los vehículos por esa misma arteria o incluso hacerlo ir por Lugones, la policía hizo doblar a los micros por Av Sarmiento hacia Del Libertador. Y en ese momento el clima cambió.
La extrañeza en las caras de los mayores, la tensión en el aire, la preocupación por los más chicos. Si la caravana seguía por ese camino atravesaría el túnel hasta la calle La Pampa. Y allí, a una cuadra, queda Excursionistas, el histórico rival, cuya barra brava se junta a comer asado todos los miércoles. 2 + 2 es 4, pero a veces da 5.
🚨 Se enfrenataron a los tiros barras de Defensores de Belgrano y de Excursionistas. Hubo más de 70 disparos en la Av. Libertador en pleno barrio de Nuñez.
‼️ Intervino la Policía de la Ciudad, hubo patrulleros fueron destrozados y corridas en la zona.
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— Radio Rivadavia (@Rivadavia630) May 4, 2023
Cuando los hinchas de Defensores se percataron de que la policía los estaba conduciendo rumbo a un problema seguro comenzaron los inconvenientes con la policía, que se extendieron durante las 31 cuadras que separan a un club del otro. En el camino, palazos por doquier, insultos y descontrol.
Al llegar al club, la situación empeoró. Los hinchas tomaron represalia ante lo que consideraron una “entrega” de parte de la policía. Hubo 60 disparos de balas de goma, un patrullero destrozado, corridas, piedrazos, botellazos y 29 detenidos.
Con una mirada piadosa, se puede hablar de inoperancia policial. Era cuestión de agarrar una Filcar si es que el GPS no les funciona para verificar que ese camino era el más inconveniente posible. La alternativa es que fue un conflicto buscado adrede. Y en ese caso la pregunta sería «por qué». En Comodoro Rivadavia 1450 consideran que es una vendetta orquestada como “vuelto” por el acto que la CGT organizó en Defensores de Belgrano el pasado 2 de mayo. Las respuestas solo las tiene la Policía de la Ciudad.
Los incidentes y la inoperancia (o la connivencia) empañaron una tarde que estaba concebida como una fiesta y que no terminó en tragedia de milagro.