Por Alexis Chaves (*)
En los tiempos que corren se nos presentan posibilidades, no solo como país sino como región, para poder ordenar los espacios marítimos, entendiendo que, de ellos, podemos producir energía eólica con instalaciones en los extensos mares que poseemos.
Pero para un plan de tamaña magnitud vamos a necesitar que la legislación acompañe y que la conciencia de nuestros parlamentarios vaya en la misma sintonía, pensándolo como un futuro energético para todas las generaciones por venir.
Hace poco tiempo el Estado español se convirtió en un buen ejemplo del debate que nos debemos brindar al sentar las bases de un plan eólico marino. En su construcción se debatió, no solo el estado de desarrollo de esta nueva tecnología sino también las posibilidades de financiamiento que posee España para solventar los onerosos presupuestos que implican su implementación y desarrollo.
Vamos a describir un camino para entrar en este nuevo mundo que se nos presenta y en el que no deberíamos dejar de participar con nuestras potencialidades, características geográficas y de desarrollo de ingenierías en la materia.
Como veníamos mencionando, es necesario propiciar un nuevo marco normativo para asegurar su despliegue de manera ordenada. Porque una vez que los parlamentos – y las fuerzas políticas que confluyen en esos espacios – se sienten a ponerlo en la agenda como un tema de acuerdos programáticos, restará ver con qué base partimos en cuanto al desarrollo y consultar qué hacen otros Estados al respecto, para sacar lo mejor para este tipo de aprovechamiento energético.
Un parámetro a evaluar es el papel clave de las energías renovables para alcanzar los objetivos de reducción de las emisiones de efecto invernadero de cara al 2030.
Porque la idea se centra en la importancia de su desarrollo para cumplir con los objetivos de poder soñar a futuro, con una realidad necesaria que se enfoque en obtener la “neutralidad climática”, que irá de la mano de una reducción del precio de la electricidad en el mercado mayorista y eso impactará de lleno en la disminución del costo de las facturas eléctricas de las empresas, de los comercios y de la gente de a pie.
Debemos destacar que todo plan que queramos tener sobre los escritorios de nuestros gobernantes, deberá tener claramente por finalidad circunscribir muy precisamente en dónde se desarrollará la misma y atenuar la actividad y el crecimiento sostenible de los sectores marítimos de manera compatible con el respeto a los valores de los espacios marinos y con el aprovechamiento de los recursos, o sea, otro eje indispensable para comprender y estar preparados para el impacto ambiental concurrente.
Además, y en concreto, en algunos países de Europa, las tendencias de la posible producción de la “eólica marina” se centran en construir turbinas de mayores dimensiones para una mejor explotación del recurso, que van a derivar en reducciones de costos de generación de la electricidad con mayor competitividad hacia otras tecnologías tradicionales.
Otro aspecto central que será muy importante para nuestros países, es la generación de nuevos puestos de trabajo, como así también el factor clave de los planes de educación por parte de los gobiernos, las universidades, y los centros de investigación en la materia especifica de la eólica marina.
Vamos sintiendo cómo la tecnología de la eólica marina flotante se nos presenta como una realidad que hará que los que la interpreten y la desarrollen no podrán dejar de atender a los nuevos diseños centrados en bajar los costos de los materiales y estudiar profundamente cómo disminuir también una cuestión vital como lo es el transporte (clave en el engranaje).
Estemos atentos, ya que vamos a necesitar una legislación concreta y tener procesos de licitaciones y concesiones de permisos muy transparentes para los capitales que quieran venir a invertir y obtener los futuros permisos de explotación, sino todo será en vano.
(*) Politólogo y Analista Parlamentario
