Se cumplieron cinco años del inicio del encierro en pandemia durante el Gobierno kirchnerista. Ese suceso fue la mayor violación a los derechos humanos desde la vuelta de la democracia.
Soy muy crítico de los que creen que encerrar gente es la solución a algo. Siempre recuerdo que pasé la pandemia en Berlín, donde no tuve que estar encerrado ni un día y donde nunca hubo que usar barbijo en la calle.
Desde Alemania veía las atrocidades que se hacían en Argentina. Los científicos que salían en los medios eran militantes peronistas. El periodismo hacía seguidismo de decisiones idiotas. La mayoría de los políticos avalaba las imbecilidades de Alberto Fernández. Nadie se tomaba el trabajo de ver lo que pasaba en el mundo.
Alberto Fernández se sintió cómodo encerrando a la gente mientras él participaba de fiestas y recibía mujeres en Olivos. Y el vacunatorio VIP mostró que el poder tenía ventajas y el ciudadano de a pie tenía que pasarla mal y aguantar todas las decisiones delirantes de un poder corrupto y autoritario.
La violencia de los políticos contra los ciudadanos provocó asesinatos en provincias gobernadas por caudillos millonarios y atrasados que vieron en la pandemia una veta para mostrar su autoritarismo y su sentimiento de sentirse dueños de los ciudadanos. En la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta mandaba a los porteros a delatar ciudadanos. Todo fue distópico, violento y corrupto.
El uso político de la compra de vacunas encadenó a los argentinos a usar una vacuna rusa que no se usaba en ningún lado mientras el poder hacía negocios con empresarios farmacéuticos amigos.
El encierro infinito atentó contra la educación y la sociabilización de los chicos, y destrozó negocios y la actividad económica de gente que no se pudo reponer después de semejante atrocidad.
La política argentina mostró su peor cara durante la pandemia. Mientras los políticos tomaban medidas dantescas y cobraban su salario siempre, los autónomos y los que vivían al día con changas vivieron un infierno económico. Las consecuencias psicológicas fueron enormes. En Argentina hubo más muertos que en lugares sin encierro o con encierros cortos.
Hoy hay kirchneristas y gente de izquierda que dicen que con Milei se vive en dictadura; lo que dicen siempre que no gobiernan ellos. Lo más cercano a una dictadura que se vivió en Argentina fue ese encierro cavernícola y larguísimo. Que se hagan cargo los kirchneristas de que fueron ellos los que vulneraron todas las bases del sistema democrático en la pandemia.
Es dramático que la Justicia no investigue la infectadura, la corrupción y los ataques a los derechos humanos no pueden quedar impunes. La Justicia debe condenar a quienes cometieron toda clase de delitos usando un hecho desgraciado.
(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia).