Por Juan Xanthopoulos (*)
La escuela secundaria es la última experiencia educativa formal por la que pasa la mayoría de las personas. Hoy, la totalidad de adolescentes que termina la primaria ingresa a la secundaria. Sin embargo, existe un desafío inmenso en la finalización del nivel. Según el Censo 2022, entre los jóvenes de 20 a 24 años, solo el 66% tiene el título secundario. A su vez, a esto se le suma el desafío de garantizar trayectorias escolares con niveles satisfactorios y equitativos de aprendizaje.
Dado que la escuela secundaria ocupa un lugar clave en el desarrollo de las capacidades de los y las jóvenes y en la configuración de las oportunidades con que van a contar a futuro, es necesario que logre retener a la totalidad de estudiantes y les brinde una formación significativa. Para esto, hay políticas que ya vienen mostrando buenos resultados, como los Sistemas de Alerta Temprana (SAT) para prevenir el abandono escolar.
Los SAT son una herramienta que permite identificar a estudiantes en riesgo de abandono y promover intervenciones oportunas para actuar según la particularidad de cada situación. Su funcionamiento es sencillo: el SAT monitorea indicadores clave y, cuando detecta una combinación de situaciones preocupantes, activa una alerta de riesgo de abandono. La escuela realiza una evaluación de las necesidades del estudiante e interviene para atender la problemática. Luego, con la intervención ya en marcha, se hace un seguimiento de cada estudiante con la finalidad de garantizar que permanezca en la escuela.
En Argentina, el desarrollo de los SAT es un impulso reciente. Sin embargo, actualmente, varias provincias están implementando o desarrollando sus propios SAT: Entre Ríos, Mendoza, Corrientes, Córdoba, CABA, Buenos Aires, La Pampa, Río Negro y Santa Fe. Por su parte, otras jurisdicciones utilizan el SINIDE Gestión Escolar (SGE), que tiene entre sus funcionalidades un componente de detección de estudiantes en riesgo de abandono escolar. Ellas son Catamarca, Chubut, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tierra del Fuego. Desde CIPPEC hemos apoyado a Entre Ríos y Mendoza en su implementación y actualmente lo estamos haciendo con Jujuy, Salta, Santa Fe y Misiones.
La necesidad de acompañar a quienes presentan una trayectoria debilitada –en el marco de un proceso de creciente inclusión en el nivel secundario– ha favorecido que distintas jurisdicciones y el gobierno nacional promuevan el desarrollo de este tipo de políticas. No obstante, de las experiencias provinciales emergen algunos desafíos y recomendaciones para fortalecer los SAT.
En primer lugar, es necesario continuar trabajando para mejorar la cobertura y calidad de los datos registrados en los sistemas nominales de información disponibles en cada jurisdicción. En segundo lugar, se debe apoyar el desarrollo continuo de las capacidades jurisdiccionales en la gestión de estos sistemas nominales. En tercer lugar, es fundamental favorecer la apropiación de los SAT por parte de los equipos escolares, los supervisores y los equipos técnicos de los ministerios de educación. En cuarto lugar, para cumplir con el objetivo de reducir el abandono escolar, hay que fortalecer la articulación entre los componentes de detección e intervención del SAT.
El desafío de garantizar que todos los y las estudiantes terminen la secundaria con aprendizajes significativos para desplegar su potencial es grande. Los SAT pueden ser un aliado para cumplir esta meta; pero es necesario continuar apoyando su desarrollo y abordar los desafíos planteados para mejorar su efectividad y lograr que más estudiantes puedan completar sus estudios en tiempo y forma. Esto es indispensable para ampliar las oportunidades y herramientas que van a tener para construir su proyecto de vida.
(*) Coordinador de Educación de CIPPEC