Estaba leyendo una declaración del secretario de Transporte de la Nación que me pareció de lo más interesante que escuché últimamente por parte del Gobierno. Este señor se llama Franco Mogetta, a quien yo no conocía. Dijo: «El derecho a huelga no puede justificar que se torture a la gente».
Me pareció muy acertado por lo que pasó en estos días con 1.500 pasajeros encerrados tres horas adentro de los aviones, algo parecido a un ejercicio de tortura. Había gente que tenía que viajar por tratamientos médicos y hasta un pasajero que tenía que ir al velorio de su padre. Y no pudieron hacerlo.
Esta gente cree que su derecho está por encima del derecho de los demás. Yo agregaría algo: no creo que los sindicalistas de Intercargo, de Aerolíneas Argentinas, de APA y todos ellos tengan que tener tantos derechos. Derechos tienen que tener los trabajadores; los mafiosos, los extorsionadores, no deberían tener derechos.
La situación límite a la que se está llegando exige, a mi juicio, decisiones muy duras. No nos olvidemos de que son años de decadencia. Intercargo era una empresa que manejaba Yabrán en los ’90, y ya por entonces se discutía esto. De ser manejada por Yabrán pasó a ser manejada por La Cámpora. ¿Eso qué quiere decir? Que por Intercargo debe haber pasado el narco, el contrabando, el robo de maletas. ¡Imagínense una empresa que pasó de Yabrán a La Cámpora!
Para graficar este momento del Gobierno, es preciso hacer un poco de historia: en 1981 en EEUU hubo una gran huelga de controladores aéreos. Estaba paralizado el país, y justamente en agosto, que es el mes de las vacaciones. O sea, era un desastre para toda la gente. Ronald Reagan era presidente desde enero (hacía poquito había asumido) y tomó una dura decisión: les dio 48 horas para que levanten el paro. No lo levantaron, y Ronald Reagan echó a 11.000 controladores aéreos.
Eso provocó dos cosas: la primera es que todos los que decían que no se iba a poder volar se equivocaron, porque entre militares, jefes y los que no habían hecho paro al poquito tiempo se recuperó el 80% de las operaciones. Y lo segundo, tal vez más importante es que ese día Reagan se convirtió en un verdadero presidente. Si Reagan no hubiese echado a los 11.000 controladores, hubiese sido un pelele que, en lugar de defender a los ciudadanos, hubiera hecho componendas con los sindicatos mafiosos.
Esta es una oportunidad de oro. Intercargo no sirve para nada así como está. Hay que eliminarla. Hay que hacer que compitan todos los que quieran competir. Y Aerolíneas Argentinas tiene que llegar esa situación que bloquearon algunos diputados en el tratamiento de la Ley Bases: o la privatización o la quiebra.
La fuerte frase de Milei sobre Aerolíneas Argentinas: «Se sale laburando no extorsionando»
Ahora, cuando se enojen algunos progres, les quiero recordar también que cuando la brasileña Varig estuvo en una situación similar y todo el tiempo le iba a pedir dinero al Gobierno, el que la dejó quebrar fue Lula Da Silva, el héroe de los progres.
Este es un momento de encrucijada. Yo prefiero pensar que se va a resolver de esa manera. El Gobierno debería seguir el ejemplo que Ronald Reagan dio en 1981 .
(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia)