Leyendo:
La libertad económica como norma y no como excepción
Artículo Completo 4 minutos de lectura

La libertad económica como norma y no como excepción

Por Martín Rossi (*)

La agenda económica del Gobierno se encuentra articulada en torno a dos pilares fundamentales: el pilar macroeconómico y el microeconómico. El macro tiene como objetivo principal lograr un déficit fiscal cero, lo que implica un compromiso con la estabilidad fiscal a largo plazo. El micro se centra en promover la libertad económica, con menor intervención estatal y mayor autonomía del sector privado.

El Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado que lidera Federico Sturzenegger ejecuta la agenda micro. La idea central es minimizar el rol del Estado, devolviendo a los individuos el poder de decidir sobre su propio destino.

Es importante destacar que este enfoque no es dogmático ni cerrado. Reconoce que, en ciertas circunstancias, pueden existir razones que justifiquen la presencia del Estado. En otras palabras, el objetivo es eliminar su intervención donde no es esencial y, al mismo tiempo, promover un entorno en el que la competencia, la innovación y la libre empresa sean los motores principales de la economía.

La Secretaría de Simplificación del Estado, una de las dos dependencias que conforman el ministerio, tiene una misión clara: reducir la burocracia, eliminar regulaciones innecesarias y fomentar un entorno que facilite la creación de empresas y la generación de empleo.

Demoler para transformar: el plan de Federico Sturzenegger para destruir la burocracia argentina

Nuestra visión de la historia reciente es que hacer negocios en Argentina era lo más parecido a pelar una cebolla. Se debía atravesar capa tras capa de regulaciones, permisos y trámites que parecían interminables. ¡Y siempre se terminaba llorando!

Dicha secretaría tiene el mandato de eliminar esas capas de regulaciones innecesarias que sobrecargan a las empresas y dificultan la innovación y el emprendimiento. Cada capa implicaba más papeleo, más intermediarios y más costos. Esto, además de dificultar la operatoria, desincentivaba la inversión y, lo que es peor, contribuía a la corrupción que no es una consecuencia inevitable de la burocracia, pero sí es un terreno fértil para que florezca.

Cuando el proceso está plagado de trámites innecesarios y decisiones discrecionales, se abren las puertas para que actores malintencionados aprovechen la oportunidad para sobornar o influir en decisiones. Por lo tanto, uno de los mayores beneficios de la desregulación es precisamente la lucha contra la corrupción, ya que se eliminan las «zonas grises» donde la intervención del Estado puede ser utilizada de manera abusiva.

Los resultados de estas políticas de simplificación y desregulación ya son visibles. Sectores en los que antes enfrentaban una jungla administrativa ahora pueden operar con mayor agilidad. Por ejemplo, la desregulación del sector aerocomercial incluye la eliminación del monopolio estatal de Intercargo, favoreciendo la entrada de nuevos actores. También incluye la autorización a operar en el país a las tripulaciones y aeronaves extranjeras en vuelos comerciales, la posibilidad de que empresas puedan ofrecer sus servicios a otras aerolíneas, la simplificación de trámites para la autorización de aeronaves pequeñas, entre muchas otras medidas.

La desregulación del sector automotor incluye la eliminación del Registro de Transporte Único Automotor (RUTA), y la del transporte interjurisdiccional flexibiliza requisitos para poder operar, otorgando plena libertad para definir modalidad, cantidad, trayectos, horarios y tarifas de sus servicios entre los partidos del conurbano y CABA. La desregulación del transporte de larga y media distancia permite que cualquier operador pueda entrar a los aeropuertos y puertos. En telecomunicaciones, se eliminaron regulaciones que impedían la competencia de Internet y TV satelital. Y la lista es mucho más larga.

Federico Sturzenegger

Aún queda trabajo por hacer, pero hemos dado pasos importantes hacia un modelo de país donde las empresas sean las principales responsables de su destino, y no el Estado. La tarea se complementa con la Secretaría de Transformación del Estado y la Función Pública, focalizada en reducirlo.

El desafío es seguir adelante con estas reformas y continuar achicando y simplificando el Estado, con la vista puesta en un futuro en el que la libertad económica sea la norma, no la excepción.

(*) Secretario de Simplificación del Estado del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado

Ingresa las palabras claves y pulsa enter.