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La «ultraderecha», la «ultraizquierda» y un mundo inestable al borde de la erupción
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La «ultraderecha», la «ultraizquierda» y un mundo inestable al borde de la erupción

Es interesante lo que está pasando en el mundo y especialmente en Europa. Es un proceso de gran convulsión el que se está viviendo allí. Probablemente el más convulsionado en años.

En Francia ganó el partido de Marine Le Pen, pero no hay posibilidad de formar Gobierno hasta este momento; y eso puede traer consecuencias increíbles, insólitas para Francia. Por ejemplo, que se tengan que adelantar las elecciones presidenciales.

También hay crisis en España, donde hay sectores del Partido Vox, que acompañaban en distintas administraciones al Partido Popular, y ahora lo han abandonado.

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Muchos leen esto como una radicalización de la política, pero a mí me gustaría aclarar algunos puntos.

Se habla mucho de que hay un auge de la ultraderecha. A mí no me gusta la palabra «ultraderecha» porque es una palabra que impone la izquierda. Y la izquierda no llama «ultraizquierda» a gente como Mélenchon, Por lo tanto, considero que no hay que usarla.

Además, no hay que usarla porque los partidos que están ganando en Europa no son todos iguales. Por caso, el partido de Le Pen es más parecido a una especie de peronismo, porque era un partido antisemita y ahora es un partido que defiende a los judíos. Y es un partido familiar: Jordan Bardella, que fue el candidato, está de novio con una Le Pen.

Yo diría que más que de ultraderecha, son gente que quiere el poder, y trabajan por el poder. En algunos temas van modificando la opinión y tienen una cosa muy fuerte con el gasto público, típico de partido populista.

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Tampoco es lo mismo que lo que está pasando en Italia. Meloni había llegado con un discurso bastante radicalizado, por decir de algún modo, pero para mí hizo lo correcto: cuando asumió como primera ministra se convirtió en la primera ministra de todos los italianos, se movió hacia el centro y eso le está redituando en, no solo ganar las elecciones, sino además convertirse en la política más interesante de Europa en este momento.

El partido que ganó en Países Bajos, con un líder que se llama Wilders, tiene una postura completamente anti-islam, pero no es un partido de ultraderecha que se manifieste en contra de los homosexuales o quiera destrozar el Estado holandés.

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En efecto, tienen una postura muy firme por el temor que hay en el norte de Europa con respecto a los atentados terroristas islámicos y lo que ya ha pasado en muchas ciudades. Me refiero a, por ejemplo, Bélgica o Suecia, donde hay ciudades que tiene zonas en las que directamente no viven ni belgas ni suecos. Allí solo vive población árabe, islámica, y en algunos casos se ha registrado violencia. Eso claramente produce otro tipo de voto en el norte de Europa.

Entonces, hay una simplificación conceptual al decir «ultraderecha», como si todos los partidos que estuvieran ganando elecciones fueran iguales; y no lo son. El partido que sí podríamos caracterizar casi de ultraderecha es el que salió segundo en las elecciones alemanas y que se llama AFD. Es un partido violento y, en algunos casos, antisemita. Tiene todas las características básicas de un típico partido de ultraderecha.

El resto son partidos que van desde el populismo hasta aquellos que se mueven hacia posiciones de centro, por describirlo de algún modo.

Lo que para mí puede definir lo que va a pasar en el futuro es la reacción contra Rusia. ¿Por qué? Desde que invadió a Ucrania, Rusia tiene una posición amenazante sobre Europa, donde hay partidos que apoyan a Rusia (por ejemplo, Macron en Francia a Ucrania, pero Le Pen es amiga de Putin). Si se permite un avance de Rusia sobre Ucrania, en Europa se van a poner en peligro las gobernancias.

Y esto también se vincula con lo que vaya a pasar en Estados Unidos, porque en Estados Unidos hay una elección insólita entre dos ancianos que dicen cosas y se equivocan todo el tiempo. Esa elección también va a condicionar lo que pase con Rusia.

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Sabemos claramente que si gana Trump, él se va a ocupar mucho de defender a Israel y va a tratar de solucionar los problemas en Medio Oriente. Pero también va a intentar lo que él llama «un acuerdo de paz con Putin», y para Putin no es concebible un acuerdo de paz del que no pueda sacar ventaja. El acuerdo de Trump es que Rusia se vaya definitivamente de Ucrania y que Ucrania se integre a la Unión Europea, a la OTAN y a todo lo que tenga que integrarse.

Es muy complicado el futuro de Europa, el de EEUU y, por ende, del mundo. Porque Europa y EEUU ejercen una influencia muy importante en todo Occidente, y no hay antecedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial de tamaña inestabilidad como la que hay ahora, con liderazgos que se rompen y partidos que desaparecen.

Y EEUU, que siempre fue el guardián de la libertad y de la seguridad para el mundo, vive hoy una competencia entre dos ancianos que no tienen justamente la mejor postura respecto a la defensa de la libertad y de la democracia en el mundo. E inclusive podría llegar a haber complicidades entre EEUU y Rusia.

(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia)

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