Por Raúl Hutin (*)
La mayor parte de los sectores de nuestra sociedad coincidimos en el diagnóstico y los problemas de nuestro país. Pero sobre las dificultades actuales, nos preocupa tanto o más no ver un horizonte que nos genere expectativas y nos permita ordenar la planificación productiva en el corto plazo.
Hoy las fábricas están trabajando al 54% de su capacidad instalada de promedio, pero esto significa que rubros como el textil están en el 36,7%, o metalmecánica al 33,4%, o la industria automotriz y por ende todos las pymes que la abastecen cayeron al 25,7%.
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La baja desmesurada está íntimamente ligada a la caída del salario real y la contracción del mercado interno, que si tomamos como referencia febrero del 2023 a febrero del 2024 registra una baja del 25%, pero si analizamos comparativamente con el año 2015 la caída es del 57%. Estos datos muestran cabalmente que el mercado interno se viene liquidando día a día y con él las pymes abastecedoras naturales de ese mercado.
En este contexto, cuesta entender la liberación de precios sobre los combustibles líquidos y gaseosos para ponerlos en línea con los internacionales.
La realidad es que las reservas naturales de energía son de todos los argentinos, la extracción la hacen los argentinos, la transportan, la destilan, la envasan, la venden, todo en pesos y ahora ponen los precios en dólares, lo que tiene como resultado que las multinacionales extraigan ganancias extraordinarias. Lo que pedimos y no encontramos es una respuesta sobre el beneficio que esto puede generar para el sector productivo de nuestro país.
El precio del gas está íntimamente ligado al de la electricidad ya que las centrales, en su mayoría se alimentan de esa fuente energética. Las facturas que a cada uno de nosotros nos llega en pesos, en la práctica se actualiza en dólares norteamericanos.
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A febrero del 2024 su valor era de $ 47,26 m³, llevado a millón de BTU ( MMBTU=27M3) resulta un precio de U$S 3.66/MMBTU. La propuesta de la secretaria de energía es llevar este valor a U$S 3,91/MMBTU pero como aumenta en función de la actualización del dólar, el valor que vamos a tener que pagar estaría en los $130 el m³ cuando el valor internacional es de U$S 2,50 o sea que cada familia deberemos pagar por nuestro gas más del 50% de lo que cuesta en Europa que no tienen gas.
Debemos mencionar que, por ejemplo el costo de extracción en un pozo de Vaca Muerta sumándole todos los gastos anexos debería estar en U$S 1,50. El MMBTU. El valor de venta seria U$S 2,50, las empresas tendrían un beneficio del 60%, suficiente para invertir y multiplicar su producción. Entonces nos preguntamos: ¿Por qué buscan cobrar U$S 3,91?
La fuerte suba del gas incide directamente en el precio que pagamos la electricidad que se llevaría a U$S 70/MWH, esto significa más del 100% sobre el precio de los EEUU. Europa está hoy entre U$S 40 a 45/MWH. Lo que demuestra como esto atenta contra los consumidores y las pymes que perdemos toda posibilidad de competencia internacional. Vale la pena destacar que los salarios de los trabajadores de ninguna manera se han multiplicado por tres como las tarifas.
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El caso del petróleo es similar. El costo del barril en boca de pozo es de U$S10 que más gastos generales estaría en los U$S 25 para los 159 litros del barril que multiplicado por un dólar de $900 daría un costo en la entrada de la refinería de $150. El proceso de destilado lo duplica, además se agregan aditivos y transporte lo que lleva el precio en las estaciones de servicio a $ 350. ¿Pueden explicar quién se está quedando con la diferencia para que el litro de nafta cueste $900?
En el medio de la neblina y la incertidumbre del camino, estamos empezando a encontrarnos con uno de los peores fantasmas: el desempleo. Las pymes históricamente hacemos todo lo posible para no despedir, y la razón excede costos, los empleados son parte de nuestra familia y además incorporaron conocimientos a lo largo de los años de trabajo que los vuelve irremplazables. Estamos haciendo el esfuerzo, el presente es complicado, estamos mal, pero faltan señales para saber hacia dónde vamos y cómo podemos estar mejor.
(*) Industrial, dirigente pyme y secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales