El kirchnerismo ha sido una calamidad en todos los planos. Casi no ha habido lugar del Estado y de la política que no hayan arruinado por impericia, corrupción o ideologización idiota.
En política internacional, el lugar de Argentina en el mundo ha sido una de las cuestiones donde el desastre se ve con mayor claridad. Además, durante los años de Alberto Fernández se han visto todas las ideas perniciosas nacidas en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner: alianzas y amistad con lo peor de Latinoamérica, como son los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua o la servil relación ofrecida a Putin poniendo a Argentina como puerta de entrada de Rusia a Latinoamérica. Estos son sólo algunos de los innumerables ejemplos que se podrían dar al respecto.
Por supuesto, en esta materia, no se pueden soslayar los acuerdos espurios con Rusia durante la pandemia eligiendo, por alianzas políticas e ideológicas, la vacuna Sputnik que no había sido siquiera probada en su país de origen cuando llegó a los brazos de muchos argentinos (a cuentagotas), mientras en el resto del mundo los ciudadanos tenían a su disposición gran cantidades de vacunas que los gobernantes habían comprado imbuidos por una idea normal de mercado sin la contaminación política estrafalaria de los K.
La asunción de Milei empezó dando señales de normalización internacional en el mismo sentido que lo había hecho la gestión de Macri.
El nuevo gobierno ya aclaró que no ingresarán a los BRICS (acrónimo de Brasil, China, Rusia, India y Sudáfrica), que había sido un anuncio de Alberto Fernández hecho en el final de su decadencia infinita. El anuncio de Diana Mondino diciendo que pedirá el ingreso a la OCDE (organismo que tiene a EEUU, Reino Unido, Francia, México y Chile, entre algunos de sus estados miembros) ha sido un doble anuncio que va en camino de tomar una dirección virtuosa en las relaciones internacionales.
En los actos protocolares hubo un par de hechos simbólicos que también dieron un contundente mensaje al mundo acerca de cuáles son los lugares a los que el nuevo gobierno buscará conducir a la Argentina. Indudablemente, la presencia de Zelenski fue de gran impacto y puso a la asunción de Milei en el foco de la atención mundial. La invitación y la atención que se le dio al presidente ucraniano fue una jugada maestra en términos simbólicos.
La invasión rusa a Ucrania es un acto de barbarie humanitaria llevada adelante por el autócrata Putin y es, además, un acto más de un régimen que viola los derechos humanos permanentemente. El gobierno ucraniano viene resistiendo con valor y determinación y tiene el apoyo del mundo libre: EEUU, Europa y la OTAN.
Que Argentina se ponga claramente de ese lado es un gesto humanitario y de una gran inteligencia política. Pasamos de la actitud servil hacia Rusia que legó con el kirchnerismo, a estar del lado del mundo libre.
El otro hecho que resultó clarísimo y de una gran valentía mostrada por el presidente Javier Milei, fue aparecer rodeado por miembros de la comunidad judía y mostrarse con símbolos del judaísmo (le regaló una menorá a Zelenski). Estamos viviendo momentos en los que los antisemitas han vuelto a pedir la desaparición de Israel y los judíos han vuelto a sufrir ataques en distintos países del mundo.
Después del brutal e inhumano ataque que el terrorismo de Hamas perpetró sobre civiles en Israel, se han acrecentado los ataques antisemitas, que siempre están agazapados en el mundo, y hay permanentes mensajes y amenazas contra los judíos. La clarísima posición de Milei en defensa de Israel y el cariño que demuestra hacia los judíos es, en este momento, un espectacular mensaje hacia el mundo. Es mostrarse opuesto abiertamente al antisemitismo y eso tiene un extraordinario valor.
(Artículo publicado originalmente en el Especial Coleccionable «Milei Presidente», de Newsweek Argentina – diciembre 2023)
