Por Gabriel Michi*
Un OPNI, Objeto Político No Identificado. Así describe Juan Carlos Monedero, fundador del partido de izquierda español PODEMOS, al peronismo. Desde lo ideológico. Y desde la experiencia internacional. En él conviven sectores de derecha, de centro y de izquierda. Un movimiento que define, como pocos, la contradictoria historia política de la Argentina en las últimas décadas.
“No se entiende a la Argentina sin el peronismo porque es una identidad escrita en la piel de los sectores populares y de la política argentina. El peronismo es difícil de equiparar con las fuerzas políticas tradicionales latinoamericanas, más ligadas al eje tradicional ‘derecha-izquierda’. El peronismo en ese sentido ideológico, es un OPNI, Objeto Político No Identificado”, responde Monedero ante la pregunta de Newsweek Argentina.
Y entonces. ¿Qué es el peronismo? Esa es quizás una de las preguntas más indescifrables para la Ciencia Política en el mundo. Pese a ser desde hace casi 8 décadas la pieza más gravitante de la política argentina, tiempo en el que ganó 9 de las 12 elecciones presidenciales donde compitió sin estar proscripto. Y en todo caso habría que preguntarse también de qué peronismo se habla. Si el que surgió en 1945 de la mano de Juan Domingo y Eva Perón, el proscripto (1955-1973), el del regreso y muerte del líder. O, más acá en el tiempo, el de Carlos Menem, el de Eduardo Duhalde, el de Néstor y Cristina Kirchner, el de Alberto Fernández. ¿Cuál peronismo? El de Montoneros o el de López Rega. El de los derechos para los trabajadores o el de la flexibilización laboral. El del Estado todopoderoso o el de las privatizaciones. ¿Cuál peronismo? Y la pregunta más actual: ¿qué es hoy el peronismo?
“En Argentina pasa algo que yo no logro entender de la política, porque todos, con excepción de la derecha, parecen ser del mismo partido. Un día haré un curso de política argentina para ver cómo pueden pensar tan diferente y vivir mucho juntos”, afirma el ex presidente del Brasil, Luis Inacio “Lula” Da Silva. Y agrega: “Es algo fantástico, realmente. Argentina necesita ser estudiado con cariño porque es un pueblo al que le tengo un profundo respeto”.
Por su parte, el ex presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica analiza: “El escenario real es que Perón hace mucho que pasó y, sin embargo, sigue estando. Es un dato objetivo”. Y añade que la amalgama de ideologías que abarca el peronismo “por momentos tiene rasgos de religión. Y con una diosa, Evita. Es una cosa que no se discute. No es poco, porque en los momentos de incertidumbre ese símbolo que viene del pasado le sirve a una masa muy grande. Lo otro es contingente al momento y a las circunstancias. Esa realidad la tiene el pueblo argentino. Es algo que no vi en otros pueblos de la región”.
Difícil tarea tuvo Rafael Bielsa cuando siendo canciller le tocó intentar explicar al peronismo en el Exterior “infinidad de veces. Siempre respondo que es mejor abordar al peronismo por su arte que por su dogma”. De hecho, cuando el flamante presidente chileno Gabriel Boric le preguntó cómo entender el peronismo, Bielsa le respondió con un regalo: “un libro de cuentos con bellísimas ilustraciones del pintor Daniel Santoro, recreador e iluminador de la iconografía peronista”. Sobre la diversidad de pensamientos en su interior, el actual embajador en Chile describe: “En determinados momentos históricos, las distintas corrientes dentro del peronismo (el justicialismo es apenas la herramienta electoral) interpretan las necesidades del pueblo, el contexto local y el internacional de diversas maneras. La vocación discursiva inclinada a la inclusión de los ‘nadies’ es casi unánime en todos los grupos (lo que le da cierta lealtad al cuerpo partidario), pero los abordajes a las soluciones son diferentes (lo que le quita unidad de concepción y de acción, y homogeneidad). Allí reside su grandeza y su miseria”.
