La pregunta “Cómo resetear la Argentina” es un desafío: ¿significa que todo funciona mal y no hay otras opciones? Cuesta creerlo, ya que siempre hay cosas buenas o que fueron buenas.
El mecanismo más rápido, eficaz y menos doloroso para resolver cualquier problema posiblemente sea establecer prioridades y definir incentivos.
El tiempo y el dinero no alcanzan para todo, ni en una familia ni un club ni en el Estado. Por ello hay que definir prioridades. Supuestamente deberían surgir en el Congreso y ser llevadas a cabo por el Poder Ejecutivo (un gran cambio que llevará un tiempo lograr). Si se define qué actividades hace el Estado y en cuales no participa, cual es el ámbito de actuación y a quiénes y cómo se puede ayudar, entonces se pueden definir las prioridades. Sugiero que demos prioridad a todo lo que facilite directa o indirectamente exportaciones y se suspendan actividades que ni siquiera deberían ser parte del Estado. No sólo habrá ahorros sino que con los incentivos adecuados, podrá haber – ¡por fin! – crecimiento.
Los incentivos tienen que definirse de manera de ayudar a lograr el objetivo buscado. De nada sirven leyes (o gritar) si el incentivo a cumplir es pequeño o al revés, grande para incumplir. Esto vale desde la evasión impositiva hasta otorgar subsidios para actividades que no se deberían llevan a cabo. Hay obvios ejemplos, como proteger patentes o becas a buenos alumnos o impuestos razonables. Si las personas y empresas ven que el fruto de su trabajo permanece, estarán sentadas las bases para un crecimiento y la sociedad argentina mejorará su calidad de vida. Más que reseteo será como hacer fast forward.
(*) Diana Mondino es Economista de la Universidad CEMA