Por Lalo Zanoni
No es futurismo: la inteligencia artificial ya está instalada en la Argentina. Sin embargo, su implementación masiva genera tantos beneficios como riesgos. Capacitación y una adopción planificada son las claves para usarla eficientemente.
Uno de los debates más calientes en torno a la inteligencia artificial (IA) se da en relación al trabajo. Que si, como dijo Elon Musk, nos reemplazarán en nuestros empleos; o que si, como sostienen otros especialistas, con el avance de la IA se generarán nuevos puestos, oficios y tareas que hasta ayer no existían. Pero lo que es seguro es que, tal como sostiene el economista Eduardo Levy Yeyati, autor del reciente libro “Automatizados” (Planeta), el cambio y la transformación que trae la IA en el empleo “es irreversible”.
Milei busca en EEUU que Argentina se convierta en un polo mundial de Inteligencia Artificial
Más allá de los pronósticos a futuro, lo concreto es que la IA en el ámbito laboral en la Argentina está en pleno auge y, por supuesto, esto implica grandes oportunidades y también desafíos. Según un reciente informe de Microsoft y LinkedIn, el 80% de los trabajadores del conocimiento en el país ya usan IA generativa en sus tareas diarias, superando incluso la media global del 75%. Este dato evidencia que la IA no es un concepto futurista en abstracto, sino que es una realidad concreta, instalada, que redefine el trabajo y la productividad.
Otra conclusión importante del estudio es que en la Argentina el 62% de los líderes no contrataría a alguien sin habilidades en IA, destacando la importancia de adaptarse rápidamente.
Pero, a su vez, la capacitación en IA sigue siendo escasa: solo el 39% de los empleados globales recibe formación de sus empresas y la mayoría se ve obligada a adquirir conocimientos por sus propios medios, de forma autónoma. Esta situación muestra un gran desfasaje entre la necesidad de habilidades y la preparación real de los trabajadores, lo que podría generar una brecha significativa en el mercado laboral.
La demanda de competencias en IA se refleja también en LinkedIn, donde las menciones a esta tecnología en ofertas laborales incrementan las solicitudes de empleo en un 17%. Además, los perfiles que agregan habilidades como Copilot y ChatGPT crecieron 142 veces en el último año. Sin embargo, este interés también revela un panorama competitivo: no alcanza con aprender sobre IA, sino que es crucial canalizar ese conocimiento para generar impacto real en el negocio.
Un dato alarmante del informe es que el 75% de los empleados argentinos usa herramientas de IA por cuenta propia, muchas veces sin coordinación con sus empresas. Esto, si bien subraya la proactividad de los trabajadores, también implica riesgos como la exposición de datos sensibles o el uso ineficaz de la tecnología. Para los líderes, la prioridad debe ser acompañar esta tendencia con políticas claras y herramientas adecuadas que alineen la creatividad individual con los objetivos empresariales.
Sabemos que la IA ya dejó de ser una herramienta complementaria que sirve para jugar a generar contenido de todo tipo, sino que se convirtió en una necesidad estratégica. Quienes tomen la iniciativa de capacitarse y quienes ofrezcan ese soporte desde las organizaciones, estarán en una mejor posición para enfrentar los retos que se vienen dentro de un entorno en constante evolución. El futuro laboral ya llegó, impulsado por quienes entienden que la clave no está solo en la tecnología, sino también en cómo la usamos.