No sólo corrieron el dato de inflación de julio para después de las PASO, ahora también corrieron la fecha de la encuesta que proyecta la inflación para después de las PASO. Como decía alguien en las redes: cierren dos semanas los supermercados, así la gente no se da cuenta del aumento de los precios. Como si eso fuera posible.
Ocultar lo inocultable ya resulta tan burdo que el mero hecho de que lo intenten demuestra una vez más hasta qué punto nos faltan el respeto, cómo manipulan información a la que tienen derecho los ciudadanos -abusando del poder-, y cómo fracasaron en bajar la inflación. ¿Se acuerdan que iba a ser del 3% en abril? Probablemente llegue a 7% o más de nuevo en julio y ya se sienten las remarcaciones, luego del último salto del blue y de las nuevas medidas económicas.
La encuesta de proyecciones sobre inflación de analistas de mercado llamada REM desde ahora se conocerá al mismo tiempo que la inflación en vez del primer día de cada mes, como si se buscara neutralizar el impacto en las expectativas que es precisamente lo que mide esa encuesta que se llama Registro de Expectativas de Mercado. Ahora las expectativas, es decir lo que se espera que pase, se conocerán con número puesto.
No extrañan estas maniobras, que en este caso provienen del propio Banco Central, aunque nieguen cualquier intento de ocultamiento o manipulación.
El Banco Central postergó su relevamiento de inflación hasta después de las PASO
Está fresca en la memoria la idea de Axel Kicillof de no contar el número de pobres porque según él era estigmatizarlos. Cuando todos sabemos que lo que no se cuenta de alguna manera no existe o, hablando más técnicamente, que no se puede tomar decisiones acertadas de políticas públicas si no se parte de un diagnóstico cuantitativo correcto.
También están presentes en el recuerdo los intentos de manipular la medición de la inflación en la época de Guillermo Moreno que derivaron en una economía a tientas y no dejaron otra opción que acudir a mediciones paralelas realizadas por consultoras privadas o por el Congreso de la Nación, como sustituto. Los que plantean que la fiebre se borra tirando el termómetro, difícilmente quieran solucionar lo que la produce.
Estas maniobras llevan a pensar en cuál es el valor de la verdad en el actual gobierno. Nada más descriptivo que acudir a las conferencias de prensa de la portavoz oficial. Sólo en la última ronda, según ella, en la Argentina no hay hambre, la inflación responde a causas externas, y el índice de pobreza es discutible. Basta mirar la inflación de países vecinos para observar cómo las mismas causas externas no generan el estropicio que aquí se les endilga para no hacerse cargo de la emisión descontrolada, del gasto descontrolado, y del desgobierno que explican las calamidades del presente.
Si pudieran harían lo mismo que el gobierno de La Rioja: cambiar la Constitución para amordazar a la prensa o directamente castigar la libertad de expresión. Para los que siempre dicen que exageramos quienes advertimos que el kirchnerismo si pudiera arrasaría con la República, La Rioja es un gran ejemplo de los peligros latentes.
La Corte Suprema tendrá en el corto plazo, la tarea inédita de encarar la constitucionalidad de varias constituciones provinciales. Y en el caso de La Rioja están avasallando un derecho que está en la esencia misma del sistema democrático porque sin libertad de expresión no hay democracia.
Duro pronóstico del FMI para Argentina: recesión del 2,5% y 120% de inflación
Sean los datos de inflación, o el derecho a la crítica, entienden el poder, no como la obligación de rendir cuentas, sino como algo que les pertenece y un vale todo sin ningún tipo de control. El oscurantismo nunca es sin por qué: se trata de que nadie vea lo que hacen allá arriba con la plata de todos nosotros.
Ustedes me dirán que nada de esto es novedad, pero el ocultamiento como forma de gobierno no solo posterga las soluciones de lo que no se reconoce como problema; también se convierte en la prueba misma del encubrimiento permanente para tapar a los promotores impunes de tanta decadencia.
