Podría hablar de los pasos en falso de la nueva vieja política. Pero una vez escuché decir algo mucho más interesante. Hay una diferenciación más atinada que que “nueva y vieja política” y es “la buena y la mala política”. Los periodistas debemos criticar al poder y debemos formular las preguntas de la hora. Es tan crucial ese rol que hasta cuenta con protección constitucional y especial de la jurisprudencia. Claro que a los políticos generalmente no les gusta.
El diputado Javier Milei, por ejemplo, se enfureció ante una simple pregunta y eligió descalificar al mensajero.
Cuando le preguntan cosas que no le gustan, Milei actúa muy parecido a Cristina. Ella no puede responder o no tiene respuesta, y descalifica al fiscal. Él no puede responder o no tiene respuesta, y descalifica al periodista.
Jamás le pedí una respuesta en particular, que a mí me cerrara, le pedí una respuesta. Por sí o por no. Y no la tuvo sobre la eventual eliminación de las PASO. Dijo Milei que no responde cuestiones abstractas. ¿Qué serán si no la venta de órganos o la portación libre de armas sino abstracciones en nuestra sociedad en la que una mayoría se opone a esas ideas? La eliminación de las PASO no es una abstracción. Es hasta tal punto un debate extendido que en este mismo programa se lo pregunté a varios diputados: a Eduardo Valdes, del Frente de Todos; a José Luis Espert, de Avanza Libertad; a Graciela Camaño, de Tercera Posición; y a Mario Negri, de la UCR. Ninguno tuvo problema en responder. Sé que hay otros colegas a quienes Javier les ha devuelto hostilidad ante este cuestionamiento. Y lo hizo de igual manera con mi persona, eligiendo el agravio para suplir la respuesta.
[POLÍTICA] "No voy a contestar sobre abstracciones para que me vengan a operar": fuerte cruce entre Milei y Cristina Pérez por la suspensión de las PASO. 📻 pic.twitter.com/svRQw3O8Se
— ElCanciller.com (@elcancillercom) October 5, 2022
¿Por qué puede resultarle tan complicado contestar sobre la eliminación de las PASO? Y tiene que ver con la posibilidad de que en esta cuestión vote alineado al kirchnerismo, cosa que también le pregunté y le molestó.
En cuanto a las PASO. No es la primera vez que se proponen modificaciones, suspensión o eliminación. Las cuestiones que entran de lleno en la controversia ahora, son dos: una, y la más importante, es que implicaría cambiar las reglas de juego en medio del partido, y son las reglas de juego de algo básico y clave en democracia, como es votar. Y dos, que tal eliminación es una estrategia del oficialismo que busca fragmentar a una oposición que requiere de las internas para ordenarse en medio de una pelea a veces feroz por los liderazgos.
Ayer nomás Andrés «el Cuervo» Larroque, dirigente prominente de La Cámpora, afirmó que “es válido” discutir la posible eliminación del sistema ya que en el país “funcionan más como primera vuelta que como mecanismo de definición de candidaturas”. Eso pasa en efecto en el peronismo, donde las candidaturas dependen de la lapicera del que manda o de la que manda, pero no en la oposición de Juntos por el Cambio que desde su origen resolvió sus equilibrios de fuerzas mediante candidaturas de todos los espacios que la componen. Ya hay en danza al menos dos borradores de proyecto, de hecho.
A veces Javier Milei actúa más como un líder personalista que se enoja ante el mínimo cuestionamiento. Y como me apunta alguien versado, “el culto a la personalidad es la antítesis del liberalismo”.
No es la única situación que merece una mirada crítica en el escenario de los políticos que renuevan el espectro. En un contexto donde se impone realmente ser y parecer, porque la sociedad demanda ejemplaridad, la contratación de la hermana de Carolina Losada no es coherente con el discurso de la senadora ni de la oposición en general. Aquí, la explicación de la dirigente de la UCR apuntó a que Georgina no es planta permanente, a que su hermana realmente trabaja, que lo hace desde el día cero con ella y es en efecto quien la convenció para meterse en política”. Pero la contratación de un familiar directo definitivamente choca con conceptos de la propia Carolina Losada sobre lo que ella calificó como “militancia rentada” de la política, al criticar pases a planta permanente del Senado, considerando que ese tipo de contratación era “robarle a la gente”. Si hay otros políticos de la oposición que lo hacen, si es un vicio extendido de la política, tampoco está bien. Es peor aún. Y Carolina Losada lo sabe aunque eligió asumir este costo político.
Y finalmente, en estas horas, el doctor Facundo Manes profundizó sus críticas a Juntos por el Cambio, llamando “dictadura” a la coalición opositora. Dijo exactamente: “Una coalisión sin disensos es una dictadura”.
¿Manes se va a quedar entonces en una dictadura? Porque también trascendió en estas horas que no pensaba abandonar el espacio en el que planea ser precandidato a presidente. Sus propias calificaciones hacen incómoda la permanencia, si es que se va a quedar en una dictadura. En cuanto a sus dichos, políticamente, lo que tomó relevancia no es la cuestión del espionaje, que está en la Justicia, sino calificar al Gobierno de Macri como populista y decir que Macri y Cristina son lo mismo.
Analicemos un escenario hipotético en el que, por ejemplo, Wado De Pedro afirma en un programa de televisión que Cristina y Macri son lo mismo. En un solo instante, lo considerarían de salida, o jugando para la oposición u ofendiendo a la líder del partido. La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, manifestó en las últimas horas que no se puede “gobernar” “con personas que boicotean a la coalición”.
¿Manes se equivocó? ¿Tuvo impericia? ¿O busca un radicalismo que corte con el PRO y especialmente con Macri? Por lo pronto la jugada que ya lo había dejado en off side ahora lo pone al borde la puerta de salida. Los coqueteos con otros espacios de centro que incluyen a sectores peronistas, como el que representa el gobernador Juan Schiaretti, de Córdoba, no son nuevos, y son el marco no tan oculto de este escenario de tensión. Hay algo que con este episodio quedó afectado y es ni más ni menos que la affectio societatis, que en términos legales es la voluntad común de asociarse. A Manes sus palabras lo disocian, lo alienan del espacio.
Pero ahora sí vamos a lo importante. Se conoció la canasta básica de los jubilados y ya supera los $150.000. No sólo se duplicó en lo que va del año, sino que hacen falta tres jubilaciones mínimas para alcanzar ese número. Venimos planteando en forma reiterada en este programa que estamos asistiendo a una situación que, aunque no lo digan, parece marcar el fin de la jubilación como un ingreso que alcance para vivir. Casi nunca alcanzó, pero lo de ahora la equipara más con un subsidio que con un ingreso salarial. Ningún jubilado puede sostenerse con lo que cobra. Sólo Cristina con su doble pensión millonaria. Y si los jubilados no tienen familia o alguien que los ayude, quedan directamente en la intemperie de la pobreza o la indigencia.
“Los nuevos datos de la Canasta Basica de los jubilados ratifican la situación de precariedad y miseria en la que se hunde cada vez más el sector”, afirmó Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad. Hay 6 millones de jubilados que reciben la mínima, mientras que el resto recibe un promedio de $65.000 de ingreso, es decir que no están mucho mejor y los pensionados directamente apenas llegan a un poco más de $34.000. “Los bonos son monedas arrojadas a un pueblo hambriento”, destaca. “Son parches que resaltan el agujero que quieren ocultar”, agrega. Es difícil sumar algo más contundente. Y más vergonzoso.