Viendo lo que pasó en Gaza, pensaba en la Alemania nazi. Al llegar al poder los nazis no podrían haber hecho lo que hicieron si no hubiesen tenido una red de complicidades ciudadanas, empresarias y de medios de comunicación. Es mentira que se pueden cometer actos brutales, como fue el caso de la Alemania nazi contra los judíos (cuando rompían los negocios y quemaban los libros) sin la complicidad de un montón de gente que, además, había votado al partido nazi.
Esto mismo es lo que sucede hoy en Gaza. Que sea un Estado donde se puede violar mujeres y donde se puede decir impunemente que hay que matar a todos los judíos se debe a que Hamás es una organización terrorista y a que esos son sus objetivos. Pero, además, hay un pueblo que lo avala. La gente que vive en Gaza muy mayoritariamente apoya la gestión de Hamás.
La mayoría de la gente en Gaza celebra cuando se mata a un judío. Es gente que se alegra cuando se entera de que dos bebés fueron ahorcados o asesinados, no con bombas, sino con las propias manos de los terroristas.
Esto es claramente así. Pero yo hoy me quiero detener en la red de complicidades internacionales que hubo para blanquear a Hamás y para que Hamás pueda aparecer como un grupo rebelde que está luchando contra un sometimiento y no como lo que son: criminales, terroristas, asesinos que viven en una población que es esencialmente cómplice.
En todo el mundo ha habido cómplices: son los que funcionaron como blanqueadores de Hamás.
Pudieron llegar hasta a asesinar bebés porque en el mundo existe el diario El País, porque existe la cadena BBC, porque en Argentina existe gente como Norman Briski, que recibió un premio y habló bien de Hamás, porque hubo gente que aplaudió a Norman Briski ese día, porque existe Amnistía Internacional que se dedicó todo el tiempo a blanquear a Hamás, porque en Estados Unidos, en las universidades de élite, hicieron lo mismo. Es infinita la lista.
No podrían haber hecho esto sin la complicidad de su población y sin la complicidad de actores muy importantes de Occidente.
No dejemos de recordar eso, porque no son unos loquitos sueltos: son una organización terrorista que cuenta con apoyo enorme. Por eso, pudieron hacer lo que hicieron, por eso pudieron entregar un cuerpo diciendo que era de una persona y no lo era.
Hasta estados islámicos como Arabia Saudita condenaron eso, porque no es el tratamiento que una religión hace con un cadáver.
Yo espero que se concrete lo que se ha estado hablando en estos días en Buenos Aires, la propuesta de cambiar el nombre de la calle Estado de Palestina, porque es un gran momento para cortar y para dar muestras acabadas de que Occidente no puede nunca más blanquear a este tipo de organizaciones, que pueden llegar a hacer cosas como hicieron los nazis.
(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia).
