Por Mariel Fornoni (*)
Por segunda vez en su historia, Argentina definió su futuro por medio de un ballotage presidencial. Tras una campaña que parecía más reñida, triunfó la ruptura. Más del 60% de la gente quería un cambio profundo y, bajo esa consigna, Javier Milei fue el elegido como futuro presidente de la Nación con el 56% de los votos, iniciando una era desconocida en la Argentina.
Por un lado, la categórica victoria de Milei es sorpresiva, teniendo en cuenta el triunfo de Sergio Massa en las elecciones generales. Pero por otro lado coincide con un cansancio y hartazgo general frente a la crisis social y política. El oficialismo planteaba que votar a Milei era tirarse al vacío sin red de contención y el hastío de la gente fue el motor que la alentaba a animarse.
La victoria de Milei marca el primer gobierno de su espacio. También de un candidato que surgió hace dos años sin antecedentes de liderazgo y sin estructura partidaria, por lo que no hay referencias para tratar de entender el futuro que le depara al país. Deberá entender las reglas de juego y la racionalidad que guía la política. ¿O preferirá ignorarlas y ensayar un nuevo tipo de liderazgo alejado de esa “casta política” a la que referencia como lo peor de la Argentina pero a la que hoy ha entrado?
En su discurso triunfal, Milei mostró su faceta más moderada, llamando a todos los políticos que quieran acompañarlo en su próximo gobierno. Entre los nombres que circulan a encabezar las principales carteras se ve que ha privilegiado a dirigentes de La Libertad Avanza y se espera que en las segundas líneas puedan aparecer dirigentes que acerque Patricia Bullrich o Mauricio Macri. ¿Eso garantizará que la impronta será la del propio Milei? ¿Tratará de impedir que se lotee su poder para conservarlo él?
“Milei es uno de los presidentes argentinos más votados, pero tiene muchos desafíos por delante”
Este nuevo gobierno se caracteriza principalmente por un escenario de fragilidad política tanto por el bajo poder real en el Congreso, así como por la falta de experiencia y aliados en los principales gobiernos provinciales y municipales. ¿Quiénes serán sus aliados? Evidentemente deberá apoyarse en los gobernadores y esta relación se regirá bajo la tensión de los recursos.
¿Cómo se reconfigurará el peronismo? ¿Podría iniciar una tendencia hacia la moderación y el centro, bajo el liderazgo de Sergio Massa, dejando de lado la fuerza del kirchnerismo? No olvidemos que la mayor parte de diputados y senadores responden a Cristina Fernández. ¿Qué hará el radicalismo y aquellos dirigentes del PRO del ala más moderada?
Las lunas de miel son líquidas y Milei tendrá un período de gracia muy corto si se tiene en cuenta la paciencia de los gremios, sindicalistas y la sociedad en general. Deberá generar confianza para alargar esos plazos. Y deberá garantizar gobernabilidad. Dos ejes fundamentales a profundizar en esta primera etapa.
Lamentablemente tenemos más preguntas que respuestas. Es el fin de una era en la que convivía la crisis económica y política y es el comienzo de otra, un desafío al que deberá adaptarse la Argentina.
(*) Analista política y socia directora de la consultora Management and Fit