Por Magdalena Day (*)
Hoy pasamos más del 90% de nuestro tiempo en edificios corporativos y otros espacios cerrados, y esto tiene una enorme influencia en nuestra salud física y emocional.
Desde hace una década, el movimiento Wellness en la construcción viene pisando fuerte, y esta tendencia ha llegado a Latinoamérica y la Argentina.
En ese marco, la consultora Green Group, representante del IWBI (International Well Building Institute), elaboró una lista de diez parámetros para garantizar el bienestar y la salud en edificios. Cumpliendo y evaluando de manera permanente estos puntos, se puede certificar qué edificio es saludable y cuál no.
LOS 10 PARÁMETROS
1- Aire: es el primer factor relevante, e incluye el monitoreo de su calidad, buena ventilación y ambientes libres de humo
2- Agua: Eficiencia en su uso; sistemas de filtrado y reutilización; monitoreo de la calidad del agua y de la humedad en ambientes cerrados.
3- Alimentación: este indicador es especialmente importante en oficinas, hoteles e instituciones académicas. Incluye la provisión de frutas y vegetales, y la instalación de huertas verticales o hidropónicas dentro.
4- Iluminación: implica dar prioridad a la luz natural a la hora de diseñar el edificio, y a la eficiencia energética, mediante sistemas de iluminación inteligentes.
5- Movimiento: incluye desde un mobiliario ergonómico que ayude a cuidar las posturas hasta espacios para hacer pausas activas, gimnasio y estacionamiento para bicicletas.
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6- Sonido: siendo el ruido ambiental un factor importante de contaminación y estrés, los edificios saludables y orientados al bienestar deben medirlo en primer lugar, y luego minimizarlo mediante paneles acústicos y otras estrategias de aislación.
7- Materiales: este ítem abarca desde la selección de materiales de construcción eco-amigables, hasta el manejo de residuos con criterios de economía circular (basada en las tres R de reducción de desechos, reutilización y reciclado).
8- Salud mental: incluir programas de promoción del bienestar mental y emocional, a través de la capacitación, programas de manejo de estrés y acceso a espacios naturales para la desconexión, como jardines, terrazas verdes y lugares con plantas.
9- Comunidad: desde los edificios saludables y orientados al bienestar se pueden promover acciones de voluntariado y participación comunitaria, incluyendo programas de diversidad, inclusión y apoyo a un buen balance entre la vida laboral y familiar.
10- Innovación: promover la investigación y el desarrollo de soluciones para mejorar el bienestar y la salubridad de los edificios, como sistemas de monitoreo y mejora en cada uno de los parámetros anteriores, basados en datos y evidencia científica.
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Un estudio realizado en 2022 reveló que en los edificios certificados WELL se mejora la satisfacción de los usuarios en general en casi un 30%, así como el puntaje de bienestar percibido por los usuarios en un 26%, la salud mental reportada en un 10% y la media de productividad en 10 puntos.
En tanto, otra investigación del Landscape and Urban Planning demostró que las oficinas con puntajes más altos de índices verdes producían primas de alquiler de hasta 7,8%. De igual manera, un estudio del Journal of Building and Environment reveló que las oficinas con mayores niveles de luz solar gozaban del 5% al 6% en la prima del alquiler.
Todos estos datos avalan que la certificación garantiza niveles de confort óptimos, y dado que pasamos la mayor parte del día en nuestros lugares de trabajo, sin duda que un espacio saludable nos vuelve más saludables. Pero al margen del lugar físico, las políticas operacionales de cada empresa, como que un empleador provea espacios o beneficios para practicar deporte, la posibilidad de monitorear la salud, de proveer comidas nutricionalmente calibradas, también mejora nuestro bienestar de manera integral.
Es importante destacar que las construcciones saludables y enfocadas en el bienestar no son una moda ni una estrategia de marketing vacía de contenido, sino que se han convertido en un factor decisivo a la hora de atraer y retener talento joven, ya que las nuevas generaciones están más enfocadas en cuestiones como el bienestar y el cuidado ambiental. Por eso, como desarrolladora inmobiliaria, desde hace años pongo el foco en la investigación en ciencia y tecnología y su aplicación en las personas, siguiendo sus parámetros biológicos y tomando decisiones sobre nuestros desarrollos para mejorar su vida diaria. Asimismo, resulta clave para conseguir financiamiento e inversiones, ya que los fondos e inversores están mirando cada vez más los parámetros de sostenibilidad, salud y bienestar a la hora de apostar por desarrollos urbanísticos e inmobiliarios.
(*) Desarrolladora inmobiliaria y fundadora de Grupo MDay