Para que Argentina tenga esperanza habría que mostrar que el futuro será completamente distinto a la actualidad. Hay que dejar en claro que los políticos que gobernarán desde el próximo año representarán modelos completamente opuestos a los que han sido la cara del kirchnerismo durante tantos años. No debe existir duda alguna de que el modelo de país será el opuesto al que instalaron los K.
La diferencia que puedan percibir los ciudadanos entre el país de hoy y el que empezará el 10 de diciembre debe ser nítida e indiscutible. Eso es lo único que puede dar idea de futuro a la gente que sufre calamidades de toda índole y que siente un profundo desaliento y un gran temor por el futuro. Nada de lo que viene puede ser parecido a esta Argentina decadente que es la marca registrada de los K.
Hay señales buenas y hay señales malas. El fallo de la Corte en contra de Sergio Uñac, en el que le dice que no podrá ser candidato a gobernador de San Juan nuevamente, es una buenísima señal porque rompe la dinámica del peronismo usada durante años.
Hacían trampas legales a la vista de todos y nadie paraba esas violaciones a la institucionalidad. Así se vienen consolidando poderes feudales en las provincias. Más allá del fallo, es muy importante que se instale el tema en la opinión pública y en los políticos, porque el fallo tiene avisos importantes hacia esos gobernadores feudales que creen que el poder les pertenece.
Formosa: Juntos por el Cambio pidió a la Corte Suprema impugnar la candidatura de Insfrán
Hay un párrafo clave en el voto del juez Rosenkratz, que arroja claridad en un tema clave: “Las reelecciones sucesivas múltiples –potencialmente indefinidas- conspiran contra esta finalidad propia del Estado de Derecho […]”. El fallo de la Corte afirma que Uñac no puede ser candidato nuevamente pero, además, manifiesta que están mal las reelecciones indefinidas. Por supuesto, todos pusieron su mirada sobre los gobernadores dinosaurios del PJ, como Insfrán, que gobierna Formosa desde 1995 y que ha contado con la protección permanente del PJ.
Patricia Bullrich lo llamó, con toda justicia, dictador. Que se empiece a dictar fallos y que haya políticos hablando de esto es una buena señal para el futuro. Para terminar con la Argentina del atraso hace falta inteligencia y decisión.
Las buenas señales se mezclan con el panorama desolador del oficialismo, que cuenta con sectores formadores de opinión pública para reciclar gente que ha estado en el riñón del régimen K y que ahora desean mostrar y erigir como algo nuevo e innovador. El caso más claro es el de Wado de Pedro. Es el actual ministro del Interior y pertenece a La Cámpora, organización que ocupa innumerables cargos y que se encarga de ciertos organismos, utilizándolos como cajas políticas.
Wado de Pedro se reunió con sindicalistas y suma apoyos para su posible candidatura
La Cámpora es la representación de lo peor del kirchnerismo y cuentan con el padrinazgo permanente de CFK. Es conmovedor lo caído que están ciertos sectores de la prensa y el circulo rojo que, en su mimetización permanente con el kirchnerismo, no muestran a De Pedro como un partícipe claro de este gobierno, sino que, por el contrario, lo adornan con palabras como “nuevo” o “moderado”.
Hubo un intercambio periodístico, publicado en Infobae, que me pareció simbólico. En una entrevista le preguntan a De Pedro: «¿Tenés alguna conexión emocional o algún tipo de simpatía con los hijos que fueron víctimas de Montoneros?”. “Tengo una experiencia muy linda”, responde De Pedro. “Estaba caminando por la calle y me para una chica y me dice: ‘Vos sos Wado, ¿no?’. Le digo que sí y ella dice: ‘Soy hija de un militar’. Me dice el nombre, que, justamente, es uno de los militares que asesinaron a mi madre. Entonces cuando me dice ‘soy la hija de’, me quedé en shock. Me dice: ‘Quédate tranquilo, te quiero pedir perdón, porque yo tengo a mi padre en la cárcel, lo puedo ir a visitar, pude pasar las fiestas con él y se que vos no’”.
La respuesta de Wado de Pedro es impactante porque, claramente, le preguntan por la víctimas de Montoneros y él contesta cualquier otra cosa. Es incapaz de solidarizarse con las víctimas de la organización que idolatran los camporistas.
Ese análisis de la historia corresponde a una mirada de secta que cree que algunas muertes tienen justificación política y ni siquiera merecen la mínima solidaridad.
Ni ser, ni parecer: la decisión de Larreta y los vicios históricos del peronismo
La Argentina debe ser el opuesto de estos gestos, si no el futuro será cada vez peor. La muertes producidas por criminales que usan la política como excusa deben ser siempre recordadas, no importa el sector del que provengan los asesinos. En una sociedad civilizada se debe recordar a las víctimas de la dictadura y a las víctimas de las organizaciones terroristas. No hay asesinatos políticos buenos. Es increíble tener que explicar algo tan simple. Todas estas distorsiones las produjo el kirchnerismo, que se comporta como una secta, y son síntomas de la decadencia moral de una parte de la Argentina.
La diferencia de la oposición con este modelo debe ser nítida y clara.
El intento de reciclaje de gobernadores, ex gobernadores y dirigentes peronistas (Schiaretti, Lavagna, Rodríguez Saá, Randazzo, etc.), que quieren presentarse a una elección primaria conjunta con Juntos por el Cambio, confunde y hace daño. Son los que siempre le votaron todo al kirchnerismo y ahora que los k están en la lona quieren meterse en la oposición. No deberían tener el aval de ningún sector de JxC.
Hay que entender que hay sumas que restan. El intento es burdo además de peligroso y puede generar que mucha gente pierda interés en JxC. Por supuesto, tienen derecho a competir en las PASO, pero en listas separadas y con su identidad peronista. No se consiguen mayorías amontonando gente que puede dar una imagen de que se cambia para que, en realidad, nada cambie.
El cambio debe ser rotundo y las señales de la oposición deben ser muy claras.