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Los disfraces del antisemitismo: de la defensa de los nazis a la justificación de Hamás y Hezbolá
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Los disfraces del antisemitismo: de la defensa de los nazis a la justificación de Hamás y Hezbolá

Por Darío Lopérfido

“Tras la caída del régimen nazi en 1945, hubo múltiples manifestaciones por parte de medios de comunicación, organismos internacionales y figuras del entretenimiento que criticaron la actitud de los aliados. Se llegó a cuestionar que Hitler se viera empujado al suicidio por la violencia de los vencedores. Asimismo, los aliados recibieron duras críticas por el asesinato de los hijos de Joseph Goebbels, quienes fueron envenenados por sus propios padres, presas del pánico ante el avance aliado, y quienes, según se dijo, no vieron otra opción. A su vez, algunos organismos internacionales expresaron su preocupación por el deterioro del mobiliario urbano en Berlín, especialmente en las inmediaciones del búnker de Hitler. Incluso grupos feministas hicieron un llamado a solidarizarse con la situación de Eva Braun”.

El drama de las víctimas argentinas de Hamás, a un año de la masacre del 7 de octubre

Este relato, a primera vista absurdo, parece imposible de concebir. Sin embargo, algo similar sucedió tras el ataque terrorista perpetrado por Hamás en Israel el 7 de octubre del año pasado, el mayor ataque contra judíos desde el Holocausto. Para asombro de muchos, este acto de barbarie recibió amplio apoyo y justificación por parte de diversos sectores en Occidente. Mientras civiles israelíes eran asesinados, violados y tomados como rehenes (muchos de ellos siguen cautivos), una parte considerable de la opinión pública occidental se mostró indiferente ante estas víctimas y no dudó en solidarizarse con los agresores. Este es un ejemplo claro de antisemitismo, disfrazado tras teorías históricas estrafalarias que demuestran cómo la ignorancia y el odio a los judíos suelen ir de la mano.

Resulta alarmante que algunas personas en Occidente no solo justifiquen el asesinato de judíos, sino que también defiendan a terroristas que oprimen a su propia población. Estas mismas voces condenan a Israel, que no hace más que lo que cualquier nación civilizada haría: proteger a sus ciudadanos.

Cualquier país que sufriera un ataque como el de Israel recibiría solidaridad internacional, y se justificaría la violencia contra los agresores. Los ciudadanos de ese país exigirían a su gobierno que hiciera todo lo posible por rescatar a los rehenes y eliminar la amenaza terrorista.

Esto es lo lógico en cualquier situación, pero el antisemitismo y la irracionalidad del movimiento woke intentan privar a Israel del derecho a defender su gente y su territorio. Si estuviéramos en 1945, estos mismos sectores estarían del lado de los nazis, oponiéndose a los aliados. Hamás y Hezbolá, como los nazis en su momento, buscan exterminar al pueblo judío. Todo lo que declaran es una mera excusa, pues sus acciones están fundamentadas en el odio, un odio que inculcan a sus hijos y que, lamentablemente, encuentra respaldo en ciertos sectores de Occidente.

La «proporcionalidad» como argumento para justificar el antisemitismo y negarle a Israel su derecho a defenderse

Israel es una democracia, con todos los problemas que esto puede implicar, pero es un país donde no se persigue a quien piensa diferente, donde las mujeres gozan de plenos derechos y donde las personas pueden vivir su identidad de manera libre, sean homosexuales o no. Gaza, por el contrario, está gobernada por Hamás, una organización terrorista que niega los derechos fundamentales tanto a mujeres como a minorías.

Cualquier discurso que no comience con la exigencia de «liberar a los rehenes» es, en el fondo, una justificación implícita de la barbarie.

Israel se defenderá como siempre lo ha hecho, con razón e inteligencia de su lado. Este es un pueblo que ha sido amenazado con la desaparición y que ha aprendido, a través de siglos de antisemitismo, que su supervivencia depende de su capacidad de defenderse, incluso cuando parte de la opinión pública occidental defienda a los terroristas. La lucha de Israel contra Hamás y Hezbolá es una causa que beneficia a todo el mundo. Los argentinos, que hemos sufrido ataques terroristas en nuestro propio territorio, entendemos mejor que nadie la importancia de esta lucha.

Lo verdaderamente triste y vergonzoso es que, una vez más, haya quienes se pongan del lado del mal, con una mentalidad que recuerda a la de quienes en la década de 1930 justificaban a los nazis.

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