El español Juan Carlos Monedero señala: “El peronismo es una manera de expresar la argentinidad. Construyó una identidad que unió a un pueblo gracias a que acertó al señalar un enemigo -el imperialismo-, construyó el orgullo de ser argentino al unir a las masas, que se incorporaban a la historia como actor político, y unió todo eso con la esperanza de la justicia social”.
Y subraya a Newsweek: “La épica de la biografía de Perón, la figura de Evita, forman parte ya del mito y los mitos no son racionales ni pueden discutirse. Quizá las nuevas realidades vayan reubicándolo”. “La experiencia K demostró que el peronismo puede remozarse formando parte de lo que va a ser una constante de las fuerzas progresistas: la configuración de Frentes Amplios”, concluye Monedero.
“El peronismo es un OPNI, Objeto Político No Identificado”, señala Juan Carlos Monedero, fundador –junto a Pablo Iglesias- de PODEMOS en España.
Lorenzo Pepe, histórico dirigente justicialista que formó parte del Comité que organizó la vuelta de Perón en los ’70, tiene una visión distinta: “Cuando algún distraído dice que ‘el peronismo es progresista’, yo digo con todo respeto ‘¡Carajo! No somos eso. Somos la revolución. Eso somos’. Porque cambiamos la historia tanto política como social y económica nunca antes nadie había hecho. La comenzamos con un jefe de la calidad de Perón y continuamos por este sendero porque todos los que lo sucedieron intentaron, por lo menos, imitarlo a Perón. Algunos acertaron pero otros no. Sin embargo lo que nunca hicieron fue bajar las banderas que nos identifican. La mayor de todas, la justicia social”, sostiene ante Newsweek.
Lorenzo Pepe, que con 14 años participó junto con su padre de aquel 17 de octubre de 1945 en el que más de 500.000 personas marcharon para pedir la libertad de Perón y que muchos consideran como el acto fundacional del peronismo, señala que la explicación de por qué abarca tantas ideologías tiene su razón de ser en aquella génesis: “Así nacimos. Los que fuimos a Plaza de Mayo ese día no sabíamos que estábamos fundando un movimiento. Cada uno iba con su ideología. Mi viejo ingresó al peronismo pero venía del socialismo tradicional, donde militaban los sectores laborales. Abandonaron eso y abrazaron con fervor la causa de nuestro movimiento peronista”.
En tanto, Cristina Álvarez Rodríguez, vicepresidenta primera del Partido Justicialista y sobrina nieta de Eva Perón (ver nota de páginas 30 y 31) sostiene: “El peronismo es un partido político de más de 70 años pero también es un movimiento nacional y popular americanista que construye una comunidad. Con una cosmovisión que apunta más a lo colectivo que a lo individual. El sueño del ’45. El peronismo es un democratizador de felicidad. Y de derechos”. Para Álvarez Rodríguez el amplio repertorio ideológico que contiene el peronismo tiene su origen en la denominada “tercera posición” que esgrimió Perón en plena Guerra Fría. “Esas definiciones de nacional, popular y cristiano también con una identidad fuerte pero latinoamericanista que contenía todos esos márgenes. Y con estas tres banderas: independencia económica, soberanía política y justicia social, que unían a todo ese gran abanico con un orden y una doctrina y unas banderas que orientaban el pensamiento nacional.”
“A mí me representa el peronismo (no me gusta decir progresista) que al defender a los derechos de los humildes trabajadores y de clase media. Cuando el peronismo se va hacia el otro sector deja de serlo. Por eso conmueve el peronismo de Néstor y Cristina Kirchner en ‘la década ganada para Argentina’, donde nos desendeudamos y generamos nuevos derecho. Es un proyecto político que cree que hay que industrializar y que defiende los derechos del trabajador. Por eso ellos y los sindicatos fueron columna vertebral, porque todo empieza con eso. Y, obvio, esos procesos generaron también enormes enemigos”.
