Sé que es un tema inusual, pero realmente siento que mucha gente actuó mal a raíz de un hecho conocido por todos. Me refiero a la polémica por la canción de cancha de los jugadores argentinos, por la que se señaló especialmente a Enzo Fernández.
Yo tengo una posición muy clara: estoy en contra de la cancelación de la gente. Pero, además, el fútbol es el fútbol, tiene sus códigos, y no se puede interpretar el código del fútbol de un país con las reglas de lo políticamente correcto en otro. Y no se puede hacer extensivo esto que se viene diciendo sobre que «los argentinos son racistas».
Nosotros no somos racistas. Y pensarlo sería tan disparatado como si le dijéramos a los franceses que son violadores porque la semana pasada dos jugadores de rugby violaron a una chica durante su gira por Argentina. Son cosas que no se deben hacer extensivas.
Una vez aclarado esto, me gustaría insistir con algo que siempre digo: no hay que pedir disculpas por las cosas que se dicen. Al que no le gusta, puede criticar. Y, justamente, eso es lo bueno.
Si en vez de querer suspender a Enzo Fernández, alguien le hubiese dicho «Enzo, ¿porqué dijiste esto?», él hubiese dado su explicación y se hubiera generado algo mucho más interesante que un acto de cancelación, que siempre son poco interesantes e intelectualmente muy vulgares.
Pero una vez que todo esto sucedió, el problema se agrandó por la mala praxis del Gobierno argentino.
En primer lugar, un tuitero dijo que lo echaba por tuit a Garro, que era el subsecretario de Deportes, por haber dicho que Messi tenía que pedir disculpas. Messi no tiene que pedir disculpas de nada, Garro se equivocó. Sin embargo, no queda bien que, antes de que le pidiera la renuncia el presidente, se la pida un tuitero por Twitter. Y menos que ese tuitero, ligado al Gobierno, luego diga que él lo echó a Garro con un tuit.
En segundo lugar, la vicepresidente hace un discurso como patriota, acusando a los franceses de colonialistas. A esta altura, no se le puede seguir diciendo colonialistas a los franceses, como cuando Chávez le decía colonialistas a los españoles. Es lo mismo, es analizar lo que pasó en la historia con las variables de hoy, y está mal.
Y mucho peor es que la vicepresidenta haya hecho eso cuando Milei está por viajar a París por la apertura de las Olimpíadas y para reunirse con Macron. Entonces, no es que yo esté en desacuerdo con lo que dice la vicepresidente; estoy en desacuerdo con que le haga pasar un mal momento diplomático al presidente en su reunión con Macron, porque su vicepresidenta lo llamó colonialista.
¿Alguien se puede imaginar una conversación entre Milei y Macron en la que uno diga «ustedes son unos racistas» y el otro, «y ustedes unos colonialistas»? Es una tontería total.
Para colmo, luego va la hermana de Milei a pedirle disculpas al embajador francés por lo que dijo la vicepresidente.
Que vaya la hermana se convierte en una derrota autoinflingida, porque a no ser que uno quiera pensar que la hermana de Milei le quiere hacer daño a la vicepresidente, lo que hay que pensar es que es un daño autoinflingido. Convirtió en una noticia algo que se resolvía con un llamado telefónico de la canciller diciéndole «embajador, este no es el espíritu del Gobierno». Y listo, no se entera nadie. A quien le correspondía hacerlo era a Diana Mondino.
No lo hizo Diana Mondino discreta y diplomáticamente, sino que lo hizo con un perfil altísimo la secretaria general de la Presidencia, que no tenía nada que ver con esto.
A esto llegamos a partir del intento de cancelación al pobre Enzo Fernández, que estaba cantando un cantito de cancha. Yo a los hinchas de Boca me los encuentro hoy y los cargo hirientemente por cuando River les ganó la Libertadores en el Bernabéu. Los que amamos el fútbol somos así. No queremos hacerle daño al otro, pero sí, si les ganamos, inventamos cantitos y decimos cosas justamente para mostrar que ganamos.
Que todo esto desemboque en una crisis de Gobierno, con un tuitero dice que echó al subsecretario de Deportes, con la vicepresidente diciendo que los franceses son colonialistas y con la hermana del presidente pidiéndole perdón al embajador por lo que le dijo la vicepresidente, es un caso de mala praxis tremendo.
Yo estaba enojado con el asunto de la cancelación a Enzo Fernández. Pero luego, viendo lo que pasó, me surge decir que un Gobierno no puede comportarse de esta manera. Necesita un comportamiento más profesional, sobre todo cuando están en juego las relaciones internacionales.
(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia).