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Logística en emergencias: la diferencia entre el caos y la resiliencia
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Logística en emergencias: la diferencia entre el caos y la resiliencia

Por Romina Andreani (*)

Las crisis humanitarias y los desastres naturales nos obligan a enfrentar una realidad innegable: la logística es el factor que determina si una respuesta será efectiva o un fracaso. Lo hemos visto en Argentina con inundaciones en La Plata y Santa Fe, y recientemente en Bahía Blanca. También en toda América Latina, donde el aumento de tormentas e inundaciones ha impactado a millones de personas. Sin una cadena de suministro robusta, las ayudas llegan tarde, los recursos no se distribuyen correctamente y la recuperación se vuelve un proceso lento y doloroso.

El incremento de desastres naturales es una tendencia innegable. Solo en 2023 en América Latina se registraron 67 eventos meteorológicos, hidrológicos y climáticos (un 77% de ellos relacionados con tormentas e inundaciones), afectando a más de 190 millones de personas.

Argentina no es la excepción: los riesgos climáticos están claramente definidos por regiones y requieren respuestas logísticas diferenciadas:

– NOA: inundaciones, tempestades, aludes, sequías.

– NEA: inundaciones, sequías, olas de calor, plagas.

– Cuyo: inundaciones, deslizamientos, aluviones, incendios.

– Centro/AMBA: sudestadas, aumento del nivel del río, inundaciones, erosión costera.

– Sur: incendios, crecidas de ríos, tempestades.

Estos datos subrayan la urgencia de fortalecer la capacidad de respuesta logística para minimizar el impacto de estos eventos y evitar situaciones de emergencias de mayor escala.

Como experta en logística y con experiencia en la gestión de emergencias junto a organizaciones humanitarias, he sido testigo de la diferencia que hace una planificación adecuada en situaciones de crisis. No se trata solo de mover bienes y personas, sino de diseñar sistemas ágiles, predecibles y coordinados que minimicen el impacto de los desastres en la sociedad.

ANTES DE LA CRISIS: PREPARACIÓN Y ESTRATEGIA

La clave de una respuesta eficiente no se construye en el momento de la emergencia, sino mucho antes. Gobiernos, empresas y organizaciones deben asumir la logística como un eje central de su planificación de riesgos. Esto implica la implementación de simulacros, la definición de rutas alternativas, la creación de almacenes regionales con insumos críticos y el uso de herramientas tecnológicas para monitoreo y análisis predictivo.

En países con alta exposición a fenómenos climáticos, la ausencia de un sistema de alerta temprana y de protocolos claros es un riesgo inaceptable. La información meteorológica y los sistemas de prevención deben integrarse tecnológicamente con plataformas de gestión logística que permitan activar respuestas inmediatas, evitando improvisaciones que pueden costar vidas.

DURANTE LA CRISIS: LA LUCHA CONTRA EL COLAPSO LOGÍSTICO

Cuando un desastre ocurre, la cadena de suministro se convierte en un campo de batalla. Carreteras intransitables, redes de comunicación colapsadas y una demanda masiva de recursos ponen a prueba la capacidad de respuesta del sistema. En este escenario, la coordinación es más importante que la cantidad de ayuda disponible. Sin una gestión adecuada, las donaciones se transforman en una carga logística, los recursos se pierden en el caos y la ayuda tarda en llegar a quienes más la necesitan.

En 2010, mientras organicé el Primer Seminario de Logística para Emergencias en Argentina, quedó claro que el Estado debe asumir el liderazgo en la coordinación logística en estos escenarios, pero necesita protocolos definidos y una estrecha cooperación con el sector privado y organizaciones humanitarias. No existe una entidad que pueda gestionar una emergencia de manera aislada; la clave es la articulación.

Durante mi trabajo en Naciones Unidas tuve la oportunidad de interactuar de cerca con las operaciones logísticas del World Food Program (WFP) y aprendí de primera mano la importancia de la organización y la prevención antes de que ocurrieran los desastres. El WFP es reconocido no solo por su labor en la seguridad alimentaria, sino también por la sofisticación y alcance de su operación logística. Su trabajo se centra en garantizar que la asistencia alimentaria llegue de manera oportuna y segura a las poblaciones más vulnerables, incluso en los entornos más complejos y desafiantes.

Para lograrlo, el WFP diseña y ejecuta planes logísticos minuciosos que abarcan desde la adquisición de alimentos hasta la distribución final en terreno, coordinando operaciones a nivel internacional y trabajando en estrecha colaboración con gobiernos, organizaciones humanitarias y comunidades locales para asegurar rutas seguras y alternativas en zonas de conflicto o afectadas por desastres.

DESPUÉS DE LA CRISIS: RECONSTRUCCIÓN Y APRENDIZAJE

Cuando las cámaras se apagan y la emergencia desaparece de la agenda mediática, comienza la fase más difícil: la reconstrucción. La reactivación de la cadena de suministro es fundamental para el restablecimiento de la economía y la vida cotidiana de las comunidades afectadas. Sin embargo, en muchos casos, las oportunidades de mejorar el sistema se desperdician.

Cada desastre es una fuente de aprendizaje. Si después de cada crisis se hiciera un análisis profundo sobre qué funcionó y qué falló, estaríamos mejor preparados para la siguiente.

La logística humanitaria no puede depender solo de la voluntad y el esfuerzo en el momento del desastre; debe basarse en datos, planificación y mejora continua.

HACIA UN MODELO DE LOGÍSTICA RESILIENTE

El aumento de desastres climáticos en América Latina es una tendencia que no podemos ignorar. Los eventos extremos no son aislados, sino parte de un patrón creciente que exige fortalecer nuestras capacidades de respuesta. Las empresas deben incorporar la logística de emergencias en su agenda de responsabilidad social, y los gobiernos deben priorizar inversiones en infraestructura y tecnología para la gestión de crisis.

Hoy más que nunca, la resiliencia logística es un imperativo. No podemos evitar todas las situaciones de emergencia, pero sí podemos decidir qué tan preparados estaremos para enfrentarlos. La diferencia entre el caos y una respuesta efectiva radica en lo que hagamos antes de que la próxima crisis golpee.

(*) Inversora ángel. Miembro de diversos boards. Mentora. Facilitadora en la creación de empresas

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