Por su parte, el ex presidente del PJ José Luis Gioja también reivindica a la actual administración de Alberto Fernández como estructurada desde el peronismo: “Este es un gobierno de coalición donde el peronismo es la columna vertebral de una conformación integrada por más de diez partidos y agrupaciones que conforman el Frente de Todos. No tengo el ‘peronómetro’ para decir qué porcentaje de peronismo tiene nuestro gobierno, de lo que no tengo dudas es que en el centro de la agenda de este gobierno está la defensa de los intereses de nuestro pueblo”.
Pero el peronismo es tan amplio que hoy hay varios dirigentes de origen justicialista que están fuera del Frente de Todos. Es más, son oposición al gobierno. Aunque se sigan autopercibiendo peronistas. Tal es el caso de Cristian Ritondo, hoy diputado nacional por el PRO. Para él “el primer peronismo sintetizó una expresión de ascenso social, una revolución de derechos sociales que tuvo como garantía la organización de los trabajadores por fuera del Estado. Esto le permitió al peronismo preservar su vigencia”. Sin embargo, ante Newsweek, considera que eso se perdió: “Hoy (el PJ) es apenas un sello que mantiene la iconografía peronista y que ha sido secuestrado por el kirchnerismo para un uso exclusivamente electoral”.
En el mismo sentido se expresa Claudia Rucci, actual senadora de la provincia de Buenos Aires e hija del asesinado dirigente sindical y secretario General de la CGT, José Ignacio Rucci. De cuna bien peronista, expresa: “Hoy no hay peronismo, hay en cambio millones de argentinos que se sienten peronistas, pero que desde ese lugar actúan con total prescindencia de lo que ‘el peronismo’ determine. La dirigencia peronista, mayoritariamente, adoptó una actitud sumisa, obediente respecto a Cristina, cuyas posiciones están en las antípodas del pensamiento de Perón”.
Cristina Álvarez Rodríguez piensa de manera muy diferente: “Yo creo que el kirchnerismo es el peronismo del siglo XXI. Vino a tomar las mejores banderas y le incorporó las de los Derechos Humanos. En el tiempo actual ser peronista acá y en el mundo es estar del lado de la igualdad, de los derechos, de las luchas, de los trabajadores”.
Un poco más apocalíptico con el futuro del Partido Justicialista resulta el ex presidente argentino (2002-2003) Eduardo Duhalde: “El Justicialismo de hoy perdió esa mirada sobre la importancia de la producción que tenía Perón. Ninguno tiene esa vocación en un país con todas las potencialidades”, explica a Newsweek. Para el ex mandatario “el peronismo está en extinción, como todos los partidos políticos tradicionales. No logran atraer a los jóvenes. En el mundo hay un crecimiento de determinados movimientos por fuera de los partidos. Los jóvenes dejaron de participar porque nosotros los dejamos afuera. Hoy nadie se afilia a un partido porque no creen en nosotros, los políticos. Son los últimos años del funcionamiento de los partidos y lo que viene es eso, movimientos sin las estructuras del pasado”.
Ese diagnóstico no es compartido por el ex canciller Bielsa: “Siempre hubo narrativas que auguraron la desaparición del movimiento nacional, y una y otra vez la historia muestra que su vigor superó su pulsión de muerte. Esa adaptabilidad a la lectura de la realidad mundial y local, que es parte de la genética vital, es la que permite su constante actualización o metamorfosis. No pasa ahora por una etapa hegemónica y por lo tanto no sigue ‘tan’ vigente. Lo que no ha perdido en absoluto es su magnetismo para transformar a la oposición en poco más que una verbena de anti-peronistas, que pueden ganar elecciones, pero no el alma de la mayoría de los argentinos”. ¿Será así?
*Publicada originalmente en la edición impresa de Newsweek