Desde que logró volver al poder mediante la simulación del Alberto moderado, Cristina Kirchner intenta que le funcione el mismo truco una y otra vez. Lo hizo con Martin Guzmán a quien le permitieron interpretar su numerito de intentar tranquilizar la economía, casi tres años, pero no lo dejaron hacer nada. Quedó sólo la “sarasa”. Hace pocas semanas, la señora se disfrazó casi de opositora defenestrando los planes sociales, cuando lo único que busca es ser la planera general en jefe. Con Silvina Batakis al frente de Economía en medio de la emergencia todo es más burdo. La Griega, -como le dicen-, sobreactúa fiscalismo en las reuniones de gabinete, pero luego suman once mil empleados a planta permanente y el cristinismo pide gastar un dineral para el salario universal. Sigue la fiesta con la plata que no hay. Lo raro, a esta altura es que el dólar libre no esté en 400. Roberto Garcia Moritán acepta disculpas.
Veamos cuál es la última simulación de Cristina: buscar un acuerdo con la oposición ante el agravamiento de la crisis. El problema para empezar, es que se creen Los Simuladores, pero a esta altura son el pastorcito mentiroso. Nadie develó mejor el novedoso intento pacifista que el gobernador Kicillof, quien pasó de ningunear a los porteños un día, a pedirle ayuda a la oposición al otro dando señales amigables. ¿Puede ser creíble en un espacio político que defenestra a cada paso a sus opositores, e instituyó como argumento automático el «Ah pero Macri» hasta para lo que les sale mal a ellos? “Cuando Cristina se hace pasar por John Lennon hay que ver qué ventajas le saca a la paz”, dice una fuente. Nada mejor que socializar la crisis, sumando a la oposición para que las culpas propias se diluyan y las responsabilidades parezcan compartidas. Todo es en realidad, parte de la otra gran simulación de Cristina, que es despegarse de Alberto Fernandez como si ella no tuviera nada que ver.
Sin embargo, como el agravamiento de la situación ha adquirido una dinámica frenética que asusta, me dediqué a tomar la hipótesis del acuerdo y explorar el escenario en la oposición.
Lo primero que hay que decir, es que el globo de ensayo surgió anoche de las propias huestes cristinistas. Y que antes de tomar vuelo, ya había sido desmentido por el albertismo. Prefiero no caer en la trampa de decir “por el Gobierno”, porque Gobierno son los dos. Fijense qué curioso. No pueden hablar entre ellos y piden diálogo a la oposición. Vale recordar la última experiencia. Sin la oposición el país hubiera caído en default porque fue el propio Máximo Kirchner el que encarnó la rebelión para no votar el acuerdo con el Fondo. Visto desde otro ángulo, “usar a la oposición para hacer el trabajo sucio y que se hagan cargo porque todo es culpa de ellos”, es el plan más probable. Hacerlos casi cómplices, en momentos en que la sociedad ruega que le den certezas y mira desesperada que no hay Gobierno. Mostrarse corderos cuando son lobos.
¿Qué dice la oposición en forma reservada? Es muy interesante cómo, una notable cohesión surge con toda claridad en este tema, en toda la paleta de Juntos por el Cambio, mostrando un alineamiento que parece haber puesto en suspenso las últimas rencillas.
Desde el radicalismo, liderado por Gerardo Morales, que en su momento defendió el diálogo, -para algunos demasiado-, endurecieron su posición. Dicen, “primero que acuerden entre ellos y si tienen un plan que lo hablen en el Congreso con los jefes de bloque de Juntos por el Cambio”. Por el lado del Pro, empecemos por la ciudad que alguna vez apostó al dialoguismo en el fragor de la pandemia. Ahora, el jefe de gobierno Horacio Rodriguez Larreta no lo duda: “esto del acuerdo es un manotazo de ahogado en un gobierno que tiene cero capacidad de diálogo. Cuando dialogamos nosotros nos metieron la mano en el presupuesto y cerraron las escuelas. No tienen convicción de dialogar y se pasaron dos años echándonos la culpa”, afirma el precandidato presidencial. No hay divergencias esta vez con la también precandidata y titular del Pro, Patricia Bullrich que fue tajante y dijo públicamente y también en off refiriéndose al Gobierno: “dejen de emitir, corten el gasto y hagan lo que tengan que hacer. Tienen todas las condiciones para hacerlo. No vamos a ser parte de lo que le corresponde al Gobierno”.
El más duro, sin embargo, es Mauricio Macri. El ex presidente, volvió al ruedo político y se nota. “Este Gobierno ha destruido la credibilidad y la convivencia. No vamos a meternos en la hoguera de responsabilidad populista berreta”, afirma. Pero la definición más contundente es otra. Para Macri y en sus palabras, “este es el fin de un ciclo”. A Cristina la describe como alguien que, “si ve que la gente se muere de calor, pide prender la calefacción”. Es curioso, cualquier intercambio con el ex presidente deriva en la pregunta de si será candidato. Cuando explica por qué hoy se ve más como alguien que aporte desde la experiencia afirma dos cosas que por momentos parecen una contradicción. “Mi tema es que perdí la inconsciencia. No me puedo engañar sobre lo que viene como alguien que gana por primera vez”. Pero ahí agrega, “lo que hay que hacer lo tengo claro”. ¿Entonces? ¿Quiere o no quiere un segundo tiempo? Hoy dice que no pero la pelota está en la cancha. Dicen que el hombre es el hombre y sus circunstancias. Sin dudas, las candidaturas y los liderazgos en la oposición, se definirán por procesos personales, internos, pero también dependerán de la evolución de la crisis y lo que la sociedad perciba como necesario ante las secuelas devastadoras del cuarto gobierno kirchnerista. Dejarán una situación peor a la de 2001 y el gran temor hoy es un estallido social.
Un analista internacional que tuvo protagonismo en la negociación de la deuda describe la situación argentina con una metáfora climatológica: “Argentina está en una situación de tornado en la que no es técnica la solución. Es como un fenómeno climático y está fuera de control. Encima hay un gobierno desgarrado en el que los de adentro empiezan a vender los muebles para asegurar su futuro”, agrega.
Mientras tanto, la corrida, es la forma más visible del tornado. En estas horas, la agencia de noticias británica Reuters puso a Argentina en la lista de países que están en la zona de peligro de “incumplir sus pagos” y advirtió sobre un colapso. Argentina incumplió 21 acuerdos con el Fondo. Quién puede no dudar sobre el 22. Y por lo mismo, quién puede creerle a Cristina voluntad de acuerdo, si todo este tiempo se dedicó a destruir el que logró su propio gobierno con el Fondo, y se la pasa demoliendo a su propio presidente. La propuesta de un acuerdo, si viene de Cristina que es la reina de la grieta, está más devaluado que el peso. La gran simuladora, quedó al descubierto.