Por Gustavo Sylvestre
El Gobierno y el Presidente parecen estar en un callejón si salida. O al menos, no la ven o no la quieren ver. Tal vez, para que se sigan beneficiando los mismos sectores económicos de siempre.
“Estamos mal, pero vamos bien”, repetía en los 90 Carlos Menem, para tratar de justificar los pésimos números de la economía de entonces, que si bien con la llegada de la convertibilidad lograron dominar, dejaron a la Argentina con alta desocupación, creciente pobreza y a la producción nacional al borde de la ruina.
Este Gobierno parece repetir las estrategias de los ‘90, y del menemismo, pero careciendo de política, como al menos tenía Menem. Y el “estamos mal, pero vamos bien”, hoy pareciera convertirse en “estaremos peor”.
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Los argentinos debemos ser los únicos habitantes del mundo que tropezamos más de una vez, con la misma piedra. En este caso, con los mismos planes económicos y estrategias, que ya fracasaron con el menemismo, y después con el macrismo. Y lo peor, con los mismos protagonistas.
Los números de la economía que se conocieron recientemente son altamente preocupantes, pero además ya están causando problemas sociales que los especialistas aseguran, se agravarán en el segundo semestre.
“La parte más complicada para Milei aún está por llegar” advirtió hace algunas semanas The Economist; y acá los economistas más ortodoxos ligados al liberalismo advierten serias inconsistencias en el Plan Económico, y alguno de ellos, muy cercanos durante la campaña al Presidente Milei, se burlan por las redes de la anunciada “Inflación Cero”.
En sus viajes cada vez más frecuentes por el Mundo, solo para recibir galardones cuestionados o desmentidos en algunos casos, el Presidente suele tirar palos para los que lo critican, y hasta llegó a afirmar que debería recibir el Premio Nobel de Economía, por los resultados de su Plan Económico.
La pregunta que se hacen muchos, y nos hacemos los argentinos, es: ¿tiene el Gobierno un Plan Económico? ¿O solo el ministro Caputo, el Messi de las finanzas en otra instancia de la Argentina, aplica un plan financiero que solo disfraza cifras para batallar con el déficit cero?
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Sorprende que hasta asesores del Presidente, como el economista Fausto Spotorno, hayan asegurado que el Plan de Caputo es solo de transición y que después vendrá uno más mileista. Pero hasta el momento, se aleja la posibilidad de la salida del cepo, la dolarización ha sido abandonada y las variables económicas empeoran día a día. Y hasta el Fondo pareciera presionar al Gobierno para que aplique otras medidas, entre ellas, una nueva devaluación. ¿Sturzenegger hace precalentamiento para aplicar el Plan Mileista?
El Gobierno y el Presidente parecen estar en un callejón si salida. O al menos, no la ven o no la quieren ver. Tal vez, para que se sigan beneficiando los mismos sectores económicos de siempre, que han visto engordar sus bolsillos financieros en estos seis meses, con ricos cada vez más ricos, y pobres cada vez más pobres.
Y frente a todos los problemas económicos, hay un Presidente cada vez más aislado de la realidad, al que pareciera solo le interesa viajar por el Mundo para evadirse de los problemas del país, sin darse cuenta que los problemas siguen existiendo y lo esperan, en muchos casos más profundos, cada vez que regresa a la Argentina.
Al desolador panorama, se suma la ausencia total de una oposición organizada, que ofrezca esperanzas a los argentinos cada vez más desesperanzados. El Partido Justicialista, hoy prácticamente acéfalo, realizó un bochornoso Congreso en el mes de Febrero, cuya única decisión fue anunciar la constitución de una Mesa de Conducción Política, que pasados cinco meses, aún no se ha constituido. Y la Union Cívica Radical luce hoy cada vez más disgregada.
La hora exige que los partidos, como base del sistema democrático, se reorganicen en forma urgente. Que den respuestas alternativas. Y, sobre todo, que tengan en cuenta a la mayoría de los argentinos. El 2025, está a la vuelta de la esquina.
