Por Darío Lopérfido
Pasa el tiempo y el gendarme Nahuel Gallo sigue preso, a disposición de la narcodictadura venezolana de Nicolás Maduro. Es una práctica usual la del Gobierno criminal venezolano la de encarcelar a cualquiera y usarlo de rehén.
Nunca hay que creerle nada a ningún funcionario de esa dictadura, y el reclamo por Gallo debe ser permanente. Y, por supuesto, la dictadura sigue hostigando a los asilados que están en la embajada argentina.
Venezuela sigue siendo sometida por un grupo mafioso que se reparte los negocios. Luego de perder las elecciones por el 70%, solo les queda seguir torturando y asesinando ciudadanos para conservar el poder. La narcodictadura sabe que es una organización mafiosa y, si no estuvieran en el poder, la pasarían mal.
Su accionar excede la política. Es un grupo mafioso que somete a una población que los odia, como quedó demostrado durante la campaña electoral de María Corina Machado y Edmundo Gonzáles Urrutia. Y también en la posterior elección.
La buena noticia de estos días es que administración Trump informó que impondrá aranceles a todos los productos de países que le compren petróleo a Venezuela. Es un primer paso para desfinanciar al régimen. Porque cada dólar que entra a la dictadura venezolana se gasta en someter al pueblo.
También debe ser un mensaje a las empresas que hacen negocios con la mafia. Deben quedar en evidencia.
Hace unos meses, el tema Venezuela estaba muy presente por las elecciones. Pero los medios y los gobiernos debemos seguir denunciando al régimen criminal y exponerlo todo el tiempo.
Y también hay que seguir dejando en evidencia a los kirchneristas que siguen sin condenar a Maduro. Han sido socios de asesinos y hay que recordarles eso siempre.
(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia).