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Massa es Cristina
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Massa es Cristina

Cristina Kirchner y Vladimir Putin, vidas paralelas. Como el autócrata ruso, Cristina Kirchner sufrió la primera irrupción importante contra su liderazgo, pero sigue teniendo ella el botón rojo.

Cristina no logró imponer su voluntad en la elección de los candidatos a presidente y vice. Es más, debió bajar a su favorito, Wado De Pedro, que ya tenía video grabado y todo. Y su hijo Máximo también terminó herido por los efectos de la kriptonita de una interna brutal.

Sin dudas, Cristina perdió poder, pero su influencia en el electorado kirchnerista sigue siendo total, y su presencia en las listas es preponderante. Eso significa, que, aunque Sergio Massa y Alberto Fernández se jacten por lo bajo diciendo que vencieron al kirchnerismo, siguen siendo totalmente dependientes de Cristina.

Massa debe fidelizar esos votos del mundo K y, a futuro, lo único que le importa a ella, que cree que se viene una derrota, es no quedar pegada, y sí ser la dueña de todas esas bancas que se aseguró y de la Provincia de Buenos Aires.

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Sergio Massa con su ambición invencible inicia su aventura hacia algo que nadie intentó: ser candidato a presidente siendo el ministro de Economía de una crisis insoportable que tiene al país postrado. A su promesa más importante no la cumplió: bajar la inflación al 3% en abril.

Pero hay algo más: contra todos los pronósticos, seguirá siendo ministro mientras sea candidato, o sea, que deberá explicar cómo el Presidente Massa mejorará lo que hizo mal el ministro Massa. Un Massa que ya actúa como presidente. Entonces, ¿por qué no hace ahora lo que haría después si es que realmente lo sabe?

¿Podría haber sido Cavallo el candidato a presidente después de la crisis de 2001? Ese es el tamaño de la desmesura. Aunque seguramente Massa diga que él evitó un estallido, hoy representa el mismo problema que prometerá solucionar. Si no pudo con la inflación ahora, cómo podrá después.

Aquí viene algo interesante: a pesar de todo lo expuesto, Massa es el mejor candidato para Cristina. Y ella sabía que él jugaría hasta el final. Lo que ella hizo es acaparar todos los espacios a sabiendas de la última e inevitable embestida.

Ahora Massa intentará parecer lo suficientemente ajeno a ella, pero no tanto como para intentar el mismo engaño que intentó Cristina con Alberto. Ya no será el Alberto moderado, sino el Massa centrista. Pero Sergio es Cristina. Porque dependerá de sus votos y luego de sus legisladores. Por eso tuvo su bautismo de candidato con un acto en la ex ESMA donde recibió la bendición de la vicepresidenta, que vuelve a hacer gala de pragmatismo. El ex Frente de Todos ofrece la misma interna perpetua, pero con otro frasquito.

Vale la pena detenerse a observar la jugada en la que Massa apuesta sus fichas: él analiza que Patricia Bullrich será su rival y que Milei será su aliado para perforarle votos. Esto obligará a Horacio Rodríguez Larreta a endurecer aún más su discurso de cara a la interna. Massa espera ser el candidato único más votado y disputar en la primera vuelta como el referente más centrista ante dos opciones de derecha.

Necesitaría convencer a algunos de que no es kirchnerista y a otros de que es kirchnerista. O de que hay un mal mayor que es la derecha. Sin embargo, hay otras preguntas por responder antes: si en las PASO, como en 2019 el electorado irá hacia un voto útil de polarización y si se ha corrido el centro en una sociedad empobrecida y enojada por la crisis. ¿Cuál centro es el centro? Esa será una de las grandes preguntas y hacia esa respuesta van a tientas los candidatos. Ganará el que comprenda mejor a la sociedad de antemano.

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