Quisiera hacer una reflexión acerca de algo que sucedió en España. La gran noticia es que un político llamado Íñigo Errejón, que es un fundador de Podemos, una especie de La Cámpora, muy amigo de los kirchneristas, muy pro-Palestina, muy afecto a todo ese discurso político del chavismo latino. Tuvo que renunciar a su cargo de diputado de Sumar y como presidente del bloque por denuncias de abuso sexual.
Además de que ya se hablaba de eso hacía tiempo en España, en el momento en el que él presentó la renuncia hubo algunas denunciantes que incluso fueron a la Justicia.
Esto me llevó a reflexionar: ¿por qué las feministas militantes apoyan este tipo de movimientos o este tipo de ideas políticas en las que en general (yo no digo que sea excluyente, porque puede haber abusadores sexuales en cualquier lado), pero en general hay una importante cantidad de abusadores que, irónicamente, son los que dicen defender a las mujeres? Íñigo Errejón, por caso, decía había que meter presos a los abusadores sexuales.
En Argentina pasa un poco lo mismo con el kirchnerismo. Si uno piensa el apoyo militante que tuvo el kirchnerismo de parte de muchas feministas, uno podría preguntarles: ¿por qué apoyan a una fuerza política donde está Fernando Espinoza? Y en el caso de La Cámpora hubo varios temas de abuso sexual que fueron ocultados por dinero o por el poder. O lo que pasa en Formosa, donde detuvieron a un señor que estaba defendiendo a una mujer a la que le estaban pegando.
Todas esas cosas pueden pasar en cualquier lado, pero pasa mucho entre los que sostienen el discurso militante de defensa de las mujeres. Es enorme el daño que le han hecho estas fuerzas políticas -Podemos, la izquierda española, el kirchnerismo- a un concepto tan importante como el feminismo, porque lo han transformado en una discusión sectorial y no en una verdadera causa común de búsqueda de la igualdad de derechos.
Ahora, lo que me gustaría escuchar es alguna reflexión por parte de las feministas que aquí apoyaban a esta fuerza política o a las que en la Argentina apoyaban al kirchnerismo. Por supuesto, podemos abundar en el tema, pero hasta pusieron un presidente que se dedicaba a salir con mujeres y le pegaba a su esposa.
El silencio de las feministas militantes frente a casos como este consolida el desprestigio de un movimiento que debería ser prestigioso. Si las feministas no hacen autocrítica por apoyar movimientos políticos que encarnan violentos, abusadores, violadores y todo lo que sabemos que ha pasado en el kirchnerismo (o que pasa aquí en la izquierda española), van a hundir el concepto del feminismo en el desprestigio.
Siempre los casos de extrema gravedad que aparecen y que tienen que ver con políticos, los victimarios pertenecen a este tipo de fuerza política, a las izquierdas que creen que por poner un Ministerio de la Mujer pueden violar mujeres o pegarles, como pasó en Argentina.
Es urgente que lo hagan, porque el feminismo conceptualmente tiene una gran historia. En Argentina, la primera gran feminista fue Victoria Ocampo, que justamente era una opositora al peronismo. Entonces, se necesita recuperar la idea fuerza de algo que es muy importante y que movimientos políticos y feministas que hicieron seguidismo de esos movimientos políticos consiguieron arruinar.
(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia)