Por Diego Quindimil (*)
El empresario chino Yu Donglai pateó el tablero del empleo al introducir los días de “licencia por infelicidad”, para ayudar a los empleados a lograr un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal. La decisión del magnate del comercio minorista en China ha generado un gran debate en el mercado de trabajo.
La llamada “licencia infeliz” ha recogido gran cantidad de elogios entre los colaboradores, quienes valoran el beneficio de tomarse un licencia remunerada cuando estuvieran deprimidos o atravesando una situación de angustia o que afecte su bienestar emocional.
Durante la Semana de los Supermercados de China de 2024, Yu Donglai, fundador y presidente de Pang Dong Lai, una cadena minorista en la provincia de Henan, en el centro de China, anunció que los empleados podrán solicitar 10 días de licencia adicional a su discreción.
El empresario quiere que los empleados determinen libremente cuándo es necesario recurrir a la licencia por infelicidad. “La dirección no puede negar esta licencia. La negación es una violación”, dijo.
Síndrome de burnout: el 94% de los trabajadores argentinos se sienten «quemados»
La licencia por infelicidad que instaló este empresario en China sucede al mismo tiempo que en nuestro país disminuyen los niveles de felicidad. Respecto del año pasado, según el “Informe de la Felicidad en Argentina 2024” del Observatorio de Tendencias Sociales, Educativas y Empresariales de la Universidad Siglo 21, los niveles de felicidad en nuestro país han bajado notablemente. Se trata del índice más bajo de los últimos siete años.
Según el estudio, un tercio de los participantes de la encuesta reconoció encontrarse tan agotado que no puede realizar ninguna actividad después del trabajo. Lo preocupante es que se trata del nivel más alto de agotamiento desde 2018. Solamente un tercio de los entrevistados se siente plenamente satisfecho con su vida
Los jóvenes (18-29 años) son el único grupo etario que evidencia un cambio positivo en los niveles de felicidad. Mientras que el resto de los grupos tuvieron caídas de los niveles de felicidad. Esta caída se da marcadamente entre los que tienen de 50 a 59 años.
En paralelo, el «Informe de Burnout en Argentina 2024» de la misma institución destaca que los niveles de agotamiento profesional entre los trabajadores argentinos están en aumento. Según el estudio, el 24% de los trabajadores indican que la mayor parte de los días no pueden relajarse cuando salen de trabajar, y un tercio de la población encuestada se encuentra tan cansada que no puede realizar otras actividades después del trabajo. Este último valor representa un aumento de diez puntos porcentuales con respecto al año anterior.
Recordemos que el burnout cuya traducción podría ser “estar quemado en el trabajo”, está reconocido como una enfermedad ocupacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que causa, el agotamiento físico, mental, emocional, el estrés laboral crónico y puede desencadenar trastornos más graves como la depresión y la ansiedad.
Entendemos que el bienestar es un factor crítico para la sociedad. Es importante enfatizar la importancia de mantener un entorno laboral saludable y equilibrado, que no solo ayuda a prevenir el burnout, sino que también promueve el bienestar general, lo que a su vez puede mejorar la productividad y reducir los costos asociados con la salud y el ausentismo laboral. Sabemos que el burnout se ha transformado en una epidemia silenciosa que afecta nuestra salud mental y que requiere acciones de prevención desde las organizaciones, sus líderes y hasta el estado.
La era del home office: ¿por qué nadie quiere volver a la oficina?
La relación entre la felicidad y el burnout es evidente: cuando el burnout aumenta, la felicidad disminuye. Como parte de esto, los bajos salarios, las relaciones interpersonales complejas y la cultura de exceso de horas de trabajo, suelen ser, las principales fuentes de emociones negativas y de infelicidad laboral.
Volviendo a nuestro héroe sin capa, el empresario chino Yu Donglai, pronunció un discurso en el que condenó la cultura de los patrones chinos que abogan por largas jornadas laborales. “Hacer que el personal trabaje largas horas extras no es ético y es una expropiación de las oportunidades de crecimiento de otras personas”, afirmó.
“Quiero que todos los miembros del personal tengan libertad. Todo el mundo tiene momentos en los que no está contento, así que, si no está contento, que no venga a trabajar”, dijo Yu.
El audaz movimiento del empresario chino hacia la «licencia por infelicidad» redefine las reglas del juego laboral. En un mundo donde el burnout y la infelicidad aumentan, su política pionera no solo promueve el bienestar de los empleados, sino que también podría inspirar un cambio global en la cultura laboral.
Imaginen un lugar de trabajo donde la salud mental sea una prioridad y los empleados tengan la libertad de cuidar su bienestar sin miedo a represalias. Yu Donglai nos muestra que es posible y necesario.
(*) Psicólogo y director de la consultora Contenido Humano (@diego.quindimil)
